Movimiento cívico contra al oficialismo hegemónico

  • Pablo Ruiz Meza
La sociedad civil opositora que acabe con la partidocracia y los despoje del control del Estado

El futuro de la oposición en México no está en los partidos políticos como el PRI, PAN, PRD o MC. El embrión opositor está en la sociedad con un movimiento cívico.

La previsión es de Dulce María Sauri, la exgobernadora yucateca priista; es lo más sensato que he escuchado de alguien del PRI, y con más razón viniendo de una política experimentada. De alguna manera tiene razón a lo declarado en una entrevista televisiva con el periodista Carlos Zúñiga.

A una semana de las elecciones federales y locales, concluidos los cómputos oficiales del INE, qué sigue para el país.   

En efecto, el futuro de la oposición al gobierno de Morena y sus aliados de la 4T en los próximos años va más allá de las elecciones intermedias o las presidenciales de 2030 del nuevo régimen, una oposición que esté por encima de la minúscula representación de partidos en el parlamento.

El país necesita de un movimiento cívico que no esté pensando en la “revancha” con Morena, la 4T o AMLO, sino que contribuya a darle un giro de 180 grados a la cultura política mexicana, frente a un régimen de continuidad del nacionalismo populista.  

México está en las mejores condiciones para el surgimiento de un movimiento cívico que con el poder de la sociedad pueda demoler la partidocracia y despojarlos del control del Estado.

Una sociedad civil capaz de refundar a la nación y despojarse del vetusto y anquilosado sistema de partidos políticos heredado de la Revolución Mexicana, porque el país ya no es el mismo.

Como ocurrió con el muro de Berlín, el movimiento cívico debe destruir desde sus cimientos el sistema político de partidos políticos diseñado por los caudillos y los generales mafiosos matones emanados de la lucha armada de 1910.

Una revolución cívica que destruya el establishment impuesto por las castas sociales corruptas que solo cambian de piel partidista cada sexenio: del PRI a Morena o del PAN al PRI; el PVEM del PAN a Morena; del PT a Morena; todos con el mismo origen posrevolucionario.

La oposición cívica no necesita de políticas como Xóchitl Gálvez Ruiz que la noche del 2 de junio de las elecciones presidenciales no le habló a los 16 millones de mexicanos que votaron por ella, sino que prefirió abdicar y rendirse ante la abanderada oficialista para “felicitarla” vía telefónica.

Además, la senadora con licencia inclinó la cerviz ante los líderes de los partidos políticos que la patrocinaron, porque la noche del 2 de junio hizo una aparición pública para mentir: declararse “ganadora” de las elecciones presidenciales.

Fue un error de la candidata opositora darle la espalda a los millones que votaron por ella, y sin exponer lo ocurrido antes y durante la jornada comicial, prefirió la llamada telefónica con la candidata ganadora, sin dar una explicación a los votantes de las razones de la derrota.

Xóchitl Gálvez, para terminar el desencanto con el electorado, 24 horas después de los comicios denunció la existencia de un “fraude electoral” y la impugnación de las elecciones federales, amenaza de la que se desistió por infundada, lo que exhibió los bandazos abrumados por la derrota.

Gálvez deberá aprender la lección y demostrar su apartidismo, porque actuó obedeciendo más a la inercia de las mafias partidistas del PRI, PAN y PRD.

La ex candidata presidencial debe entender que las dirigencias partidistas cupulares no tienen cultura como partidos de oposición, no se asumieron ni se comportaron como tales frente al obradorismo.

Los dirigentes nacionales del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas; del PAN, Marko Cortés, del PRD, Jesús Zambrano, y de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, nunca serán opositores porque son unos mercaderes de la política, en la medida que surgieron del mismo veneno del ADN que Morena, sus aliados y el resto de partidos del corrupto sistema político mexicano.

Que no le extrañe a Xóchitl Gálvez ni a los 16 millones de votantes que piensan distintos a Morena, que priistas como el sonorense Manlio Fabio Beltrones le den a la 4T los votos restantes para tener la mayoría calificada en el Senado, de no obtenerla en el conteo oficial de votos.

Beltrones, en plena campaña federal, fue comisionado por Moreno Cárdenas para establecer “puentes de negociación” con el equipo de Claudia Sheinbaum Pardo para un entendimiento parlamentario entre el PRI y Morena.

Hay tanta incongruencia de los dirigentes de la partidocracia, que el vetusto y ridículo político fosfo Dante Delgado, previo a las campañas electorales puso “en la mesa” de una entrevista radiofónica (con Joaquín López Dóriga) se retiraría de la política si no cumplía MC la meta de superar la votación del frente opositor.

El veterano político veracruzano de la “nueva política” de MC ni se retirará ni dejará de amasar una fortuna con el financiamiento público a su partido, así como los favores y las ganancias de gobernantes que se enriquecen en el cargo, como sucede con Samuel García, en Nuevo León.

Por estas y otras razones, un movimiento cívico de oposición como lo propone Dulce María Sauri, le pararía el alto a los dirigentes de partidos mafiosos que solo quieren el voto para sus intereses.

La partidocracia solo quiere votantes borregos, sin democracia participativa, votantes pasivos, sin que los líderes de partido pierdan el control de las candidaturas para ellos, sus familias y amigos para vivir del erario, postulándose como gobernantes, parlamentarios y regidores.

La clase media en la marea rosa, o la marea rosa de la clase media, debe depurarse y sacudirse de la ultraderecha y la partidocracia anquilosada, para darle la oportunidad a un parto terso a un movimiento cívico opositor propositivo y alternativo de una nación sin ataduras del autoritarismo.

X@pabl_ruiz
Face: Pablo Ruiz Meza
pabloruiz91516@gmail.com

 

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Pablo Ruiz Meza

Periodista con más de 30 años de trayectoria como reportero de staff, investigaciones especiales, corresponsal nacional, director editorial, autor de la columna "Nada personal" y colaborador en diferentes medios de comunicación multimedia.