Prisión preventiva oficiosa a extorsionadores

  • Facundo Rosas Rosas
El delito de mayor incidencia en años recientes es la extorsión, tanto telefónica y presencial

Nunca como ahora una propuesta de campaña rumbo a la Presidencia de la República había sido tan polémica y estado tan alejada de la realidad. Me refiero a la ofrecida por la candidata de la coalición “Sigamos haciendo historia” para sancionar a la extorsión con prisión preventiva oficiosa e incorporarla al catálogo de delitos que se persiguen de oficio.

Lo que no dijo con claridad es cómo le hará para castigar el delito que más se comete y menos se denuncia, es decir que tiene la mayor “cifra negra” porque prácticamente no se denuncia y por lo mismo goza de cabal impunidad.

Al respecto es oportuno mencionar que la “cifra negra” de extorsión es el porcentaje que resulta de restar el número de Carpetas de Investigación iniciadas en las fiscalías generales de Justicia de las entidades federativas respecto de las reportadas por el INEGI a través de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública cada año, que para los últimos cinco años registró un promedio de 99.8 por ciento.

Es decir que por cada 500 extorsiones que se cometen en el país, solo una se denuncia ante el Ministerio Público.

Pero si tomamos en cuenta que solo el 20 por ciento de las denuncias iniciadas terminan en la detención del probable responsable, el número de extorsiones que se cometen por cada detenido asciende a 2 mil 500.

Sin embargo, si partimos de la premisa de que solo el 20 por ciento de las detenciones terminan en sentencia condenatoria, entonces el número de extorsiones que se cometen por cada sentencia dictada es de 12 mil 500.

Si a esto no se le puede llamar impunidad entonces quiere decir que no nos hemos dado cuenta que el agua se entibia con el calor que genera el sol y habrá que inventarla.

Pero, además, para nadie es desconocido que el delito de mayor incidencia en los años recientes es la extorsión, en sus modalidades telefónica y presencial, en una proporción de 90 por ciento para la primera y 10 por ciento para la segunda, respectivamente.

De hecho, la modalidad que menos se hace del conocimiento de la autoridad es la extorsión presencial, también conocida como “cobro de piso” ya que es muy difícil reunir las pruebas (documentales y testimoniales) que exige el Ministerio Público para iniciar una Carpeta de Investigación, proceso al cual coloquialmente se le conoce como denuncia.

Cifras dadas a conocer el 14 de mayo del año en curso por parte del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que en el cuatrimestre enero-abril de 2024 se denunciaron 2 mil 765 extorsiones mientras que en el mismo lapso de 2023 se denunciaron 3 mil 478, equivalente a un incremento del 8.2 por ciento, sin perder de vista que esta cantidad corresponde únicamente al 0.2 por ciento de los delitos de este tipo que realmente se cometen.

Cabe subrayar que datos sobre las extorsiones cometidas en cifras absolutas y en tasa por cada 100 mil habitantes registradas en 2023 serán dadas a conocer el 11 de septiembre de 2024 por parte del INEGI cuando publique la ENVIPE 2024, con cifras de victimización e incidencia delictiva justo en las postrimerías de la actual administración, cuando el nuevo presidente no acaba de llegar y el saliente no se termina de ir.

Posdata de una sola ocasión. En el debate para diputado federal efectuado el pasado 18 de mayo, el candidato por el Distrito 10 de Puebla, Humberto Aguilar Coronado aludió a mi persona como alguien vinculado a actos de corrupción tomando como única referencia mis antecedentes laborales. Desde este espacio y de manera respetuosa le digo que si tiene pruebas de sus dichos que las presente ante la autoridad competente, de lo contrario que se ahorre sus calificativos, porque es muy fácil calumniar y difamar, pero muy difícil probar, y en mi caso he sido señalado y denunciado en diversas ocasiones por diferentes autoridades y en ninguna de ellas han podido probar absolutamente nada porque simple y sencillamente no existe sustento, todo ha sido de oídas, pero sobre todo derivado de fobias generadas por mi trabajo a nivel federal y estatal, que seguramente afectó intereses políticos y económicos.

Una máxima que he aprendido a lo largo de mi vida como servidor público es que si vas a hablar de alguien trata de documentarte y hazlo cuando esté presente preferentemente, pero si vas a hablar mal de él, trata de documentarte más y si está presente mejor. No hay nada que un buen diálogo franco y de frente no pueda resolver.

 

Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente la línea editorial de e-consulta.

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Facundo Rosas Rosas

Ingeniero por la UAM donde obtuvo la Medalla al Mérito Universitario. Estudió maestrías en Administración, así como en Seguridad Pública y Derechos Humanos. Fue capacitado en inteligencia y análisis en EU, Colombia e Iraq. A lo largo de 25 años ha sido servidor público en dependencias estatales y federales en materia de Seguridad Pública y Seguridad Nacional.