Inteligencia artificial para las masas

  • Lorenzo Diaz Cruz
“Oh inteligencia, soledad en llamas, que todo lo concibe sin crearlo…” (Muerte sin fin, J. Gorostiz

Seguramente casi todos hemos leído algo sobre el papel de la Inteligencia Artificial (IA) en la sociedad, que cada día parece ser más relevante. Incluso parece ser que hemos llegado al punto en que la IA se podría incorporarse a nuestras actividades cotidianas.

Para algunos, la IA parece ser una herramienta que abonará a favor de una sociedad más desarrollada, próspera y feliz, mientras para otros parece más bien un riesgo con características apocalípticas, un demonio que vendrá a esclavizarnos aún más dentro del sistema capitalista neoliberal.

En cierto sentido, la Inteligencia Artificial podría ser como el fantasma que habitó en el corazón de Palinuro (de México) “… para ofrecerle, como Atenea a Esculapio, dos redomas llenas de sangre: con una de ellas, podría resucitar a sus muertos queridos; con la otra, podía destruirlos y destruirse a sí mismo”.

Al nivel de la cultura popular, la IA ha sido presentada en el cine, y ha retratado un temor a las computadoras y su malévola inteligencia. Uno de los casos más célebres es la película “2001: Odisea en el espacio”, con una computadora tratando de tomar el control de una nave espacial. Más recientemente, hay otras películas como “Terminator”, muestran a los robots como criaturas con tantos poderes que representan un riesgo para los seres humanos. Aunque hay otras, como IA de Spielberg, que muestran un lado más amable de los robots, como  los únicos testigos que quedaran cuando ya no haya humanidad en la tierra, esos seres artificiales podrían recordar que alguna vez estuvimos aquí, en este tiempo.

En lo personal, puedo decir que sentí que algo importante había ocurrido cuando la computadora Deep Blue de IBM, logró derrotar por primera vez al campeón del mundo de ajedrez, Gary Kasparov. Aunque cabe recordar que luego Kasparov se recuperó, logrando ganar 3 partidas por 2 empates, para finalmente derrotar a Deep Blue por 4-2. ¡La mente humana estaba dando la batalla!

Una perspectiva más técnica y actual nos diría que una cosa es la capacidad de la computadora para realizar cálculos muy rápido, y otra es la posibilidad de razonar como lo hacen los seres humanos, algo que es cada vez menos frecuente en una sociedad perezosa y consumista, por cierto. De hecho, una búsqueda en google, nos dice que “La Inteligencia Artificial (IA) es la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano”. También leemos que la IA se refiere a las máquinas inteligentes, como aquellas “que están programadas para llevar a cabo determinadas tareas de forma automática, sin la necesidad de que los seres humanos supervisen su trabajo”.

Aún con las limitaciones de los sistemas conocidos, es impresionante lo que puede lograrse con la IA, con un programa que es capaz de corregirse y aprender por sí mismo.  El estudio de la IA es parte de las Ciencias de la Computación, y existen varias técnicas que califican como inteligencia artificial, desde las Redes Neuronales, Aprendizaje Profundo, etc., mismas que han sido usadas desde hace un tiempo, para realizar diferentes actividades, como el manejo de coches automatizados, la robótica especializada, para la gestión del tráfico, o incluso para la demostración de teoremas matemáticos.

Sin embargo, el mayor impacto mediático lo hemos visto en meses recientes con la aparición de la plataforma ChatGPT, un sistema que utiliza la IA para responder a los usuarios sobre preguntas de todo tipo. Lo mismo te puede escribir un ensayo sobre política, que crear un haiku a la ciencia, o un poema sobre el tiempo, al estilo de Borges.

Esa capacidad para realizar tareas de todo tipo, ha llamado la atención por su posible uso para cometer fraudes en la educación, ya que se podría usar para hacer las tareas, por mencionar un ejemplo. Dado que esos fraudes han existido desde antes de que se inventara la IA, bien podríamos dejar de preocuparnos sólo por eso, y más bien reflexionar sobre la manera más efectiva como la IA podría usarse en el sistema educativo.

Me parece que esta situación es parecida a la que vivimos aquellos que fuimos a la escuela primaria o secundaria, en los años 70 del siglo pasado, cuando se popularizó el uso de la calculadora. En ese tiempo se veía muy mal que un estudiante usara la calculadora todo el tiempo, era una vergüenza que no pudiéramos sacar una raíz cuadrada o realizar una operación laboriosa. Al paso el tiempo se aprendió, o al menos eso quiero creer, que lo primordial era aprender los conceptos matemáticos acerca de los números y las operaciones, para tener las ideas claras, y ya luego se podría usar la calculadora como una herramienta que nos permite realizar operaciones complicadas.

De manera análoga, me parece que el sistema educativo debería adaptarse al uso de estas nuevas herramientas. Quizás nos deba bastar con saber leer y escribir, comprender la lectura, pero dejar que la máquina realice las labores más tediosas, como buscar la información y presentarla de una manera coherente. Lo más importante vendría a ser como interpretar la información, juzgar el contexto o cómo puede aplicarse, así como analizar sus consecuencias.

Tal vez un sistema como ChatGPT nos va a permitir graduar la objetividad de un artículo de opinión de un periodista, simplemente comparándolo con uno redactado por la IA. Aunque es posible que dicho sistema va a reaccionar de acuerdo con la información que se le suministre, o incluso negarse a responder. Eso le ocurrió a un colega que preguntó a ChatGPT si el gobierno de Estados Unidos tenía algo que ver con el 9/11.

Por otra parte, junto con un colega, nos propusimos estimar el nivel actual de dicho sistema para lo cual le hicimos algunas preguntas de física cuántica. Notamos que el nivel de sus respuestas es como el de un estudiante de preparatoria.  Eso puede verse como algo para no preocuparse, o también para preocuparse. Pues ese es el sistema conocido, el que se ha desarrollado y comercializado con la tecnología actual. ¿Se imaginan las cosas que sabrá hacer en unos diez años, por ejemplo, cuando se pueda usar la computación cuántica?

Por supuesto estos temas son novedosos y polémicos, por lo que bien podrían haber distintas opiniones sobre el mejor uso de la IA. Lo que es seguro es que debemos informarnos bien, para poder abrir una discusión productiva entre todos los sectores de la sociedad.

Lo que es indudable, es que con todos estos avances tecnológicos estamos cumpliendo con ese proverbio chino que dice: “Ojalá te toque vivir tiempos interesantes”.

 

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Lorenzo Diaz Cruz

Doctor en Física (Universidad de Michigan). Premio Estatal Puebla de Ciencia y Tecnología (2009); ganador de la Medalla de la DPyC-SMF en 2023 por su trayectoria en Física de Altas Energías. Miembro del SNI, Nivel lll. Estudios en temas de educación en el Seminario CIDE-Yale de Alto Nivel (2016).