Este fin de semana se dio la visita del secretario de estado de los Estados Unidos Mike Pompeo, responsable de la política interna del país vecino. Los resultados fueron dados a conocer por el canciller Marcelo Ebrard, quien los manifestó como positivos.

El propósito de la visita fue dar seguimiento a los acuerdos del pasado 7 de junio en Washington, cuando se tenía previsto imponer aranceles a productos mexicanos. Se acordó que México se comprometería a contener el flujo migratorio de indocumentados centroamericanos.

A partir de los resultados mostrados por las políticas mexicanas, el secretario Pompeo no consideró necesario aplicar algún tipo de medida arancelaria en contra de nuestro país o de Tercer País Seguro entre ambos países, se acordó que la estrategia emprendida por México continuará otros 45 días.

Asimismo, se negoció la conformación de un grupo especial para recuperar los bienes y activos vinculados con Joaquín el “Chapo” Guzmán; mientras que nuestro país solicitó que el gobierno de los EEUU despliegue un operativo en conjunto con el gobierno mexicano para frenar el tráfico ilegal de armas, con lo que disminuiría los índices de violencia en México.

La visita de Pompeo fortalece la postura de colaboración del gobierno de México y libera presión en las relaciones de EEUU con Centroamérica por el tema migratorio.

Lo que podemos observar es que la política de contención instrumentada en la frontera sur ha sido exitosa, así como los programas de apoyo para arraigar a centroamericanos y disminuir las caravanas migrantes. Esto cumple con los acuerdos con Estados Unidos, independientemente que los resultados son benéficos para el presidente Trump quien retomará estas acciones como un triunfo y lo publicite para su campaña de reelección.

Irónicamente la crisis migratoria en los EEUU resultó benéfica para Trump, así como para el gobierno mexicano por el reconocimiento por el trabajo llevado a cabo en la frontera sur. Sin embargo, la polémica continuará ya que la oposición no vio con buenos ojos la ayuda a países centroamericanos. 

Esperemos que EEUU se de cuenta que las amenazas comerciales no son el camino para frenar los flujos migratorios ilegales, sino la colaboración con las naciones centroamericanas para que se desarrollen y que los ciudadanos tengan oportunidades en sus países de origen y no busquen más el sueño americano.