La crisis Estados Unidos-Irán

  • Román López Villicaña
La revolución derrocó a la monarquía iraní, fiel aliada de los Estados Unidos

Profesor tiempo parcial UDLAP

La confrontación entre Irán y los Estados Unidos, no es un asunto novedoso. Desde el triunfo de la revolución iraní de 1979, los dos países han entrado en una rivalidad con distinto matices de virulencia. La revolución derrocó a la monarquía iraní, fiel aliada de los Estados Unidos y de las potencias occidentales. Desde ese movimiento los Estados Unidos han impuesto sanciones y restricciones al nuevo régimen de la República Islámica tanto en lo político como lo económico. A pesar de que los intereses de ambos países coinciden tanto el Asia Central como en la Península Arábiga, no ha sido posible establecer un diálogo entre ambos partes, que lleve a un restablecimiento de las otrora activas relaciones.

La crisis actual que amenaza con llevar a un enfrentamiento entre la superpotencia y la potencia regional es continuación de esa confrontación, aumentada por el nuevo gobierno del presidente Trump. Dicha crisis puede resumirse en los siguientes puntos:

El abandono por parte de Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado con el presidente Obama, que impediría en lo general que Irán pudiera producir armas atómicas. Cabe agregar que dicho acuerdo no contemplaba limitaciones en la producción de cohetes de mediano y largo alcance, que hoy el presidente Trump utiliza para echar por la borda el acuerdo.

En abril el gobierno estadunidense declaró a la Guardia Revolucionaria Iraní (prácticamente el ejército) una organización terrorista.

EUA ha ampliado sanciones a aquellos países que aún compran petróleo iraní. Esto con el fin de provocar una crisis económica en el país, que pudiera llevar a un cambio de régimen.

El presidente Trump ha ordenado aumentar el número de efectivos del ejército a 120 000 soldados, (cuando no llegaban ya a 10 000), además de desplazar un portaviones y estacionar bombarderos B-52 en sus bases existentes en las monarquías petroleras de la región.

En reciente declaración en Tweet el presidente Trump dijo que si Irán atacaba intereses de EUA sería desparecido. Lo cual generó críticas a nivel mundial.

Irán por su parte, ha respondido:

Que suspende partes del acuerdo nuclear, dando a entender que producirá más uranio enriquecido, aumentando sus posibilidades de producir armas nucleares.

Ha amenazado con cerrar el estrecho de Ormuz, por donde circula un 30% de la producción petrolera del Golfo Pérsico.

Sin pruebas de que haya sido Irán; hace unos días 4 barcos petroleros sauditas han sido saboteados frente a la costa de los Emiratos Árabes Unidos; drones atacaron instalaciones petroleras sauditas, obligando al cierre de un oleoducto y otro ataque también con drones se perpetró contra otro oleoducto en el Emirato de Fuyaira, que es muy útil pues evade el estrecho de Ormuz, al tener costas en el Golfo de Omán.

Como puede observarse cualquier error puede desatar el enfrentamiento, Irán ha declarado que un portaviones en el Golfo es por lo estrecho del mar, un objetivo y no una amenaza. El endurecimiento de las políticas del presidente Trump, cuya precepción de Irán es el de una potencia expansionista, que apoya el terrorismo y trata de apoderarse del área, para expulsar de la misma los intereses de los Estados Unidos, parece ser errónea.

Irán por su parte, ante las sanciones estadunidenses, se ha visto obligado a abandonar el dólar como moneda para el pago de su petróleo, y ha pasado su comercio exterior a depender más del yuan chino y del rublo ruso. Con Europa todavía mantiene relaciones, pero si las sanciones norteamericanas aumentan, no le quedará mas que entregarse en los brazos de Pekín y Moscú.

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