El conflicto Arabia Saudita –Irán
- Román López Villicaña
La fecha que escogieron los asesores del Presidente Enrique Peña Nieto, para que lleve a cabo una gira por los países del Golfo Pérsico, es sin duda alguna mala. Irán país con el que se iniciaron y tenemos relaciones diplomáticas desde la época porfirista, podría tomar tal viaje como una afrenta, pues el presidente irá a Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, entre el 18 y 19 de enero y solo visitará esos países, pero no Irán, quien es la potencia regional por excelencia de esa convulsionada región. Es claro que dicha acción se tomará, como apoyo de parte de México a las violaciones de derechos humanos, y a la decapitación del afamado clérigo chiíta, Nimr al-Nimr ocurrida hace pocos días, y se tomará como respaldo de México a las políticas sauditas de apoyo a los grupos radicales en la guerra de Siria, apoyo a la descarada masacre de yemeníes por los Saudita, y apoyo a su política de no reducir su producción petrolera a pesar de lo deprimido de los precios en el mercado internacional, que tanto afecta a nuestro país.
El conflicto entre estos dos países deriva de su pertenencia a dos sectas islámicas distintas: sunnismo y chiísmo. Los sunitas son la mayoría de los musulmanes en el mundo, pero los chiítas son el 15% y se encuentran concentrados en Irán, Bahrein, Irak y Líbano. Irán es pues el representante por excelencia de esta corriente, además de ser la potencia del Golfo pues es un país con un fuerte nacionalismo, con un desarrollo medio, e interesantes desarrollos en lo nuclear y armamentístico. Los radicales sunnies odian a los chiítas pues los consideran casi idolatras, por su adoración y respeto a los descendientes directos del profeta Mahoma, como Alí y su hijo Hussein. Los chiítas nunca reconocieron a los primeros califas (sucesores del profeta) pues para ellos el poder en el naciente imperio musulmán, debía de estar en manos de la familia del profeta y no del padre de Aisha la esposa predilecta de Mahoma. Esto, mas los desarrollos posteriores llevaron a la separación de estas dos sectas, que han convivido bien a lo largo de la historia, aunque en tiempo recientes, luego de que los sauditas han financiado la expansión de su Islam wahabi a lo largo y ancho del mundo, los conflictos sectarios han comenzado a aparecer.
Irán ha servido durante mucho tiempo a los sauditas como chivo expiatorio, todos los males se les atribuyen a los chiítas del otro lado del Golfo e internos: disturbios mala administración, corrupción y similares son culpa de los chiítas que habitan la región petrolera mas rica del país, pero que son discriminados. Arabia Saudita tiene 83 años de existencia en tanto que Irán puede decir que tiene una historia de más de 2 500 años. No debemos olvidar que Irán fue uno de los primero Imperios en el mundo y, que a partir de su existencia, otros se han formado perfeccionando esas mismas bases. Hoy en México la diferencia entre los gobiernos de nuestros estados y las antiguas satrapías persas no son tan lejanas.
El Imán al-Nimr decapitado, había sido condenado desde principios de 2014, por el solo hecho de ser opositor al gobierno saudita, se retrasó su decapitación y se decidió hacer en el momento que los sauditas han considerado el más adecuado. Aunque debe decirse que al parecer es el peor, pues la decapitación ha traído protestas en todas las comunidades chiítas a lo ancho del mundo, más condenas de Estados Unidos, Europa y las Naciones Unidas. Hoy los sauditas intentan mediante esta acción alcanzar varios objetivos: 1) intentan obstruir la entrada en vigor del acuerdo nuclear Estados Unidos-Irán, lo que permitirá el regreso del Irán a la palestra internacional y normalizar sus relaciones con el resto del mundo, 2) desean los sauditas ocultar su fracaso para expulsar a Bachir el-Asad del poder en Siria. 3) tratan de ocultar su fracaso en Yemen donde ni los mercenarios colombianos contratados, pueden avanzar en el accidentado terreno de Yemen del Norte. 4) tratan de ocultar los crecientes gastos que han llevado el próximo años a un déficit de mas de 100 mil millones de dólares en el presupuesto nacional. Solo la guerra de Yemen cuesta alrededor de 6 mil millones de dólares diarios, esto sin contar los gastos crecientes en Siria.
En fin, consideramos por lo antes descrito, que el viaje del presidente Peña Nieto a la región no augura buenos resultados.