El voto tonto

  • Elmer Ancona Dorantes
Por esos gobernantes incompetentes.

Salgo de casa este sábado y encuentro un jetta blanco sin las cuatro llantas, prácticamente sobre el suelo; la dueña (mi vecina) no da crédito a lo que ven sus ojos.

Lo dejó estacionado en la puerta del edificio tan solo un par de horas, tiempo suficiente para que los malandros hicieran de las suyas. No regalaré mi voto a quienes toleran, sin pudor ni vergüenza, estos actos vandálicos.

Escucho hace pocos días en las noticias, una vez más, que el famoso Bicentenario, el transporte público que lleva a cientos de universitarios a sus escuelas, es asaltado por ladronzuelos que les arrebatan sus equipos electrónicos (laptop, celulares), sus billeteras, bajo serias amenazas. Ya no viajan seguros.

Mi voto no será para aquellos candidatos y partidos que, cobijados por gobernantes apáticos, mediocres, sordos y ciegos (políticamente hablando) hacen nada para frenar los actos delictivos que dañan a nuestros queridos jóvenes, sobre todo a los de la capital del Estado.

Reviso los medios de comunicación de la localidad y me topo con la espantosa noticia que ofrece esta semana el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp).

Puebla subió a nivel nacional en feminicidios, al pasar del séptimo al cuarto lugar en la tabla de criminalidad, con un total de 15 asesinatos en contra de sus mujeres.

El Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr), por su parte, tiene documentados 22 casos durante el primer trimestre del año, y por más que las diversas Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) claman un alto a estos ataques, las autoridades ni se inmutan. Callan de forma cobarde. No actúan.

Eso me obliga moralmente a dar un voto en contra en las urnas para esos candidatos, partidos y movimientos que se dicen defensores de las mujeres, pero no mueven un solo dedo para evitar se siga agrediendo a nuestras esposas, hijas, hermanas y amigas.

En lo que va de este año, durante el primer trimestre de 2019, en la ciudad de Puebla aumentaron los delitos 15 por ciento; tan solo en enero y febrero se registraron 4 mil 560 delitos: enero con 2 mil 302 y febrero con 2 mil 258.

El homicidio, casi siempre con saña y violencia, fue el delito de alto impacto con mayor aumento en la capital, ya que entre enero y febrero se disparó 223 por ciento; en enero hubo 13 y en febrero 29, para sumar 42 casos.

El robo es el delito que más se cometió en la ciudad de Puebla durante enero y febrero, con un total de 2 mil 171 casos; enero fue el mes con mayor incidencia con mil 100 casos.

Le sigue la violencia familiar con 499 casos, el abuso sexual con 53 y la violación sexual con 32 denuncias registradas. Ya no hablemos de los secuestros ni del “huachicol” porque seguimos en las mismas.

El discurso de las autoridades es de dientes para afuera; no hay congruencia entre lo que prometen durante su campaña a cuando ya son gobierno; se les olvida aplicar todo lo bueno que ofrecieron. Son gobernantes demagogos y mentirosos.

Sólo los tontos volverían a votar por los mismos políticos, por los mismos partidos, por los mismos movimientos que prometen mucho y nada cumplen. Por esos gobernantes incompetentes.

Hombres, mujeres y jóvenes

En el Estado de Puebla habitan más de 6 millones de personas, mitad hombres, mitad mujeres (aproximadamente); de ese total, millón y medio son jóvenes entre los 15 y los 29 años de edad.

Yo me pregunto si en las próximas elecciones todos estos brillantes, entusiastas y briosos jóvenes darán su voto a los candidatos y políticos mentirosos, cobardes, tibios, que prometieron cambiar la situación del Estado, de la ciudad capital, y no han hecho nada para lograrlo.

Quizá muchos de estos jóvenes argumentarán que todos los partidos, candidatos y gobernantes son iguales; que a todos les gusta robar y mentir, sin importar las siglas partidistas que representan. Coincido medianamente con ellos.

¿Por qué? Porque no todos los candidatos ni todos los políticos crecieron con la inmoralidad desbordada; habría que revisar cómo hizo su fortuna cada uno de ellos, qué puestos han ocupado y qué hicieron para beneficiar a los ciudadanos.

Daría pena ajena –e histórica- que los tres millones de mujeres poblanas avalaran con su voto el maltrato físico y psicológico que sufren sus congéneres, bajo el brutal silencio y enorme apatía que manifiestan las autoridades.

Sería una vergüenza que los tres millones de hombres que hay en el Estado no mostrarán entereza, valentía y entendimiento a la hora de votar; que con su voto sigan permitiendo que sus hogares sean desvalijados, que sus mujeres e hijos sigan siendo agredidos en los espacios públicos.

Hay que dejar atrás el voto tonto para dar paso al voto razonado e inteligente; es tiempo de elegir al mejor candidato, al más sano, al más capaz, al que ponga sobre la mesa las mejores propuestas. De que los hay, los hay.

¿Acaso como ciudadanos y gente de bien dejaremos nuestra seguridad, nuestro bienestar, el futuro de nuestros hijos en manos de políticos estafadores, tibios y mediocres? ¿Cometeremos ese gran error?

Ya falta poco para las elecciones; el tiempo de las campañas se acorta y como ciudadanos debemos razonar bien nuestra decisión. Por el bien de Puebla, por el bien de nuestras familias, digamos adiós al voto tonto.

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.