Mujer…

  • María de la Fe Torres Parada
Día internacional de la mujer, ¿qué gracia tiene? El tema de género. Balances.

Día internacional de la mujer…¿?, nunca le he encontrado “la gracia”; lo sé, soy extraña y me considero atípica cuando veo mi proceder y el de la mayoría de las mujeres de mi edad en este momento histórico.

Para empezar por lo que sé el día no es una celebración, sino una conmemoración por un suceso trágico en el que muchas mujeres perdieron la vida a consecuencia de  tratos de esclavitud… sin embargo, yo creo que sucesos así también fueron protagonizados por hombres y no entiendo por qué esos hechos han quedado “a la sombra”…

Escucho los argumentos de aquellas que se auto nombran feministas y no las acabo de aceptar, ni  de comprender, yo nunca he estado de acuerdo con el hecho de que un sexo, sí, sexo (porque tampoco estoy de acuerdo con el uso de la palabra género y el absurdo uso que se le ha dado desde hace varios años), esté por encima de otro y se me hace sumamente absurdo que se busque igualdad entre los sexos cuando somos tan extremadamente diferentes.

No, no somos menos que los hombres y tampoco somos más, somos diferentes y también complementarios, desde nuestras diferencias cada quien tenemos mucho que aportar, hay que ser honestos con nosotros mismos.  Hay muchas cosas que hombres y mujeres podemos hacer con la misma habilidad y hay otras muchas que para ellos son difíciles pero para nosotros no representan ningún esfuerzo y viceversa.

Mis alumnos se sorprendieron cuando un día me escucharon decir que estoy en contra de las cuotas de género y me preguntaron ¿cómo puede estar en contra si es mujer?... a lo que sin reparos les contesté: un puesto debe ser otorgado a la persona más capaz y preparada para desempeñarlo, no importa si es hombre o si es mujer. Es absurdo cómo las mujeres que han impulsado iniciativas de esa naturaleza en una “lucha” por obtener más derechos se auto limitan  sin darse cuenta de que solo luchan por la mitad de los escaños y eso deja fuera al resto de las mujeres que pudieran estar posibilidades de acceder a dichos puestos  (si son 100 lugares buscan que 50 sean para mujeres, pero ¿que pasa si en realidad son 60, 70, etc. las capaces de poder ejercer esas tareas? Automáticamente quedan fuera… muchas veces la lucha obstinada se hace contra molinos de viento.

¿Qué decir del lenguaje y de todo lo que se ha modificado en consecuencia? Un ejemplo de ello es el término feminicidio, como si antes el hablar de un homicidio hubiera sido de uso exclusivo para hablar de hombres… y para colmo ahora se castiga con más fuerza a quien atenta contra una mujer que a quien daña a un hombre, como si el valor del ser humano radicara en su sexo y no en su dignidad como persona.

¿Por qué a la mujer de hoy le resulta tan difícil entender que sensibilidad y debilidad no son lo mismo? Podemos ser sensibles y eso no nos hace menos,  podemos utilizar un lenguaje delicado y eso no nos convierte en ignorantes, podemos vivir sin estar buscando una competencia permanente y eso no nos convierte en fracasadas.

Si la mujer fuera capaz de reconocer su valor como persona no tendría que ir por la vida en el permanente intento de “demostrar” su fuerza, su inteligencia, su capacidad de llegar lejos o de “ser alguien” en los diversos ámbitos de la vida en que se desarrolla.

Cuando escucho que se habla de una mujer y dicen: la primera mujer en… ser astronauta, ser directora de orquesta,  lograra determinada hazaña etc., me surge la duda: ¿lo hizo porque es lo que quería hacer o por demostrar que una mujer también puede? Si fue por la primera causa me parece una legítima motivación, sin embargo si fue “poner el alto a las mujeres” considero que pierde el sentido profundo y se vuelve algo frívolo que no buscaba sentido  trascendente sino superfluo y por ende también un tanto “banal”.

Ser mujer es mucho más que ser “luchona”, más que ir a una manifestación a exigir derechos, es más que andar por la vida gritando: “ni una menos”; ser mujer se trata  aceptar el enorme compromiso que implica utilizar nuestras virtudes para ponerlas al servicio del bien común, es reconocer aquello para lo que tenemos más facilidad y aceptar aquello en lo que tenemos que pedir ayuda para alcanzar o realizar; ser mujer no es estar en contra de los hombres ni sentirse por encima de ellos, es aceptar que somos una pieza clave pero no el rompecabezas completo de eso que conocemos como humanidad.

De eso se trata… y por eso sigo sin entender 

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María de la Fe Torres Parada

Docente universitaria egresada de la licenciatura en Ciencias y técnicas de la comunicación por la UNIVA y maestra en Gestión del talento humano por la  Universidad Panamericana, docente diversas materias en el área de comunicación, con experiencia en periodismo y comunicación organizacional y gubernamental. Crítica, directa, aficionada a la fotografía, fiel creyente de que se puede hacer de México un mejor país y del mundo un mejor lugar para vivir