Minorías creativas para el cambio social

  • Juan Martín López Calva
Nuestro país se encuentra en una profunda crisis social

“Los agentes pueden llamarse una sucesión de personalidades creativas. Puede darse toda una transformación de una situación social si hay una sucesión de personalidades que no estén sólo hundidas en la situación existente, inmersos en su rutina, funcionando como dientes de un engranaje, captando muy poco las oportunidades, carentes de arrojo. Ellas se retiran, tal vez aun físicamente, pero si no, al menos mentalmente. Ellas están desapegadas; debido a su desapego pueden ver cómo pudieran ser diferentes las cosas. Puede contárselas como cero a la izquierda cuando están retiradas, pero cuando retornan transforman el mundo”.

Bernard Lonergan. Filosofía de la Educación, p. 38.

Nuestro país se encuentra en una profunda crisis social. Se trata de un momento especialmente complicado porque nos encontramos en un punto de tensión cada vez más fuerte y polarizante entre una democracia que no acaba de nacer y un sistema caduco que se niega a morir y juega sus últimas cartas para mantenerse en funcionamiento.

Se trata de una crisis estructural profunda en la que nos estamos jugando la posibilidad de construir un futuro más equitativo, pacífico y humanizante frente al peligro real, vivo y operante de un retorno al pasado autoritario, corporativo y centrado en la corrupción y la impunidad.

Los hechos vividos en las semanas recientes –renuncia del Procurador de Justicia, remoción del fiscal para delitos electorales, aprobación de una ley regresiva sobre los derechos de las audiencias, etc.- apuntan a que esta batalla está siendo ganada por las fuerzas regresivas que buscan restaurar el viejo régimen que creíamos haber superado.

Una dimensión muy grave, tal vez la más peligrosa es la de la desmoralización colectiva que estamos padeciendo. Porque la crisis económica o política pueden enfrentarse y combatirse con posibilidades de éxito si existe un deseo compartido de vivir humanamente, una energía social que crea en las posibilidades de transformar el estado actual de las cosas, pero si la sociedad experimenta una baja moral, un desánimo que asume como prácticamente imposible el cambio, lo más probable es que la situación continúe degenerándose progresivamente.

En el capítulo sobre los diferenciales y la integración del bien humano de su libro Topics in Education (traducido al español como Filosofía de la Educación), el filósofo canadiense Bernard Lonergan plantea que el cambio social se genera a partir de un proceso de generación de nuevas ideas que se van diseminando a través de toda la estructura social. Se inicia cambiando la situación en un punto, pero ese cambio de situación va teniendo repercusiones en otros campos de la sociedad, de manera que empiezan a surgir nuevas ideas por doquier. De esta dinámica va resultando un incremento en el bien-estar de la gente y eso afecta todos los aspectos del bien humano. “el flujo de bienes particulares se hace más frecuente, más intenso, más variado; se produce un nuevo equipo; se remodelan las instituciones; se proporcionan nuevos tipos de bienes; la sociedad goza de más democracia y de más educación; se forman nuevos hábitos…”  lo que da como resultado un círculo virtuoso que apunta hacia la transformación social orientada por la búsqueda del bien común.

Los agentes de esta generación de nuevas ideas son las personalidades creativas. Se trata de minorías de personas que no se conforman con estar hundidas en la situación existente y funcionar como una especie de engranes en la compleja maquinaria del sistema autoritario, injusto y generador de desigualdad.

Si bien se trata de grupos minoritarios, si se les compara con la totalidad de la población, su compromiso con el desarrollo de la inteligencia y su capacidad de generar ideas innovadoras produce una energía positiva que va incidiendo de manera exponencial en la dinámica social, produciendo cambios positivos que antes de que se plantearan las ideas creativas hubieran sido impensables.

Para poder imaginar posibilidades distintas al funcionamiento actual, las minorías creativas tienen que vivir una etapa de retiro físico o mental. Cuando están retiradas, como afirma Lonergan, puede considerárseles como un cero a la izquierda, son imperceptibles y no se piensa que puedan aportar nada bueno. Pero cuando retornan son capaces de transformar el mundo.

México necesita hoy más que nunca de estas personalidades creativas que sean capaces de transformarlo. Grupos con nuevas ideas que se rebelen ante el destino impuesto de funcionar como engranes de la maquinaria de regresión del viejo sistema político corrupto e impune y que sean capaces de ir generando ideas nuevas que vayan contagiándose en todo el tejido social y transformando las instituciones y su funcionamiento.

¿Están ya estas minorías creativas en un retiro físico o mental trabajando en la incubación de las nuevas ideas que salven al país del retorno al pasado al que quieren llevarnos los viejos grupos de poder? ¿Aparecerán personas y grupos creativos capaces de transformar las cosas durante este proceso electoral recién iniciado que parece plantearnos un escenario de total desesperanza?

Es difícil responder a estas preguntas sobre el escenario político cercano. Sin embargo, lo que es cierto es que los educadores deberíamos empeñarnos en ser parte de estas personalidades creativas que se niegan a reproducir el viejo sistema y se esfuerzan por generar ideas novedosas que transformen las realidades en que tenemos influencia para generar esta ola de transformación.

Lo que deberíamos ver como irrenunciable es nuestro compromiso por formar a las personalidades creativas del futuro, nuestra vocación para formar a las personalidades que sean capaces de incidir a partir del desapego, la imaginación crítica y el compromiso responsable en la transformación de este país en riesgo de retornar al pasado que nos quieren vender como destino inevitable.  d que er como irrenunciable es nuestro compromiso por formar personalidades creativas que sean capaces de regenerar esta realidad.

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).