Voto presencial en el extranjero: experiencia consular

  • Leobardo Mendoza Castillo
Los mexicanos exigieron ejercer su derecho a votar, y participar en las decisiones de su país

Era la noche previa a la jornada electoral. Daban las nueve de la noche cuando las y los ciudadanos mexicanos comenzaron a formarse para ejercer su derecho al voto de manera presencial en el Consulado de México con sede en Los Ángeles, California en Estados Unidos de América, uno de los veinte consulados en ese país, adicionales a los de Montreal, Canadá, París, Francia, y Madrid, España.

Nuestros connacionales llegaban solos o acompañados, incluso en grupos, entre los cuales se podían ver personas adultas mayores y personas con discapacidad. A la derecha de las puertas del consulado se veían formadas las personas que se habían registrado entre el 1 de septiembre de 2023 y el 25 de febrero de 2024, que sirvieron al INE como parámetro para calcular la posible afluencia que se recibiría y a la izquierda las personas sin registro previo a las que el INE abrió la posibilidad de ejercer su voto para maximizar la participación de la ciudadanía.

Entre las filas se escuchaban las experiencias de nuestros connacionales sobre su participación en las elecciones en México. Se podía percibir nerviosismo, fiesta y ansiedad por el inicio de la votación. Platicaban sobre las diversas formas de participación que se habían implementado en años anteriores por el Instituto Nacional Electoral como la vía postal desde el Proceso Electoral Federal 2005-2006 y electrónica por internet desde 2021, y presencial en forma de prueba piloto en 2023 para las elecciones de gobernador de los estados de México y Coahuila; sin embargo, querían hacerlo de forma presencial pues era una forma de conectar con México y sentirse, aunque fuera por un día en su tierra natal, esta fue la primera vez que se podría votar para Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, senadores de representación proporcional y para seis gubernaturas y una jefatura de Gobierno  (Chiapas, Ciudad de México,  Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla y Yucatán) y diputaciones  de la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y Oaxaca.

El día había llegado. El 2 de junio del 2024 a las seis de la mañana se abrieron las puertas de las instalaciones del consulado para el ingreso de los tres funcionarios del INE, así como dos de los OPLES de Chiapas y Jalisco; posteriormente, ingresaron los cuatro funcionarios del Módulo Receptor de Votación, el presidente y tres secretarios; más tarde ingresaron siete personas de apoyo en el extranjero, los representantes del PAN, PRI y Morena, dos observadores electorales, y representantes de más de una decena de medios de comunicación presentes en ese momento.

A las seis treinta de la mañana el Módulo Receptor de Votación del consulado ya estaba completamente instalado y listo, contaba con cuatro dispositivos que contenían las listas nominales de electores para la identificación de la ciudadanía y nueve dispositivos para la emisión de la votación, es decir, urnas electrónicas.

A las siete de la mañana en punto, dio inició la votación con el ingreso de diez personas registradas, entre las que había personas adultas mayores y personas con discapacidad. El proceso resultaba novedoso para los participantes.

Los funcionarios del Módulo Receptor de la Votación revisaban en el sistema que los ciudadanos contaran con su credencial para votar vigente y que no tuvieran marcado su dedo pulgar. Posteriormente, conforme al protocolo de votación, se les informaba a las personas que podrían votar por Presidencia de la República y por senadurías, así como por las elecciones locales a las que podrían votar de acuerdo con su entidad de origen, mientras se grababa una tarjeta de acceso que introducirían en la urna electrónica.

La primera persona en votar requirió más de quince minutos para hacerlo en la urna electrónica. Los medios captaron imágenes de la alegría que mostraba al tiempo que alzaba su dedo pulgar entintado y su credencial para votar. Reconoció el trabajo del INE y exigía hacer el proceso más ágil, difundir con mayor anticipación las diversas modalidades de votación desde el extranjero, así como apoyar a las personas en el proceso de votación debido a que muchas eran adultos mayores.

Algunas personas mostraban nerviosismo, no sabían que la votación fuera mediante urnas electrónicas. Sus líderes les habían informado que sería como en México, es decir con boletas impresas y hasta atender a la última persona en fila al cierre de la hora de la votación.

En repetidas ocasiones se solicitó al Presidente autorización para auxiliar a la persona electora, tanto para leer la boleta como para realizar la votación. Las filas de identificación avanzaban con rapidez, no así las de la votación. Las personas electoras no cerraban la sesión y se tenía que reiniciar los equipos dejándolos sin funcionar minutos valiosos.

Al salir del consulado las personas que habían ejercido su sufragio eran recibidas por ciudadanas y ciudadanos que coreaban “¡Sí se pudo!, ¡si se pudo!”, incluso para hacer más agradable la espera de vez en cuando cantaban el “Cielito lindo” y el “Himno Nacional”, además de ondear la bandera nacional. Estaban organizados, sus líderes los invitaban a cantar, y a expresar sus preferencias electorales. Era en verdad una fiesta cívica que incluía el compartir antojitos mexicanos. El presidente del Módulo Receptor de Votación consideró que, debido a que las expresiones de simpatía a un partido o coalición no se escuchaban dentro del recinto de votación, resultaba improcedente suspender la votación.

Mientras tanto, la fila de las personas no registradas avanzaba lento debido a que se estaba dando preferencia a las registradas. Aquellas comenzaron a exigir mayor rapidez. Seguían llegando más personas a querer votar. Debido a las multitudes que estaban en las calles aledañas al consulado, la policía se hizo presente; no había violencia, pero se tomaron previsiones para evitarla. De pronto un helicóptero de la policía local sobrevoló alrededor de las instalaciones. En la televisión se transmitían imágenes de multitudes queriendo votar; se había rebasado la capacidad instalada.

El personal de apoyo en el extranjero revisaba en la fila que la credencial fuera vigente y que no estuviera marcada. Apoyaban a organizar la fila y a orientarlos sobre el proceso de votación en las urnas electrónicas. Algunas personas que esperaban ingresar al área de votación reconocieron a este personal como líderes de sus comunidades. Confiaron en ellos porque sabían que eran de los suyos, paisanos de su tierra, en suelo extranjero.

Eran las quince horas y la multitud pedía que se ampliara el horario de votación, así decían que había sucedido en España y Francia de acuerdo con lo que se publicaba en las redes sociales. Las personas seguían votando, pero había muchísimas más fuera del consulado que esperaban su turno.

El reloj mostraba las cinco de la tarde. El sistema cerraría de forma automática a las cinco treinta. Entraron las últimas diez personas a ejercer su voto. Personal del INE informó con el uso de bocinas que la votación había concluido. Se les invitó a retirarse en calma. Se escucharon rechiflas y gritos de descontento. “¡Queremos votar! ¡Queremos votar!”, se escuchaba cada vez más fuerte. La policía se acercó aún más a la sede consular. Las personas comenzaron a dispersarse. Algunas eran invitadas por sus líderes a trasladarse al parque MacArthur ubicado al lado de la sede consular para proseguir con su manifestación pacífica. La fiesta seguía. La bandera nacional encabezaba la marcha. Fue el clímax de la jornada electoral.

Finalmente, en el Consulado de Los Ángeles votaron 828 personas. Se habían registrado 1,362. Adicionalmente, cada sede consular tenía hasta 1,500 espacios para votar sin registro previo, con credencial tramitada en el extranjero o en México.

En dicho consulado se han expedido, con corte al 20 de mayo de 2024, 185,395 credenciales para votar de las 1,585,947 que se han expedido desde el extranjero a nivel global.

Los resultados de la votación desde el extranjero fueron los siguientes: 82.3 por ciento de las personas registradas en la Lista Nominal de Electores en el Extranjero participaron en la elección presidencial; esto es, 184,326 de un total de 223,970 votaron el 2 de junio de 2024, la mayor cifra de la historia. Por modalidad de votación se observa lo siguiente: 122,497 electrónica por internet, 39,586 postal, y 22,243 presencial.

No obstante que el número de votantes bajo la modalidad presencial fue el menor, el impacto que tuvo en los medios de comunicación resultó mayúsculo. Muchas de las personas de origen mexicano se hicieron visibles; se restablecieron lazos de amistad, cooperación y pertenencia.

Los mexicanos en el extranjero exigieron ejercer su derecho a votar, y con ello participar en las decisiones políticas del país para fortalecer nuestra democracia. Sin duda, se tiene que revisar de manera integral el modelo de votación presencial para adecuarlo a las características del perfil del votante y su implementación en los diversos consulados de México en el mundo a fin de hacerlo más eficiente.

 

* Moisés González Villegas, líder de proyecto normativo del Voto de los Mexicanos residentes en el extranjero, A y Leobardo Javier Mendoza Castillo, director de Operación y Seguimiento de la DERFE.

 

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Leobardo Mendoza Castillo

Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y maestro en Gobierno y Asuntos Públicos por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Actualmente es director de Operación y Seguimiento de Módulos del Instituto Nacional Electoral (INE).