Los humanos no hemos dejado de evolucionar
- José Ramón Eguibar Cuenca
Sir Charles Darwin puntualizó que la selección natural era como un grano de arena adicional en un platillo de una balanza llena de granos de arena y ese rasgo si tiene ventajas competitivas dominará en la siguiente generación. En las poblaciones humanas este grano se esconde en los millones de nacidos y los que han muerto, sobre todo en aquellos niños que mueren a edades tempranas y que provienen de familias con altas tasas de mortalidad de ciertos tipos de enfermedades.
En un estudio realizado por las autoridades de salud en Framingham, Massachusetts, en los Estados Unidos de Norteamérica desde 1948 a la fecha han mostrado que en este grupo de personas se ha hecho un seguimiento de los niveles de azúcar (glucosa) y colesterol en sangre con el riesgo a padecer enfermedades cardiacas. También han evaluado variables antropométricas básicas como talla, peso y edades de reproducción. De estos estudios han podido mostrar que las mujeres con estaturas más bajas y aquellas con peso por arriba de la media tienden a tener más hijos, a edades más tempranas. ¿Pero esto tiene que ver con algún tipo de composición de sus genes? Desgraciadamente no lo sabemos, pero eso es fundamental para entender a cabalidad las causas que predisponen a la diabetes mellitus tipo 2 o a la obesidad.
Pero lo que sí sabemos es que ciertas variantes de alteraciones de la hemoglobina, el pigmento que le da el color a los eritrocitos, como Duffy o la ovalocitosis, o la más conocida enfermedad de células falciformes, dado que cambia la forma bicóncava que caracteriza a los eritrocitos, que son más frecuente en el África subsahariana, correlacionan que es más frecuente la malaria. Los afectados de estas variedades de hemoglobina son más resistentes a la malaria, lo que les da una ventaja evolutiva ya que pueden sobrevivir en un ambiente donde es más probables infectarse con el parásito que la produce el Plasmodium.
Otro carácter que ha caracterizado la evolución humana en la persistencia de la enzima lactasa que degrada a la lactosa, el azúcar de la leche, en sus componentes: glucosa y galactosa. Sólo en los países europeos nórdicos y al oeste de Europa y algunos grupos de África muestran esta persistencia que se asocia al proceso de domesticación del ganado vacuno o de los camélidos (camellos y dromedarios) que se asocia a la ingesta de leche a lo largo de la vida. De hecho en estas comunidades muestran una edad de menarca (primera menstruación) y tasas de fertilidad (número de hijos y espaciamiento entre hermanos) más grandes que aquellas poblaciones que no muestran persistencia de la lactosa. Claro la vida moderna permite tener leche sin lactosa y este problema permite evitar la diarrea que causa la falta de esta enzima.
Pero es claro que la evolución es un factor importante en cómo progresan las especies y los ejemplos como los mencionados son importantes para comprenderla a cabalidad la enorme fuerza de este proceso.
[El autor es Director General de Investigación de la VIEP-BUAP]
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Médico de profesión, maestro en Ciencias Fisiológicas por la BUAP y doctor en Neurociencias por el CINVESTAV del IPN. Es miembro del SNI y de la Academia Nacional de Medicina. Actualmente es director General de Internacionalización de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.