Mientras tanto, el desarrollo en Puebla a la deriva

  • Juan Manuel Aguilar
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La semana pasada los medios de difusión dieron a conocer que el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (primero de 2014) del INEGI, refleja  procesos de rezago en la actividad económica del estado de Puebla, comparado con el resto de los estados del país.

Lo de menos es reproducir aquí los valores identificados. Creo más importante citar que el dato confirma la tendencia con que coinciden las más recientes mediciones nacionales INEGI y CONEVAL, e internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la  Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), respecto del rezago en el desarrollo económico en Puebla.

No creo que sea relevante tampoco si Puebla está en el primero o último lugar en la medición de la pobreza o en unidades automotrices exportadas. Tal vez lo importante sea que cada uno de los residentes en nuestra entidad federativa estemos conformes con las condiciones en que estamos viviendo ahí en el medio rural, otros en el urbano o en la metrópolis. Sin embargo las mediciones externas sobre la distribución de la riqueza que genera la actividad económica local, exhiben tendencias de avance en la desigualdad de bienestar en todo el territorio poblano.

Por supuesto que nadie quiere vivir en situación de pobreza, pero quienes padecen tal condición no encuentran los caminos para superarla; esta tarea debería procurarla el estado. Estoy convencido que si cada municipio conociera con precisión cuáles son y dónde están las interferencias a superar para mejorar sus condiciones locales, otro gallo cantaría. Sólo que en nuestro estado no se genera información social, económica y ambiental local, provocando con ello que los ciudadanos desconozcan los caminos para superarse y los costos del esfuerzo para cada municipio. Si así se hiciera, se estaría impulsando el desarrollo local y promoviendo la generación de riqueza.

La administración estatal actual ha resultado ser una completa desilusión; las actitudes de gobierno asumidas desde el 2011 de ninguna manera han podido mover tan sólo un punto porcentual de avance en el desarrollo de los municipios rurales. Los intentos de gestión realizados por los presidentes municipales se han topado de frente con tratos de soberbia, despotismo, arbitrariedad, incompetencia, indiferencia, corrupción y proclividad a la mentira.

Por ejemplo, los dineros federales para los municipios se negocian en beneficio de los intereses de los funcionarios en la capital, de manera que cuando hay recursos de inmediato es el gobierno del estado quien determina qué obra se hará, misma que por supuesto se administra desde la capital, sin importar si se necesita o no para promover la superación de las condiciones económicas, sociales o ambientales del municipio. La justificación pública del gasto es ya tarea de la práctica oficiosa del maquillaje en la comunicación. Lo mejor que le puede pasar al municipio es que algunos trabajadores locales se incorporen temporalmente como peones durante la ejecución de la obra.

Como el anterior, hay un sinnúmero de espacios que se cierran a la autonomía municipal para decidir su desarrollo, induciéndolos a depender de las disposiciones del gobierno estatal en la capital. Así no se puede superar la situación de pobreza que guardan más de 3.7 millones de poblanos en nuestro territorio.

Desde esta plataforma de observación, pueden advertirse señales precursoras de actos de reclamo social en las comunidades rurales. Sus habitantes no están conformes con vivir en la situación en que lo hacen y buscan espacios para superarla, pero no encuentran salidas. Están condicionadas por gobierno del estado ya sea por ineficiencia, perversidad, estrategia política o económica. O por todas ellas juntas.

Así las cosas, el tiempo en que deba surgir la ingobernabilidad entre la población depende de la capacidad de cada comunidad para soportar su situación; unas aguantan menos y por ello no deben ignorarse los motivos que provocan la respuesta social ante un escenario que estrangula su derecho a la libertad para superarse. Tampoco puede ser esta sociedad por ello, criminalizada, cuando se manifiesta por cualquier medio en defensa de su sobrevivencia.

En estas condiciones en mi opinión, el desarrollo del estado de Puebla va a la deriva y no podrá superar este escenario tal y como lo muestran las mediciones externas, porque los costos comprometidos por la mala administración estatal actual son ya muy altos en términos financieros, sociales, económicos y ambientales para el futuro del corto, mediano y largo plazos. Estas facturas tendrán que seguir siendo pagadas por los hijos y nietos de los residentes actuales en todo el estado de Puebla.

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Juan Manuel Aguilar

Consultor independiente e Ingeniero en Ecología. Cuenta con una maestría en Estudios Regionales de Medio Ambiente y Desarrollo, y es Doctor en Medio Ambiente y Territorio. Ha sido Presidente del Colegio de Profesionales en Medio Ambiente y Desarrollo, A.C., Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Ecología del Estado de Puebla e integrante del Consejo Ciudadano de Ecología del Municipio de Puebla.