Peña Nieto, sin nadie que lo defienda en Puebla

  • Alejandro Rodríguez

En Puebla, el presidente Enrique Peña Nieto está solo.

No hay nadie que lo defienda. Nadie que salga a decir que lo que hace, lo que hará o lo que ya hizo, está bien.

No importa el puesto que se tenga. Por igual los diputados locales priistas que los federales del mismo color o los inservibles delegados. Ni uno sólo saca la cara por el primer tricolor del país.

Por eso cada día no falta el medio de comunicación escrito, el columnista, el conductor de noticiero radiofónico o de televisión, que todas las culpas las manda directo para Los Pinos. Así, de poco sirven los golpes de impacto del gobierno federal. El golpe a Elba Esther o al Chapo ocuparon poco espacio en la agenda local y se olvidaron pronto.

Pero en cambio, ¿si falta dinero en los hogares?, es culpa del Presidente.

¿Que si las escuelas están mal?, es culpa del Presidente

¿Qué si el narco se asoma?, es culpa del Presidente.

Por esta razón es que en una oficina de Los Pinos, la del joven y poderoso Aurelio Nuño –jefe de la Oficina de la Presidencia de la República-, un reporte sobre el porqué de la mala popularidad de Peña Nieto en Puebla es revisado con detenimiento.

El texto, encargado a la par por SEGOB, forma parte de un estudio que analiza lo que ocurre con la imagen presidencial en los estados donde el PRI no es gobierno y en el que a decir de malas compañías que lo conocen, no tiene desperdicio.

En él se especifica que toda figura que ostenta un cargo de la administración federal en Puebla o un puesto de elección popular, ve sólo para intereses personales o actúa en sumisión al gobernador por miedo o conveniencia. Que son tres los delegados –Vanessa Barahona, del Trabajo; Juan Manuel Vega Rayet, en SEDESOL; y Humberto Aguilar Viveros, en CONAFOR- quienes tratan de colocarse en medios para perfilarse en la búsqueda de una diputación federal, pero lo hacen de manera pobre y deficiente.

Tras estos contados casos, los demás delegados resultan inexistentes. Son incapaces de posicionar sus temas en la agenda mediática y social y se quedan callados cuando algún ataque existe al gobierno federal y al Presidente a pesar de que se tocan áreas que les competen.

Con esos amigos, para qué quiere enemigos el hombre de Los Pinos.

Tras el análisis, en resumen el texto de dejan claros un par de caminos que deberían ser seguidos si quiere mejorarse la percepción presidencial de cara a las elecciones federales del próximo año en un estado donde el Revolucionario naufraga:

1. Retomar la idea de un delegado local o regional de comunicación. Que no esté sólo para contratar espacios publicitarios, sino para recordarles a los concesionarios de radio y televisión que la señal sobre la cual transmiten es federal. El problema aquí, ha sido la falta de alguien con el perfil necesario para hacer esta tarea “de capa y espada”.

Y 2. Recordarle a los “padrinos” de los delegados para quién trabajan y a quién se deben. De no entender esto, será necesario empezar a posicionar en corto plazo nuevos nombres en las diversas oficinas y darle así las gracias  a quienes ni trabajaron bien, ni se posicionaron, ni ayudaron a su verdadero jefe. La elección venidera, será el mejor motivo para operar ya. Algunos delegados –muy pocos – podrán ser candidatos enviados a ganar o al matadero. Los demás, deberán esperar nuevas oportunidades.

La misión no es fácil. La calificación presidencial en Puebla deberá subir por lo menos a los 6 y medio puntos para finales de año, pues esa popularidad podría aprovecharse para ser base de triunfo en algunos distritos electorales poblanos.

Vaya tarea pues, que tienen allí, en esa oficina de Los Pinos.

PD. El informe nada dice acerca del hermano del diputado local priista –amigo del Presidente- que está siendo mencionado para hacerse de la presidencia del equipo de futbol del Puebla F.C. ahora que se asegura que Jesús López Chargoy dejará el cargo.  

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