Poder y Placer sexual

  • Raymundo Alfaro Pérez
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El caso del depuesto dirigente del PRI en el Distrito Federal Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, involucrado y señalado como el responsable de una red de enganchamiento de mujeres a las cuales contrataba para que le satisficieran sus instintos de sadismo sexual, es una caso nada menor que merece el análisis de varios factores que se dan alrededor de tan condenable conducta constitutiva de varios delitos sancionados por la ley.

Lo cierto es  que a lo largo de la historia, el sexo siempre ha estado vinculado con el poder de una u otra forma. Y que derivado de este conflicto se da el abuso de la mujer, vista como mercancía, la cual se puede comprar, humillar y denigrar e incluso contratar para que sea la propia enemiga de otras mujeres a las cuales les tratara de convencer de lo redituable que resulta el negocio de vender el cuerpo al jefe.

Derivado de este hecho vergonzoso y otros más que se han dado en la esfera de lo público, involucrando a varios actores de la clase política. Se puede decir que la prostitución política es traicionar el valor y la vocación humana de servir, como clara muestra de ausencia de educación y civismo. Por lo tanto es desvirtuar la idea de servicio humano, particularmente de elites de gobernantes, de lo que se deriva, que un político necesitado de placer comprado, es un miserable. De ahí que la prostitución viene a ser directamente proporcional a la producción de demagogia.

Ser rameros de la vida colectiva es traficar con la voluntad de desesperados hambrientos, negociar con despensas, amenazas, falsedades e ilusiones, es comprar votos y prostituir la democracia, así como a la libertad y a la idea de progreso.

Prostitución es explotar y lucrar con la ausencia de memoria, de ignorancia absoluta de la historia, una sociedad hambrienta de todo, desesperada en la oscuridad, confundida, desorganizada por los medios de comunicación generadores de los burdeles de primer mundo y que cada sexenio asaltan a la población con la ley del garrote en la mano, esta ley del más fuerte, la que presiona más y machaca mentiras grandes y pequeñas presentadas como las grandes reformas transformadoras, hasta convertirlas a fuerza de repetirlas en verdades programadas y decisiones manipuladas.

Es prostitución los subsidios multimillonarios en beneficio un sistema político de partidos alejados de los electores y cada vez más cerca de damiselas, edecanes y modelos que adornan los actos públicos de una clase política que después del arduo trabajo institucional bien merecen un deleite femenino pagado por los impuestos de los excluidos.

Y qué decir del aparato de procuración de justicia, es la más suculenta tajada que deja al campo de los profesionales de la aplicación de la ley. Donde el que más dinero invierte en sobornar voluntades, comprar influencias, para preparar la maquinaria de las injusticias, arrebatando el beneficio de la ley. El poder dinero, distorsiona e inventa pruebas y falsas evidencias sobre realidades que afortunadamente no pasan por el burocrático escritorio de un Ministerio Publico, logrando salir a luz pública derivado del valor, carácter y profesionalismo de quienes ejercen el periodismo crítico.

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Raymundo Alfaro Pérez
Originario de Puebla. Casado y padre de cuatro varones. Abogado, Notario y Actuario. Egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales BUAP. Maestría en Ciencias Políticas BUAP. Doctorado en Derecho BUAP