Teorías de la conspiración

  • Fernando Rojas Cristerna

Para descubrir las intenciones de ocultar con cortinas de humo las terribles realidades sociales que sufrimos los mexicanos, no se necesita ser un brillante académico o analista político especializado; solo basta ser un ciudadano común con sentido práctico, medio informado no por sí, sino con la deficiente información que proporcionan los principales medios de comunicación que viven de las rentas gubernamentales dando el giro a sus comunicados a conveniencia del patrón en turno.

Y decimos esto por la avalancha de notas "sobresalientes" que sufrimos, y habremos de sufrir, como los sucesos de Michoacán, la detención del Chapo, el fraude de Oceanografía el cual al tomar un rumbo inesperado dejó  al desnudo la terrible corrupción en Pemex, obligando a las autoridades a decidir que toda información sobre el caso quedará sellada hasta nuevo aviso.

Para dar paso a nuestra reflexión, ¿alguien se acuerda de los temas que nos tuvieron entretenidos recientemente? ¿Qué pasó con el caso de Elba Esther, la CNTE, los Moreira, los Graniere, los Sabines?; ¿alguien puede asegurar que fueron resueltos o que por lo menos están en proceso de serlos?

Si usted contesta en sentido negativo estas interrogantes, estará de acuerdo entonces de que estas noticias tuvieron relevancia por alguna de estas cuatro razones  que pueden ser fácilmente descubiertas con el pasar del tiempo:

Primero: para distraer la atención pública de algo verdaderamente relevante que esté sucediendo en el país

Segundo: para cortar manos de algunos grupos de poder o personajes específicos y advertirle de las consecuencias que puede sufrir si no permanece callado o se supedita al ejercicio del poder en turno.

Tercero: para fortalecer los poderes reales que administran este país, sean públicos o privados

Cuarto: para sentar a negociar a los protagonistas de los hechos  y llegar a acuerdos que permitan gobernar sin sobresaltos.

Bajo esta tesis yo le invito a que cada una de las llamadas notas alarmantes que se nos ofrecen, y estén por hacerlo, haga usted un ejercicio de reflexión considerando cada una de estas premisas de esta, nada brillante, tesis que expongo.

Sea usted mal pensado y analice las circunstancias que obligan a nuestros gobernantes a mantenernos distraídos o, en el mejor de los casos, esperanzados a que ahora sí las investigaciones van a ser llevadas hasta aplicarse todo el rigor de la ley o bien hasta las últimas consecuencias.

Si me equivoco solo considere que soy, como muchos mexicanos, un ferviente creyente de las teorías de la conspiración.

Opinion para Interiores: