Gobierno sin comunicación

  • Juan Manuel Aguilar

Cierto es que en las últimas semanas se han acrecentado las voces de inconformidad, -sobre todo en la ciudad capital poblana-, asociadas a la eficacia y la eficiencia de ciertos actos de la administración pública local, que desde el discurso oficial celebra lo que curiosamente, incomoda a la comunidad. Tal es el caso de las condiciones de seguridad pública, o del desarrollo económico, la transparencia en la asignación de contratos de obra pública; la oportunidad de ciertas obras públicas, la calidad de la misma obra pública, el gasto improvisado de la hacienda estatal, etc.

Me parece que hay un gran distanciamiento en la comunicación entre el gobierno estatal y los ciudadanos. Si esta situación es parte de una estrategia de dirección, es de esperarse que las consecuencias no favorezcan un clima de armonía sociedad-gobierno.

Francamente no le encuentro justificación a la persistencia oficial de impedir que la sociedad se entere con veracidad, claridad y oportunidad de las decisiones adoptadas por la administración pública estatal y sus implicaciones sobre los gobernados. No existe en el mundo, tal cosa como un modelo utópico de gobierno a manera del imaginado por Tomás Moro en el siglo XVI, por lo que es de entenderse la función pública como un escenario difícil manejo. Nadie espera pues, un ejercicio ideal de la función de gobierno, pero tampoco nadie estaría de acuerdo en que se lo quieran vender así, cuando se está evidenciando de otra manera.

Personalmente me resulta inexplicable por ejemplo, la negativa total a permitir que aparezcan en el portal del gobierno del estado, las ediciones del Periódico Oficial. Tal omisión deja en estado de indefensión a los ciudadanos que se enteran de las disposiciones legales hasta el momento en que estas se han convertido en infracciones, además de impedir el ejercicio del derecho ciudadano de oponer oportunos recursos de inconformidad ante los tribunales.

Así como lo hace el gobierno federal, la mayor parte de los gobiernos de los estados de la federación y el Distrito Federal, publican en internet con toda oportunidad las leyes, reglamentos, acuerdos, circulares, órdenes y demás actos expedidos por los tres poderes del estado, con el propósito de que sus textos sean observados y aplicados debidamente en todo su territorio. Si usted apreciable lector, desea obtener un ejemplar del Periódico Oficial poblano, debe acudir al único lugar donde se expende, allá por el edificio de la Secretaría de Finanzas; allí le dirán cuánto le cuesta porque depende del número de hojas que contenga, siempre y cuando aún existan ejemplares. Pero si usted desea obtener un ejemplar de cualquier otra entidad federativa, tan sólo tiene que buscar en la red: Periódico oficial del gobierno del estado de…

A los diputados locales todavía no se les ocurre evaluar la conveniencia de “subir” el Periódico Oficial al portal del gobierno del estado. Esperan me supongo, a que les autoricen a que se les ocurra.

Tampoco guarda un sentido coherente de comunicación social, impedir o dificultar que la comunidad se entere y con todo derecho pueda y llegue a cuestionar las decisiones de gobierno que le afectan directa o indirectamente. Eso es precisamente lo que se hace tanto con el informe anual que guarda la administración estatal, como el análisis posterior o glosa que presuntamente ejercen nuestros sedicentes representantes ante el congreso estatal.

Realmente la glosa de cada informe de gobierno nunca le ha servido de nada al electorado. Hasta hace algunos años, no era más que una oportunidad abierta para que los diputados pudieran verter elogios al gobernador en turno. Hoy en la Puebla de la actual legislatura, la citada glosa es apenas un breve, brevísimo espacio para hacer constar en el expediente legislativo que hubo glosa. Sigue sin servir de nada pues.

Sin embargo, el problema central de incomunicación entre el gobierno y la sociedad, permanece latiendo. Con la incómoda obligación de dar lugar a la glosa del informe anual de gobierno, los representantes del poder ejecutivo se apersonan ahora a decir con soberbia lo que se les conviene sobre los temas que ellos quieran, en la propia sede y ante la comedida complacencia de los sedicentes representantes populares. A final de cuentas los votantes poblanos tampoco serán informados por sus diputados sobre el estado que dice guardar la administración estatal.

Creo que los escenarios que evidencian la incomunicación entre el gobierno y sus gobernados en Puebla, son preocupantemente numerosos. Quizá usted, respetable lector, tenga uno en mente. Lo interesante sería saber si las cosas pueden mejorar para bien de todos.

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Juan Manuel Aguilar

Consultor independiente e Ingeniero en Ecología. Cuenta con una maestría en Estudios Regionales de Medio Ambiente y Desarrollo, y es Doctor en Medio Ambiente y Territorio. Ha sido Presidente del Colegio de Profesionales en Medio Ambiente y Desarrollo, A.C., Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Ecología del Estado de Puebla e integrante del Consejo Ciudadano de Ecología del Municipio de Puebla.