El Informe y las Cosas frívolas

  • Juan Manuel Aguilar

Los mexicanos en general y la mayoría de los poblanos en particular, nos mantenemos en un estado de incertidumbre en materia de la relación entre la seguridad y monto de nuestro ingreso económico con las necesidades que alcanzamos a cubrir con él. El informe anual del gobierno estatal podría ser el momento para que cada poblano revisara su personal estrategia de esfuerzo, a partir de conocer una versión confiable de la realidad que vivimos, sus causas, sus tendencias y los caminos que el gobierno local procura a través de diversas políticas y acciones públicas para paliar la crisis en que nos encontramos. En otras palabras, el contenido del citado informe anual sólo tiene interés para la población si el texto del mismo contiene las acciones de gobierno por las que los sectores de la sociedad pueden transitar hacia la mejora de sus condiciones de vida.

Pero la realidad del informe es otra, porque se manipula en sentido opuesto a las expectativas de la sociedad. En primer lugar porque el mensaje no está dirigido a la población, sino al mismo círculo controlado del poder; y en segundo porque en esencia las acciones de gobierno no resuelven los problemas sociales. El gobierno del estado de Puebla de nuevo ha dispuesto una desproporcionada campaña de publicidad para demostrar a toda la nación su capacidad anual de consunción del cuantioso presupuesto público, aunque el sentido del gasto se encuentre al margen de las necesidades poblanas en materia social, económica, política y ambiental. A juzgar por los anuncios que cubren los tiempos nacionales de radio, prensa, internet y televisión, el informe será uno perversamente sesgado del interés de la población y con agudos significantes característicos del gobernante, que encuadran en la teorización de Jean Baudrillard[1] sobre la lógica de uso del artificio.

Las obras que se muestran en los anuncios a lo largo y ancho del país (y en cada espacio urbano de Puebla), me hacen recordar la expresión “Filosofía de la Futilidad” de Paul Nystrom[2], que ubica el incremento del consumo en las cosas frívolas tales como objetos de moda y diversos pequeños bienes y servicios, como gratificaciones a la insatisfacción y el deseo en un círculo vicioso. Esto me parece así porque no le encuentro explicación a la celebración fastuosa y muy cara de presuntos logros políticos y administrativos, que satisfacen las expectativas personales del gobernante, pero no se relacionan con lo que la mayoría de la población demanda.

La habilidad de consumir los cuantiosos recursos públicos procedentes de la federación en acciones públicas tan sólo para justificar el gasto, bien puede también acomodar sus cifras para destacar las aplicaciones del monto de lo gastado, pero evidentemente que no mejoran ningún indicador de beneficio social, económico o ambiental.

Debo estar equivocado, pero no imagino que nadie pueda ser evaluado satisfactoriamente en materia de gobierno eficiente y eficaz, por ejemplo, cuando ha sub-ejercido al tercer trimestre de 2013 casi diez mil millones de pesos de origen federal[3] y mantiene en aumento los índices de pobreza en todo el estado; o que el gasto en aperos agrícolas motorizados, -pero de operación manual-, esté asociado al aumento en la producción agrícola en los predios en que pudieron usarse; o que se le han gastado directamente ya más de 5 mil millones de pesos (sin cuantificar los impactos socioambientales residuales) de dinero poblano para “atraer” la inversión de una fábrica alemana de autos que podría generar 4 mil empleos, al tiempo que quiebran más de seis mil empresas poblanas ante la indiferencia gubernamental estatal[4].

Los ciudadanos también merecemos conocer el monto acumulado de dinero público directo e indirecto que se ha perdido por improvisaciones de la actual administración. La cifra puede llegar a varios cientos o acaso miles de millones de pesos que son añorados en los municipios pobres. Recordemos los más de 500 millones de pesos del “rescate” del río Atoyac, los 400 de la rueda de observación, el fallido teleférico, los costos de remediación ambiental por incumplimiento normativo en la obra pública, etc. Este tipo de pérdidas en la iniciativa privada no le conceden méritos a nadie; antes que eso, son justificación para la remoción de los directivos. Más aún de aquellos que reconocen claramente su incapacidad de administración de los bienes que se les han confiado. En el estado de Puebla se contratan agentes de policía externos para cuidar la capital y hoy están en proceso las concesiones de prestación por parte de la iniciativa privada, los servicios de agua y saneamiento, además de los de emergencias hospitalarias de salud.

Viendo todo esto me resulta aterrador escuchar hoy en los anuncios:  “ ¡. . . y vamos por más!”

Sin duda parte del presupuesto público ha sido convenientemente aplicado supongo, en asignaturas de mucha importancia e interés para los poblanos, pero las principales demandas de las comunidades permanecen omisas en la voluntad de la distribución del dinero público por parte del poder ejecutivo. En este contexto me sigo preguntando qué es lo que el gobierno poblano quiere hacer creer en su publicidad por todo el territorio nacional.

¿Acaso no sería más sincero y políticamente más productivo un informe que nos diga qué tanto se intentó para resolver de fondo cada uno de los problemas más graves de la población, qué tanto se logró y cuánto nos falta por hacer? Esto quizá podría dimensionar el verdadero tamaño político y moral de los gobernantes, además de orientar y comprometer así el esfuerzo conjunto de los ciudadanos.

 

[1] Baudrillard, Jean. El Sistema de los objetos. 2010. Siglo XXI. Pags. 186-222

[2] Nystrom, Paul H. Economics of fashion. 1928. Ronald Press Co.

[3] Artículo del economista  Alejandro Chávez Palma publicado en e-consulta el 9 de enero de 2014. Fuente SFA.

[4] Nota de G. Rojas. Publicada en e-consulta el 10 de enero de 2014. Fuente: SIEM-SE.

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Juan Manuel Aguilar

Consultor independiente e Ingeniero en Ecología. Cuenta con una maestría en Estudios Regionales de Medio Ambiente y Desarrollo, y es Doctor en Medio Ambiente y Territorio. Ha sido Presidente del Colegio de Profesionales en Medio Ambiente y Desarrollo, A.C., Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Ecología del Estado de Puebla e integrante del Consejo Ciudadano de Ecología del Municipio de Puebla.