Larga vida a las “Reformas Estructurales” dicen –los peñistas- quienes deberán acostumbrarse a pagar el costo de la inconformidad social con la que iniciamos el 2014.

Y es que inmersos en un panorama de franca y clara incertidumbre económica para el devenir del país en los próximos meses, la oleada de incrementos y alza de impuestos se traducirá sin duda alguna en escasez de empleo, poca inversión y mayor inflación.

Analistas económicos internacionales tienen en la mira a México como el ejemplo del país que armó todo un castillo de papel con sus rimbombantes reformas para cerrar el año sólo con papelitos en el suelo.

Y es que si de papelones se trata, tenemos de dónde escoger; desde los funcionarios federales que insisten en vender una falsa idea de “los cambios estructurales” que vendrán  para México, pasando por los que insisten en aplicar la “política de empobrecimiento y desaparición de la clase media”, hasta llegar al débil discurso presidencial, que sin dar cifras, ni tener sustento alguno, el pasado mes de diciembre insistió en reafirmar “buenos años están por llegar para México”.

El sol no se tapa con un dedo ni con una declaración; la realidad mata palabrería desgastada, sobre todo cuando es una realidad que a pesar de haber concretado la reforma energética y hacendaria, se carecen de los lineamientos secundarios para saber en términos reales cómo se aplicarán.

Es innegable el descontento social ante la escalada de incrementos que sin duda golpean el bolsillo de quienes viven con lo necesario y también de quienes buscan subsistir pese a su condición de pobreza.

Una vez más, millones de mexicanos nos quedamos mirando los acuerdos, enjuagues, pactos y todo tipo de chanchullos que se hicieron en las esferas del poder, para conseguir la “llamada transformación de México”.

El 2014 avizora tiempos de poco crecimiento económico apenas rebasando el 2 por ciento, en tanto se ve como una realidad que el Presidente Peña Nieto nos siga debiendo todo aquello que prometió en campaña, como la creación de millón y medio de empleos anuales, cifra que sólo quedó como consigna pues en 2013 apenas se logró una tercera parte.

Fiasco, decepción, culpabilidad, retroceso son quizá lo menos que se atribuyen al PRI desde su arribo a Los Pinos.

Mientras el país se envuelve en una incertidumbre económica, es una realidad que el desgaste político no sólo ha sido  para el tricolor, sino también para el resto de los partidos que han demostrado “empujar” iniciativas de acuerdo a la conveniencia y rentabilidad de su sobrevivencia política.

México está envuelto en el camino incierto de un gobierno que ha soltado los hilos de la madeja y simplemente tiene muchos nudos en la mano.

Al débil panorama de la economía nacional hay que sumarle ese otro gran pendiente que es la carencia de un plan que realmente haga descender los alarmantes niveles de violencia en el país.

Pero mientras todos estamos a la expectativa de saber cuál será el siguiente paso del gobierno federal, somos testigos de esa otra realidad bizarra como la del narco disfrazándose de “Robin Hood” para mostrar “su cercanía” con la gente.

México lindo y querido……

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