Los políticos prometen y se van

  • Juan Manuel Aguilar
Puebla no mejora.

Hace diez años en este mismo espacio periodístico hacía yo una reflexión sobre la realidad que envolvía al estado de Puebla en materia de protección ambiental y de pobreza.

Citaba entonces que referirse a la gestión ambiental estatal en Puebla era reconocer su rezago debido al desinterés oficial local; que el avance del deterioro ambiental continuaba implacable y advertía que de mantenerse el mismo modelo de improvisación en la administración estatal, estaríamos provocando el agravamiento de las condiciones socio económicas y ambientales adversas en todas las regiones hasta volverlas insostenibles. Estas consecuencias reflejarían mayor dificultad y encarecimiento para la recuperación de las condiciones ambientales agravadas, además de reducirse consecuentemente la competitividad comercial y aumentarse el rezago social y ambiental poblano.

En el tema de pobreza 2004 comentaba aquí que las condiciones de atraso de los 35 municipios con más alto grado de marginación no eran nuevas, ni había faltado gasto de inversión oficial, pero el problema seguía ahí con una inercia lenta pero inexorable hacia la insustentabilidad del equilibrio ecológico, la desestructuración del tejido social  y en su momento, hacia la ingobernabilidad. Los 35 municipios de condición entonces más adversa representan el 7% de la población total del estado con 372,375 habitantes y que ninguno de estos municipios había modificado en 30 años su condición de muy alta marginación.

Han transcurrido otros diez años y al finalizar el presente, sin ninguna dificultad gracias a la apertura de la información del gobierno federal, puede hacerse una comparación entre los escenarios de 2004 y 2013 en los temas citados, con un resultado que muestra un agravamiento de las condiciones adversas para la sociedad poblana.

Han transcurrido entonces cuando menos cuarenta años en los que la sociedad poblana ha visto llegar, prometer e irse a cuando menos cinco gobernadores, sin contar a la actual administración que tiene aún tres años más de compromiso de gobierno. Pero el común denominador para todas ellas ha sido su incapacidad para entender y por tanto, revertir las condiciones de rezago social, económico y ambiental, hacia un desarrollo compatible con resultados de superiores estadios en la calidad de vida de los poblanos.

Si usted respetable lector, me ha distinguido con su lectura en entregas anteriores, recordará la insistencia con que afirmo que en contrasentido con las demandas reiteradas de más presupuesto por parte de los políticos en el poder, la solución no reside en más dinero. La evidencia muestra que cada año la federación ha asignado más y más presupuesto, hasta alcanzar cantidades inimaginables; pero la situación no mejora y peor aún, empeora.

La escasez de agua limpia hoy ya provoca enfrentamientos sociales; la contaminación de los cuerpos de agua superficiales requiere ya de montos en dinero que superan la capacidad municipal y estatal; el avance de la frontera urbana sobre suelos forestales reduce la infiltración de precipitación pluvial y aumenta el riesgo a la integridad de las personas; el aumento de la superficie de suelo contaminado por disposición inadecuada de residuos de topo tipo, es en algunos casos, situación de riesgo la salud pública. La misma obra pública estatal y municipal es factor sustantivo de impacto ambiental negativo. Los efectos son diversos y este es un espacio muy estrecho para describirlos detenidamente. Baste por ahora saber que uno de ellos es la migración de poblanos hacia centros urbanos en los que conforman grandes masa de ciudadanos en pobreza, impulsados por la reducción de oportunidades de aprovechamiento de los recursos naturales en sus lugares de origen.

En materia de pobreza no vamos mejor. Cada día conocemos informaciones oficiales que dan cuenta del aumento de poblanos que se encuentran en tales condiciones. Los más recientes fueron publicados hace apenas unos días en el Diario Oficial de la Federación y vuelven a aparecer los mismos municipios que acusaban rezago desde mediados del siglo pasado. Lo curioso es que este domingo en la cuenta de twitter del gobernador del estado este se congratula porque la CONEVAL le reconoce a Puebla sus buenas prácticas de monitoreo y evaluación de los programa federales; es decir, sólo por llevar bien el registro en el papel. Vaya nivel de satisfacción en la eficiencia de gobierno.

Lo cierto es que a ningún gobernador del estado le ha interesado mejorar las condiciones de pobreza de los municipios rurales poblanos. Por supuesto que mucho menos interés han mostrado en conocer las causas que mantienen esas condiciones de rezago.

El gobierno del estado ha anunciado que ahora dará un nuevo viraje en la conformación de la administración pública estatal, para un crear una Comisión Estatal Intersecretarial para el Combate a la Marginación y a la Pobreza, que habrán de trabajar para la atención del principal problema social en el territorio poblano. Esto quiere decir que una nueva iniciativa nacida del iluminismo creativo, sin mayor soporte que la convencida improvisación, habrá de propiciar la evolución del desarrollo poblano. Francamente dudo que pueda hacerse nada distinto que mediatizar agudamente el asistencialismo, que ha sido la medicina recurrente de las administraciones anteriores. Opino que no se podrán así modificar los indicadores de rezago porque siguen empleando diagnósticos equivocados e instrumentos lineales.

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Juan Manuel Aguilar

Consultor independiente e Ingeniero en Ecología. Cuenta con una maestría en Estudios Regionales de Medio Ambiente y Desarrollo, y es Doctor en Medio Ambiente y Territorio. Ha sido Presidente del Colegio de Profesionales en Medio Ambiente y Desarrollo, A.C., Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Ecología del Estado de Puebla e integrante del Consejo Ciudadano de Ecología del Municipio de Puebla.