En un reciente estudio de la Dra. Emily Jacobs de la Universidad de California en Santa Bárbara, en los Estados Unidos de América publicado en la revista Nature Neuroscience (Naturaleza en Neurociencias), los investigadores realizaron análisis de imágenes del cerebro de madres embarazadas cada dos semanas. Las imágenes con detalle muy alto el cerebro a lo largo del embarazo y hasta dos años después de que sucedió el parto y el nacimiento del bebé.

El hallazgo más importante es que la capa más externa del cerebro, denominada corteza cerebral, decrece en su grosor con el embarazo, lo cual corresponde con el incremento de la hormona de la preñez denominada progesterona. Esto implica que el cerebro de la madre se reorganiza para poder lidiar con el desarrollo de un nuevo ser en su interior, y lo que esto conlleva como es el incremento del peso, la posición del cuerpo, entre otros cambios.

Adicionalmente, el aislante de los nervios denominado mielina se incrementa a lo largo del embarazo, lo que permite que la comunicación entre las células nerviosas (neuronas) se incremente. Por lo que con el embarazo la madre prepara a su cerebro para lo que implica cambios varios como el vínculo madre-hijo. De hecho, los cambios antes descritos en el cerebro retornan a los niveles previos pocas semanas después del parto.

Lo anterior implica que el cerebro es muy plástico y cambia con el embarazo, una importante etapa en la vida de un 85 por ciento de las mujeres, las cuales experimentan uno o más partos en su vida; además de que 140 millones de mujeres cada año se embarazan.

Estos hallazgos deberían desmitificar la supuesta fragilidad en esta etapa de la vida reproductiva de las mujeres. Ahora la Universidad de California en colaboración con instituciones españolas continúan con el proyecto sobre el cerebro maternal, lo que permitirá entender cada vez mejor esta etapa de la vida de las mujeres.