El castigo a Siria

  • Román López Villicaña

No hay consenso en la comunidad internacional para castigar a Sira por el uso de armas químicas contra su población. Dicho consenso ha sido “escurridizo” hasta el día de hoy debido a lo complejo del asunto sirio y de los muchos actores en la escena. El primer asunto que salta a la vista, es el de la poca credibilidad que se han ganado los organismos de inteligencia de los Estados Unidos, pues hasta la fecha el presidente Obama, dice tener toda la información sobre el ataque, pero nadie le cree pues podría ser otra equivocación como el de las “armas de destrucción masiva” de Irak que nunca aparecieron, pero si se derrocó a su gobierno creando un vacío de poder, que terminó beneficiando a Irán. La opinión pública mundial, parece que se inclina a creer que fueron los rebeldes y no el gobierno, el que lanzó dicho ataque.

El presidente Obama mismo, no parece del todo convencido de atacar, pues si se había cruzado la “línea roja” por él impuesta, debió haber lanzado el ataque sin tener que pedir permiso al congreso, la capacidad militar norteamericana está fuera de duda, pero bien sabemos que enel congreso, las cosas se empantanan o el resultado final resulta ser algo totalmente distinto a lo propuesto. ¿Estará ganando tiempo el presidente? O de plano espera que el congreso le niegue el permiso, lo cual le daría una excusa perfecta ante la opinión pública mundial, como pasó en el caso de la Gran Bretaña. Obama se ha quedado aislado con Francia que necesita salir de la crisis económica y con Turquía, como se vio en la reunión del Grupo de los 20.

Israel hasta hoy se ha mantenido al margen, cuidando su territorio y observando que dicha guerra, que ya se desborda hacia Líbano e Irak, no le vaya a perjudicar. Israel está a la expectativa y no puede desentenderse de lo que ahí ocurre, pues Siria es un país limítrofe con el que ha existido rivalidad; pero un viejo y conocido rival.  Es mejor tratar con Bashar al-Assad, que con algún gobierno “yihadista” que quedara en el poder en Damasco.

Irán se ha puesto nervioso, pues si Siria es atacada y pierde su influencia en ese país, no le quedará más que seguir y acelerar su programa nuclear, pues se siente rodeada por la hostilidad de los Estados Unidos. Primero en Afganistán, luego en Irak; hoy cultivando buenas relaciones con Azerbaiyán y mantiniendo a Turquía dentro de la OTAN.

Rusia no quiere perder su base en el puerto sirio de Tartus, después de todo esa es su única base en el mar mediterráneo, sin la cual su armada no tendría -“casi”- razón para cruzar los estrechos turcos del Bósforo y el Dardanelos. Tartus le permite a Rusia estirar el músculo de su debilitada armada y le representa un pie en ese mar, en las costas del Mediterráneo Oriental cerca de Chipre y del canal de Suez. Es por esto, que Rusia se opone en el Consejo de Seguridad  a cualquier resolución que permita un ataque contra Siria, si no existe antes la comprobación de la Comisión investigadora de la ONU.

Turquía quiere remplazar al gobierno de Bashar el-Assad con un gobierno   islamista moderado como el que tiene, aunque nadie le garantiza que un gobierno de esa naturaleza llegue al poder. Últimamente se han apoderado del movimiento anti Assad, grupos “yihadistas” como: al-Qaeda, el Frente Nusra, y el Movimiento para el Establecimiento del Estado Islámico en Irak y Levante, grupos contra los cuales, Estados Unidos ha luchado los últimos 10 años en Irak y otras partes del Medio Oriente. Un ataque “quirúrgico” contra Siria causaría enormes daños colaterales y debilitaría al gobierno sirio, que seguramente, sería fácil presa de esos movimientos radicales. Una acción así solo podría producir un enorme vacío de poder que llenarían los “yihadistas” quienes estarían de nueva cuenta en posición de lanzar ataques contra Estados Unidos y occidente en general. La culminación de esto podría ser, el establecimiento de una zona de intranquilidad en la región, pues difícilmente se aceptaría un protectorado turco o israelí e Irán no dejaría de apoyar a sus correligionarios lo que causaría estragos imprevisibles al área.

Hay que estar pendientes de la publicación de los resultados de la comisión investigadora de la ONU, cuyo veredicto, todas las partes involucradas quiere que les sea favorable.

 

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