La fiesta del Presidente

  • René Sánchez Juárez
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Durante los años en los que el presidencialismo estaba en su máximo punto, los 1 de septiembre de cada año eran comparados con una fiesta nacional, un día de asueto, en el que se transmitía en cadena nacional la llegada del presidente en turno, un recibimiento de los diputados y senadores de pie en el palacio legislativo. Escuchar el informe por horas, dando cuenta de sus logros en un año, para luego pasear por la ciudad arropado por el calor ciudadano.
 
Toda esta fiesta ahora sólo es parte del recuerdo de lo que fue la democracia del siglo XX, hoy todo ha cambiado, a partir de la toma de protesta de Felipe Calderón quien entró y salió por la puerta trasera del Palacio Legislativo de San Lázaro para rendir protesta como presidente de los Estados Unidos Mexicanos, los diputados atrincherados en la tribuna con la encomienda de evitar que tomara posesión, la Cámara se convirtió en un obstáculo para que el Presidente en turno pudiera rendir año con año un informe a la nación como lo marcaba la ley, por eso se reformó la Constitución para que ahora sólo se presente por escrito y a través del Secretario de Gobernación, mientras el Presidente da un mensaje arropado por incondicionales que nunca se manifestarán en contra. A partir de entonces el 1 de septiembre se ha vuelto una pesadilla para los Presidentes de la República gracias a los dos sexenios panistas que terminaron con la figura mítica y con la institución presidencial.
 
Es así como llegamos a este primer informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, donde el rechazo de dos iniciativas particularmente -la educativa y la energética- han llevado a estas manifestaciones de repudio de la Cámara a las calles y vemos como se enfrentan a las fuerzas policiacas jóvenes, maestros, sindicalistas, hombres y mujeres que están en contra de acciones unilaterales que atentan a la soberanía nacional.
 
La semana previa y la posterior al inicio del periodo ordinario de sesiones del Poder Legislativo serán las que marcarán el destino de la administración peñista, el Presidente se encuentra rodeado por varios frentes, por un lado los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación quienes han acampado en el zócalo del Distrito Federal, manifestándose en contra de la Reforma Educativa, a pesar de tener diálogos con legisladores para llegar a un consenso y éstos no han sido fructíferos; por otro la misma oposición en el Congreso, condicionando la aprobación de las reformas a cambio de aprobar una político-electoral, la cual contempla la segunda vuelta y que el PRI no tiene contemplada; también debe enfrentar a la izquierda representada por Andrés Manuel López Obrador quien ya tiene programada una manifestación por la defensa del petróleo.
 
Sin duda serán definitivas las decisiones que tome el Congreso, ya que de no pasar las dos reformas constitucionales, afectarán al PRI y a Peña Nieto en su figura como presidente que se verá mermada por la poca efectividad que representó, así como el “Pacto por México” y su poca capacidad para lograr consensos con la oposición.
 
Junto a esto, también el Presidente tendrá que dar un informe respecto a seguridad pública, economía y desarrollo social, no hay nada que festejar como para que el 1 de septiembre vuelva a ser la “fiesta del Presidente”.

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René Sánchez Juárez

Politólogo y Maestro en Ciencias Políticas. Académico de la BUAP. Sindicalista y dirigente FROC-Puebla. CONLABOR. Ex Diputado Local y Federal