En vísperas de la jornada mundial de la juventud
- David Bravo Cid de León
ES UNA REALIDAD INCONTROVERTIBLE que hay diferentes etapas en el transcurso de la vida, etapas que se dan una sola vez y nunca regresan. Estas son: la niñez cuya dependencia de los progenitores es inevitable y nos hace pensar como niños; La Juventud que es la etapa en la que acometemos planes de vida y proyectos existenciales, que serán la pauta para buscar el sentido de la vida, etapa en la que o nos realizamos como personas, como líderes, como células vivas de la sociedad o como elementos de degradación personal que se reflejan en la sociedad en la que cada quien está integrado como persona o como cizaña entre las personas: la Madurez que es el elemento inicial y fundamental de la estructura posible de la sociedad. O trascendemos o nos frustramos como personas; o nos personalizamos o nos despersonalizamos individualmente.
Es consenso universal que la Juventud es el parte-aguas, entre la ingenuidad y candidez de la pubertad y la capacidad de llegar a razonar y discernir [ en el presente] el futuro y el destino existencial de cada quien. En esta etapa la nobleza es la característica; la osadía es la generosidad para emprender proyectos de vida que den sentido a la existencia; etapa en la que la formación del carácter va configurando al individuo como persona con dignidad y personalidad propias o como cosa apta para la masa en la que la persona se convierte en arista rota y pisoteada; en la juventud se hace presente la potencialidad de realización de la persona, le hace capaz de enfrentar los retos y riesgos que acompañan al ejercicio de la vocación personal.
En el marco del año de la FE y del cincuentenario del Concilio Vaticano II y en las vísperas de la XXVIII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD A CELEBRARSE EN RIO DE JANEIRO{ BRASIL}, El mejor mensaje dirigido a los jóvenes, el que es la inspiración, siempre actual, del Espíritu Santo dado a la juventud y al mundo en dicho Concilio vale la pena hacerlo presente- {en este presente actual} - de la existencia de los y las jóvenes del mundo, dice así:
A los jóvenes;
****Finalmente, es a vosotros, jóvenes del mundo entero, a quienes el Concilio va a dirigir su último mensaje. Porque sois vosotros los que tenéis que recibir la antorcha de las manos de vuestros mayores y viviréis en el mundo en el momento delas mayores transformaciones de su historia, sois vosotros los que, recogiendo lo mejor del ejemplo y de las enseñanzas de vuestros padres y maestros, os vais a formar la sociedad del mañana; os salvareis o pereceréis en ella. [ y refiriéndose a la duración del Concilio continua]
La Iglesia durante cuatro años, ha trabajado para rejuvenecer su rostro, para responder mejor a los designios de su fundador, el gran viviente, Cristo, eternamente joven. Al final de esa impresionante ‘’revisión de vida’’ se vuelve a vosotros; es para vosotros los jóvenes, sobre todo para vosotros, que acaba de alumbrar en su Concilio una luz, una luz que alumbrara el porvenir, vuestro porvenir.
La Iglesia está preocupada porque esa sociedad que vais a constituir respete la dignidad, la libertad, el derecho de las personas, y esas personas son las vuestras.
Esta preocupada, sobre todo, porque esa sociedad deje expandir sus tesoros antiguos y siempre nuevos, la fe, y que vuestras almas se puedan sumergir libremente en sus bienhechoras claridades. Tiene confianza en que encontrareis tal fuerza y tal gozo que no estaréis tentados, como algunos de vuestros mayores, a ceder a las filosofías del egoísmo o del placer, o a aquellas otras de la desesperanza y de la negación, y que frente al ateísmo, fenómeno de laxitud y de vejez, sabréis afirmar vuestra fe en la vida y en lo que da un sentido a la vida: la certidumbre de un Dios justo y bueno. En nombre de este Dios y de su hijo Jesús, os exhortamos a ensanchar vuestros corazones a las dimensiones del mudo, a escuchar la llamada de vuestros hermanos y a poner ardorosamente a su servicio vuestras energías. Jóvenes, luchad contra todo egoísmo, negaos a dar libre curso a vuestros instintos de violencia y de odio, que engendran las guerras y su cortejo de males. Sed generosos, puros, respetuosos, sinceros y edificad con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores.
La Iglesia os mira con confianza y amor. Rica en un largo pasado, siempre vivió en ella, y marchando hacia la perfección humana en el tiempo y hacia los objetivos últimos de la historia y de la vida, es la verdadera juventud del mundo. Posee lo que es la fuerza y el encanto de la juventud: La facultad de reunirse a lo que comienza, a darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas. Miradla y veréis en ella el rostro de Cristo, el héroe verdadero, humilde y sabio, el profeta de la verdad y del amor, el compañero y el amigo de los jóvenes. Es en nombre de Cristo que os saludamos que os exhortamos y os bendecimos. *****
La complejidad política en la que está inmerso Brasil no será obstáculo para la realización de esta XXVIII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD. Estas jornadas las instituyo PAPA JUAN PABLO II. El afirmo frecuentemente que el que vive en gracia de Dios su corazón no envejece, sin importar la edad. Hay personas que en plena juventud vital son viejos por la anemia espiritual en la que viven; y hay viejos cuyo corazón es joven por obedecer la palabra de Dios.
davidbravocid@yahoo.com