- EN SU TINTA
Si voy a morir que sea dejando huella: Jaime Carcaño
El escritor Jaime Carcaño nos cuenta que desde los cinco años de edad tuvo que afrontar la muerte de su madre, por lo que creció sin tener un plan a futuro ya que veía a la muerte como algo que podía llegar en cualquier momento.
“Yo crecí viendo a la muerte como algo presente, porque la muerte de mi madre fue en un accidente vial. Como nunca se supo quién lo provocó, nadie pagó y pensé ‘cualquiera puede acabar con tu vida’. Entonces el futuro nunca me representó grandes cosas”.
Nos comentó que al principio quería dedicarse a las matemáticas, pero como presenta un grado de autismo, no podía desempeñarse bien en la materia a nivel escolar.
“Terminé tomando clases en la facultad de Física y Matemáticas de la BUAP a la edad de 13 años, y pensé que me dedicaría a eso, pero en la preparatoria las matemáticas me comenzaron a dar ansiedad”.
También nos dijo que él comenzó a escribir desde los 12 años: “escribía yo todo porque había muchas cosas que no entendía, el enfrentar y entender la muerte y la palabra jamás me hicieron escribir cosas para entenderlas”.
Nos confesó que decidió ser abogado tras emprender una aventura en el norte del país, ya que quería ver de cerca la violencia para plasmarla como escritor:
“Antes de empezar a estudiar, viví cosas raras y ahí decidí hacerme abogado. Primero fue por una idea horrible, ser abogado del narco y ganar mucho dinero, después abandoné la idea y me enfoqué en derechos humanos”.
Entre las dificultades que enfrentó, dijo que, al dedicarse a la defensa de derechos humanos, ha recibido palizas:
“Me han roto los dientes, de ir a la sierra y toparme a policías vestidos de civil, me siguieron y me reventaron, me han roto la nariz como 16 veces, pero no me daba tanto miedo el pensar que hasta ahí había llegado”.
“Siempre he pensado que, si voy a morir, debo hacerlo realizando algo chido, dejando huella, si puedo morir siendo atropellado mientras cruzo la calle o protegiendo a mujeres traficadas, prefiero lo segundo”.
Carcaño también se dedica a la asesoría política, y nos contó cómo ha sido su acercamiento con ese mundo:
“Como escritor, empecé a criticar al exgobernador Moreno Valle, y escritores y políticos me jalaron al círculo, y un día me invitaron a participar y motivar a activistas a buscar un puesto político”.
También nos dijo que, si él ya no pudiera ser escritor, se dedicaría a las artes culinarias o entrar a la política:
“Me dedicaría a la cocina, es lo que hago para bajar mi ansiedad todos los días, quiero hacer libros de recetas vegetarianas y veganas, porque, aunque no lo soy, creo que tienen ellos la razón”.
“Otra opción es entrar en la política, me gustaría un puesto legislativo. Como activista he trabajado por mucho tiempo temas de políticas públicas y conozco una línea de fallas en políticas culturales que me gustaría modificar”.
Al pedirle que se describiera dijo que es muy apasionado pero difícil de tratar, debido al autismo no sabe medir el cómo debe comportarse la gente, leal pero difícil de descifrar.
Por último, no desaprovechó en darle un mensaje al público:
“La ideología actualmente se divide en dos grupos, quienes están a favor de la construcción comunitaria y quienes buscan el beneficio personal. Vamos a seguir en todos los fuertes que sean posibles. Yo los invito a que se decidan por la comunidad, siempre debe ser más importante el colectivo sobre el individuo y continuar con las actividades para que esto se fortalezca”.