El carnaval en la Nueva España

  • Luisa Martínez Baxin
Una forma de vivir y disfrutar el tiempo con una tradición que data desde 1539

Actualmente, como parte de la cotidianidad organizamos nuestro tiempo a manera de poder disfrutar los placeres de la vida, paseos, caminatas, probar una exquisita comida, asistir al café en compañía de familiares o amigos, infinidad de cosas que podemos hacer para distraernos un poco de la rutina del trabajo, de las preocupaciones y asuntos sin resolver.

El pasado nos muestra una forma de continuar viviendo, convivir y disfrutar. Ante ello nos situaremos históricamente en la Nueva España para de acercarnos al origen del carnaval, sus antecedentes, desarrollo, características, aspectos de utilidad que nos permitan comprender la dinámica de relación social y ritmo de vida.

El carnaval viene de fiestas paganas, que con el tiempo se transformó y adquirió importancia dentro de las fiestas religiosas católicas. Inicia con las carnestolendas, que significa retirar o abstenerse de la carne; esto representaba un motivo de darse gusto a todo lo que tuviera que ver con lo mundano para entrar después al momento de la penitencia y el arrepentimiento.

De acuerdo con el libro ¿Relajados o reprimidos? de Juan Viqueira Se desconoce cuando iniciaron los festejos del carnaval en la Ciudad de México y quiénes lo introdujeron en la Nueva España. Nos acercamos un poco al hacer énfasis en el libro El carnaval: análisis histórico-social de Julio Caro Baroja, que divide el carnaval en dos vertientes: el rústico, o de aire medieval, y el de tipo italiano, con sus máscaras estereotipadas y amaneradas, que debieron introducirse a comienzos del siglo XVIII, se hallaban ya aceptadas y se veían en los bailes de buena sociedad.

Carnaval: Fiesta y máscara, oportunidad de hacer mil diabluras amparados en la protección e impunidad que otorga un antifaz o un disfraz. En la Nueva España, periodo previo a los días de oración y ayuno. Fue el primer virrey Antonio de Mendoza, quien autorizó las fiestas del primer carnaval en 1539. Con el paso de los años y los siglos el carnaval en la Ciudad de México se convirtió en actividades callejeras y masivas que comenzaba a incomodar a los modernos reyes del siglo XVIII, puesto que se apoderaban del espacio urbano convirtiéndolo en escándalo, y el cual podía terminar en pleito callejero.

En ese momento de diversión y desenfreno el carnaval involucraba a todos los estratos sociales. Se deja nota un sector de la población que deambulaba por las calles: limosneros, léperos, lisiados, y ciegos en búsqueda de monedas que les permitieran sobrevivir. Cargadores que transportaban bultos, huacales y paquetes de un lado a otro, así como vendedores de alimentos.

Eran tres días continuos que duraba el carnaval, previos al Miércoles de Ceniza, calles repletas de bailes, cantos y paseos. Mucha gente se disfrazaba, utilizaban un antifaz que ocultaba parte del rostro, al grado de no distinguir quien está detrás de él, como un símbolo de broma, de doble personalidad donde todo se vale. La gente que asistía al carnaval se disfrazaba de otro, realizaban cosas que no harían en condiciones de su vida real; por ejemplo, había quienes se burlaban e insultaban a las autoridades de la ciudad, recorrían las calles ridiculizando a personas no agraciadas, gordos y flacos.

Hubo momentos donde se estuvo en contra del carnaval, tal como sucedió en el año de 1722. La iglesia impidió usar disfraces donde se incluyera a los frailes o eclesiásticos, también se insistió en que los hombres no debían vestirse de mujer, ni las mujeres de hombres, incluso se empezó a prohibir en 1731 recurrir al disfraz, la finalidad era reducir los casos de burlas, insultos, robos y crímenes diversos.

Sin embargo, a pesar de las prohibiciones que se plantearon, con el paso del tiempo se fueron relajando a medida que la gente disfrutaba de las máscaras, obras de teatro, reuniones y encuentros sociales. La forma de celebrar los placeres de la vida estuvo marcada en lo que respecta al siglo XIX y XX. Hoy nos damos cuenta de que es diferente, en el caso de Veracruz el carnaval ya no se realiza antes de Semana Santa, ahora es en el mes de julio, la dinámica no es la misma, el ritmo, estilo de trabajo y la forma de pensar conlleva a tener criterios diversos con respecto al carnaval en la actualidad.

Fuentes
Colón Hernández Cecilia. (2018). Carnaval y Semana Santa: ¿Fandango o recogimiento?, Fuentes Humanísticas, año 30, número 56, pp.57-66
Correa Ethel y Solís Ruth. (2024) Fiestas que fueron: carnaval, baile de máscaras y mascaradas en la ciudad de México. Antropología Revista Interdisciplinaria del INAH, (41), pp.6-12
Hernández Bertha. (2023). Contra el carnaval en la Nueva Españ
Recuperado: https://issuu.com/lacronicadehoy/docs/edicion_16_de_abril_f8e39ed18f7ca3/s/22676889

 

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Luisa Martínez Baxin
Historiadora y maestra en Estudios Históricos por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Puebla), originaria de San Andrés Tuxtla, Veracruz.  Ha realizado trabajo de campo e investigación con relación a la Historia de la Educación.