El caso de Karla

  • Fernando Rojas Cristerna
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Una institución que debiendo procurar justicia la retarda y su lentitud permite que el o los delincuentes hagan de las suyas.

Autoridades judiciales de alto rango, y mandos medios, que enmudecen por no saber que decir o como decirlo a la familia y a la sociedad en general.

Medios de información que movidos por el morbo y el aumento del rating se convierten en tribunales que emiten juicio y sentencia sustituyendo a los tribunales institucionales, invitando a linchamientos mediáticos, hecho que desde luego debería preocuparnos.

Redes sociales que invitan al compromiso social y que son la demostración de que ahí, en el fondo, si existen personas con sensibilidad ante las desgracias humanas.

Una familia que acude a solicitar ayuda en tiempo y forma, dirían los abogados, clamando por justicia para su hija primero desaparecida y luego asesinada monstruosamente, sin respuesta, sin orientación alguna, sin conocer de qué se trata aquello de la prevención del delito o la reparación del daño, y  más aún sin tener acceso al archivo judicial al cual tienen derecho.

Una joven embarazada asesinada, dos vidas en un instante.

Como fondo de toda esta tragedia una sociedad agraviada pero también desconcertada ante la ausencia de una representación del estado, que otorgue seguridad de vida a quienes vivimos en este país.

Mal haríamos en dejar esta tragedia como un caso más de nota roja; no podemos como sociedad dejarlo a la ligera de tal manera que sea un añadido más a las estadísticas del horror en que hoy estamos inmersos.

¿Hasta cuándo reaccionaremos como sociedad en su conjunto? y si de algo puede ayudarnos esta tragedia es para reflexionar profundamente acerca de los motivos de fondo que se traducen en tanta violencia, impunidad y corrupción.

Estos son los frutos de una sociedad individualista, ausente, carente de todo concepto de respeto por el otro, y que se ha traducido en generaciones emergentes proclives al egoísmo y a la falta de valores con la bandera del "respeto a las libertades del individuo" sin saber distinguir en donde empieza el derecho del otro.

El caso de Karla solo es síntoma de una terrible enfermedad que permea en todos los ámbitos de nuestra vida social y que cada día se agrava más, la cual de no detenerla a tiempo nos pasará a dañar a todos irremediablemente.

Descansa en paz Karla López y que tu ausencia nos sirva para que seamos llamados a una profunda reflexión y cambio.

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