El "culiacanazo", disyuntiva de privilegiar el interés general del privado

  • Nicéforo Rodríguez Gaytán
Cicerón deseaba la coexistencia entre libertad y justicia

Marco Tulio Cicerón  jurista, político, filósofo, escritor y orador romano que vivió entre el 106  y 43 a.c., planteaba un problema complejo de resolver desde entonces y hasta ahora, él pensaba que el bienestar y la felicidad de la totalidad del pueblo dependen de dos aspectos necesarios y complementarios: La justicia de los gobernantes y de la conciencia jurídica de los gobernados.

Esto significaba para el jurista romano que tanto gobernantes como gobernados deberían poseer la capacidad de distinguir donde estaban sus intereses verdaderos para poder tomar y apoyar medidas legales para lograr tal objetivo.

Con base en estas ideas podemos decir que Cicerón deseaba la coexistencia entre libertad y justicia, pues pensaba en el bienestar no sólo de los pocos o de los muchos, sino más bien de todos: los muchos y los pocos, de ahí que la actividad del Estado o Civitas debía dirigirse para procurar el bien de todos.

Haciendo una interpretación del pensamiento de éste filósofo, podríamos decir entonces que para una sana convivencia en sociedad, se requería de la conciencia tanto de gobernantes y gobernados, no sólo para distinguir sus intereses sino además, para mesurar y autorregular sus ideas y comportamientos para no afectarse entre sí y llegar a un conflicto exacerbado que pusiera en riesgo no sólo el bienestar y felicidad de todos sino la vida misma.

Valdría preguntarnos en la actualidad ¿Qué es ser un buen gobernante? ¿Cómo debe comportarse dicho gobernante? ¿Cómo deben comportarse los gobernados en la sociedad y frente al gobierno? ¿Por qué las sociedades actuales recurren a la violencia como único medio de comunicación y solución de sus necesidades y agravios?... ¿Qué está pasando?. Pareciera que la justicia y la conciencia están extraviadas, porque simplemente tal vez, empezaron a carecer de valor, importancia o utilidad en las sociedades en la que vivimos.

Si bien es cierto que de acuerdo con las teorías contractualistas, el Estado surgió como un acuerdo o pacto entre los miembros de la sociedad para garantizar la seguridad y sobrevivencia, acto que representaba el que tuvieran que limitar su libertad y poder individual, para que un ente, el Estado, depositario del poder de los individuos pudiera regular y limitar sus conductas para procurar la vida en sociedad a través de las leyes pero también fuera de la perspectiva contractual, el Estado según Weber “ es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio reclama para sí el monopolio de la violencia física legítima” (2009). Esto es, el Estado tiene entonces la facultad legal y legítima para usar la fuerza física para mantener el orden y la vida.

Ríos de tinta se han escrito, miles de comentarios y opiniones se han hecho en los diversos medios de comunicación a partir de lo ocurrido en Culiacán, se ha opinado a favor y en contra de las medidas del gobierno federal por las decisiones tomadas, pero más allá de eso, hay cosas más de fondo que tendrían que analizarse, es decir ¿ Por qué llegamos hasta aquí ?, ¿ A caso nuestra sociedad está en un avanzado estado de descomposición, producto de la pérdida o falta de conciencia, valores y respeto al otro, a la vida del otro ? ¿Y empieza a quebrantarse el pacto social?

Sin duda alguna no hay que perder de vista que el pueblo en términos numéricos supera el tamaño de quienes dirigen las instituciones del Estado, por lo que se pone en juicio la capacidad del Estado para conservar la seguridad y atender necesidades, pues entre más grandes las sociedades, mayores y más complejas las demandas, las interacciones sociales, los conflictos… pero también, mayor limitación del Estado y su gobierno para atenderlas.

Se convierte en un círculo vicioso, aún así el Estado no puede replegarse y no atenderlas, sino perdería su razón de ser, al menos para empezar a atender el problema de la seguridad que se ha tornado casi inatendible, demanda del Estado mayor organización para el análisis y establecimiento de estrategias que permitan disolver el conflicto, de la construcción y aplicación de un marco jurídico acorde a las nuevas realidades sociales, y en gran medida, de  individuos que recobren valores, la confianza y respeto en el otro, de lo contrario la descomposición social, seguirá agravándose y ningún gobernante, ningún diseño institucional serán efectivos en su quehacer.  

¡Qué razón tenía el gran Cicerón! Se necesita de la justicia de los gobernantes pero también, de la conciencia de los gobernados, hoy diríamos de corresponsabilidad social.

Como dice el proverbio popular “El violento, siempre inventa pretextos para justificar lo que hace, pensando que la mayoría en su lugar haría lo mismo”.

nish76@hotmail.com

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Nicéforo Rodríguez Gaytán

Líder estudiantil. Miembro del PSUM, PMS, PRS y PRD. Estudió de nivel medio, superior y Posgrado en la BUAP. Doctor en Ciencias Políticas UNAM. Profesor investigador, Facultad de Derecho y C.S. BUAP