Las primeras semanas de la llamada intercampaña se han caracterizado por la guerra y las acusaciones mutuas entre los partidarios de Ricardo Anaya y de José Antonio Meade. Al primero lo involucran en un escándalo mediático de lavado de dinero, y al segundo lo relacionan en el supuesto desvío de miles de millones de pesos durante su gestión al frente de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL). En este conflicto entre candidatos de la oligarquía lo único que ha quedado claro ante la opinión pública es que ambos representan lo mismo; el mismo proyecto y ahora se sabe, las mismas mentiras, trampas y corrupción de la cual la sociedad ya está harta.

No se vayan con la finta. Si bien el conflicto entre las élites que apoyan a Anaya y a Meade es real, se están pegando con todo, pero esto no significa que Anaya sea un opositor auténtico al proyecto que representa el PRI. Se trata de un pleito en las cúpulas partidarias y políticas por mantenerse en el poder y gozar de sus privilegios. En poco tiempo, uno de los dos será el elegido y el otro se hará a un lado. Su objetivo será intentar parar Andrés Manuel López Obrador y a MORENA.

El problema para la oligarquía mexicana y para el gobierno de Estados Unidos es que sus dos abanderados resultaron pésimos candidatos. Desde finales del año pasado y lo que va de este, tanto Anaya como Meade han contado con una infinidad de recursos para promocionarse, pero a pesar de sus estrategas y campañas publicitarias, sus resultados fueron pésimos. En la precampaña López Obrador y MORENA fueron los absolutos triunfadores. Con sus pleitos, Meade y Anaya sólo han logrado exhibir sus miserias y hasta dónde la corrupción política ha penetrado a los grupos y fuerzas que los apoyan. El PAN y el PRD han dejado de ser partidos políticos para convertirse en franquicias al servicio de sus corrientes y de unas cuantas personas.

En todas las encuestas que se han publicado después de las precampañas, existen tres elementos importantes a destacar. Primero, López Obrador no sólo aparece en el primer lugar de las preferencias electorales, sino que su distancia respecto a Ricardo Anaya y José Antonio Meade ha aumentado, en algunas semanas se conocerá el resultado del pleito entre los dos candidatos de la oligarquía y comprobaremos el rechazo que han alcanzado en la sociedad; segundo, que tanto en las Cámaras del Congreso de la Unión, como en las elecciones estatales, los candidatos de MORENA se han convertido en la opción real de cambio; y tercero, que el proyecto de MORENA y López Obrador es el que mayor número de adhesiones ha tenido de personalidades y sectores sociales.

Nosotros hemos decidido realizar una campaña democrática y apegada a la ley, respetando puntualmente lo que establecen las normas electorales, pero los candidatos de la oligarquía preparan desde ahora toda suerte de trampas. Por eso resulta tan importante que en estas semanas de intercampaña se fortalezcan las acciones de organización y de defensa del voto. En Puebla y en todo el país lo estamos haciendo y con ello impediremos que se viole la voluntad popular. TWITTER: @MBarbosaMX