El nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana
- Carlos Figueroa Ibarra
La noche del jueves 9 de enero de este año de 2025, un grupo de invitados a la toma de posesión del nuevo período de gobierno de Nicolás Maduro, salimos a dar una vuelta por el barrio caraqueño Los Rosales en donde se encuentra el hotel en donde fuimos alojados. Caminamos por la avenida Tamanaco, dimos vuelta por la José Martí y continuamos por la Francisco de Miranda. Habíamos hecho una demorada travesía desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, porque los autobuses en los que fuimos trasladados hicieron una parada que duró unas dos horas, debido a las marchas que el chavismo y la oposición antichavista hicieron la tarde de ese día. No solamente la congestión que provocan las marchas sino motivos de seguridad generaron la escala mencionada.
Ese día en la tarde circularon a nivel nacional e internacional noticias tremendistas sobre los acontecimientos ocurridos durante la jornada. Medios internacionales difundieron que miles y miles de personas habían acudido al llamado de la oposición encabezada por María Corina Machado para protestar por la toma de protesta del presidente Maduro. Luego se difundió la mala nueva de que Machado había sido secuestrada por las fuerzas de seguridad del gobierno de Venezuela. Motivos había para la inquietud que mostraban los encargados de nuestra movilización esa tarde. Pero lo cierto es que ninguna de las dos noticias resultó ser cierta. La concentración de la derecha opositora fue minúscula para una fuerza que afirma haber ganado las elecciones con el 70 por ciento de los votos. Y el secuestro de Machado resultó ser una mentira difundida por la propia María Corina.
Por ello nuestra caminata en la zona aledaña al hotel fue hecha en un ambiente de paz y tranquilidad, contrarias a las noticias que se habían escuchado desde días anteriores en el sentido de que la situación en Venezuela era candente y a un paso de la explosividad. El único rastro que vimos de lo ocurrido ese día, fueron los restos de basura que dejó en la avenida Francisco de Miranda la multitudinaria manifestación de los chavistas. Nuestro alojamiento está en un lugar relativamente cercano al municipio de Chacao, uno de los cinco municipios del Distrito Metropolitano de Caracas, y por la composición de clase del lugar (clases medias altas y sectores pudientes), uno de los bastiones de la derecha opositora. La calle Élice de ese municipio se realizó la magra concentración opositora.
En el camino nos encontramos con un exaltado antichavista que nos soltó un discurso que se sustentaba en la esperanza de una invasión o al menos un bombardeo estadounidense. También nos topamos con un grupo de muchachos y muchachas que con música y consignas adornaban el local de su organización. Asimismo encontramos un pequeño supermercado de barrio repleto de bienes de consumo, lo cual contradice la propaganda de un pueblo venezolano lleno de hambre y carencias.
La toma de posesión del presidente Maduro también fue realizada en un ambiente pacífico. Los invitados e invitadas a dicha celebración y al Festival Mundial Internacionalista Antifascista celebrado en esos días, tuvimos la oportunidad el 10 de enero de participar en el también multitudinario mitin en el que el presidente Maduro pronunció un discurso. Como ha sucedido en otras oportunidades, la gran avenida Urdaneta estaba colmada de contingentes, banderas y la música hacía que la gente cantara y bailara. Abundaron las consignas antiimperialistas, anticolonialistas, antifascistas, antisionistas y antirracistas. El listado anterior resume el espíritu de los tres discursos que le escuché al presidente Maduro en todos estos días.
La Revolución Bolivariana parece estar superando los años aciagos que le provocaron los centenares de medidas de bloqueo, entre ellas la venta de petróleo y decomiso de activos, (las gasolineras de CITGO, el oro en Inglaterra etc.,). También el que enfrentara en esas condiciones los efectos terribles de la pandemia entre 2020 y 2022. La economía venezolana ha estado recuperando su crecimiento entre otras cosas porque los precios del petróleo se han vuelto a incrementar al mismo tiempo que sus exportaciones desde Venezuela. Y con ello, la Revolución Bolivariana está frente a la oportunidad de recuperar el capital político perdido, el cual se mostró en el 43% de los votos obtenidos (5.3 millones) por la derecha en las elecciones presidenciales del 28 de julio. Venezuela y el gobierno chavista parecen estar entrando a un nuevo momento.
La propia narrativa oficial habla del “nuevo ciclo de la revolución”. Este nuevo ciclo estará constituido en los próximos seis años en la realización de las “Siete Grandes Transformaciones” (7T), que son las siguientes:
1. La transformación económica a través de la diversificación productiva de la economía, la regulación de las diversas áreas económicas. Esto significa la despetrolización de dicha economía, lo cual por alguna razón no se ha hecho hasta ahora.
2. La soberanía científica y tecnológica y el desarrollo cultural.
3. El enfoque integral de la paz, seguridad nacional, integridad territorial (lo cual incluye el reclamo de la Guayana Esequiba).
4. El fortalecimiento de programas sociales existentes, con énfasis en la optimización del Sistema Patria (la administración de las políticas sociales llamadas Misiones Bolivarianas) y los Comités Locales de Abastecimiento Popular (CLAP), la renovación integral de los sistemas educativo y de salud (infraestructura escolar y la dotación de centros médicos).
5. Consolidación del Poder Popular (Consejos Comunales y Comunas), promoción de un “Gran Acuerdo Nacional por la Paz 2030”, transparencia gubernamental y código de ética para dirigentes políticos.
6. Política ambiental integral que incluye fondos compensatorios para desastres naturales y la promoción de prácticas agroecológicas además de un nuevo enfoque de planificación urbana centrado en la sostenibilidad.
7. Fortalecimiento de lazos con el Sur Global y los BRICS y desarrollo de sistemas alternativos de pago y comercio para contrarrestar sanciones internacionales.
Mientras esto sucede, un grupo de 31 exmandatarios de diversos países se ha agrupado en torno a la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) apoyando al excandidato presidencial Edmundo González Urrutia quien pretende ser ungido como el sucesor del fallido presidente espurio Juan Guaidó. Los motivos de esta aspiración no son solamente políticos: es la continuidad de la posesión de unos 44 mil millones de dólares en activos y dinero y varias toneladas de oro que le han sido arrebatados a Venezuela.
La gran pregunta es cómo le irá a esta derecha y a la propia Revolución Bolivariana a partir del 20 de enero cuando asuma la presidencia estadounidense Donald J. Trump. ¿Arremeterá Trump contra Venezuela siguiendo sus convicciones neofascistas? O más bien, ¿procederá con pragmatismo ante la urgente necesidad del petróleo venezolano que tienen los Estados Unidos? Al tiempo.
Opinion para Interiores:
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Sociólogo, profesor investigador de la BUAP, especializado en sociología de la violencia y política. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2022).