Diario de trabajo: De la lingüística
- Juan Carlos Canales
La mayor revolución lopezobradorista no es ni social ni económica ni política; le debemos, en cambio, una verdadera revolución lingüística: la invención de una neolengua a través de la cual logró destruir un universo de referentes políticos- por polisémico que fuera- e incorporar otro repleto de eufemismos que ha dado al traste con la más elemental posibilidad de comprensión pública.
Así, los sicarios del crimen organizado no son asesinos sino niños descarriados; el único peligro que acecha al país es el que proviene de los que se oponen a él. Igual que en 1984, también AMLO ha reinventado la historia de México, particularmente la que concierne al siglo XIX.
Se han preguntado, sin embargo, ¿cuáles fueron los cimientos ideológicos que sostuvieron su concepción y ejercicio político durante todo el sexenio? La familia, el ejército, la religión y la comprensión de una sociedad como un todo orgánico; anclajes propios del pensamiento conservador y no del liberal.
Así como el Tercer Reich inventó una lengua –tan bien estudiada por Klemperer– o Stalin tuvo la suya (Orwell, una vez más), alguien tendrá que abocarse, algún día, a escribir la lengua de la 4T y las consecuencias que ha tenido en la sociedad mexicana.
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Es profesor jubilado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP). Por más de veinte años condujo el programa radiofónico El territorio del nómada.