Economía con sentido común

  • Carlos Anaya Moreno
Cómo humanizar la economía que ponga en el centro las necesidades de personas y comunidades

La economía, una disciplina que afecta todos los aspectos de nuestras vidas, a menudo se presenta como un campo abstracto, lleno de conceptos complicados y ajeno al día a día de las personas comunes. Sin embargo, en su esencia, la economía debería ser una herramienta al servicio de la humanidad, diseñada para satisfacer necesidades, reducir desigualdades y fomentar el bienestar colectivo.

G.K. Chesterton, filósofo y escritor británico, desafió esta desconexión proponiendo una economía centrada en las personas, guiada por el sentido común. Su enfoque, combinado con los principios de la Economía Solidaria, ofrece una alternativa práctica y ética al modelo económico actual. Juntos nos invitan a imaginar un sistema donde las decisiones económicas se tomen no en función de gráficos y cifras, sino de las necesidades reales de las personas y las comunidades.

Volviendo a lo humano: La visión de Chesterton

Chesterton era un defensor del distributismo, una filosofía que promueve la distribución más equitativa de la propiedad y la autosuficiencia local como pilares de una economía saludable. A diferencia del capitalismo extremo y el colectivismo estatal, el distributismo busca empoderar a las personas, fortaleciendo comunidades y fomentando relaciones económicas basadas en la colaboración.

“Una economía que ignora al hombre común no es economía en absoluto; es cálculo vacío”, afirmaba en La esfera y la cruz. Chesterton señalaba que el problema no era la falta de recursos, sino la acumulación de riqueza en manos de unos pocos. Hoy, su crítica resuena con fuerza: vivimos en un mundo donde la desigualdad es extrema, con un pequeño porcentaje de la población controlando la mayor parte de los recursos mientras millones luchan por satisfacer sus necesidades más básicas.

Para Chesterton, la solución estaba en volver a lo esencial: construir una economía que respete la dignidad humana, valore el trabajo como un acto creativo y fomente la solidaridad comunitaria.

Economía Solidaria: Una alternativa práctica y ética

La Economía Solidaria refuerza y actualiza la visión de Chesterton, proporcionando un marco que prioriza la equidad, la sostenibilidad y la cooperación. Este enfoque nos invita a repensar nuestras decisiones económicas desde una perspectiva humana y comunitaria, poniendo el bien común por encima de los beneficios individuales.

1. Priorizar las necesidades humanas sobre las ganancias
En un sistema guiado por el sentido común, las empresas y las políticas económicas no deberían enfocarse únicamente en maximizar ganancias. En cambio, deberían garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos, vivienda, salud y educación.

Las cooperativas y empresas sociales son ejemplos de cómo este principio puede aplicarse en la práctica. En lugar de destinar las ganancias a accionistas, estas organizaciones las reinvierten en la comunidad, mejorando el acceso a recursos esenciales y fomentando un crecimiento económico más equitativo.

2. Fortalecer las economías locales
Chesterton creía firmemente que “una economía local fuerte es la base de una nación fuerte”. Este principio es fundamental en la Economía Solidaria, que promueve mercados locales, producción sostenible y la autosuficiencia comunitaria.

Los mercados de agricultores, las redes de comercio justo y las pequeñas empresas familiares son ejemplos concretos de cómo las economías locales pueden generar empleo, fortalecer el tejido social y reducir la dependencia de sistemas globales vulnerables a crisis económicas y ambientales.

3. Fomentar la cooperación sobre la competencia
Para Chesterton, la cooperación es más poderosa que la competencia. Las cooperativas de trabajadores ejemplifican este principio, ofreciendo un modelo donde los empleados son propietarios y toman decisiones colectivas sobre la gestión y las ganancias de la empresa.

Este enfoque no solo fomenta un entorno de trabajo más justo, sino que también refuerza el compromiso de los trabajadores con la sostenibilidad y el bienestar de la comunidad.

4. Valorar el trabajo humano
“El trabajo no es solo un medio para ganarse la vida; es una expresión de la creatividad y dignidad humanas”, afirmaba Chesterton. La Economía Solidaria se alinea con esta visión al promover empleos con condiciones justas, salarios dignos y un impacto positivo en la sociedad.

Un ejemplo de esto es el auge de empleos en sectores sostenibles, como la energía renovable y la economía circular, que no solo generan ingresos, sino que también contribuyen al bienestar ambiental y social.

Aplicando el sentido común: Soluciones para hoy y mañana

¿Cómo podemos llevar estas ideas a la práctica? Aquí algunas ideas clave:

a. Reformas de políticas económicas inclusivas
Las políticas públicas deben enfocarse en reducir desigualdades y promover la equidad. Esto incluye:

  • Impuestos progresivos: Que graven más a quienes tienen mayores ingresos.
  • Subsidios para pequeñas empresas: Para fomentar el emprendimiento local.
  • Incentivos para la economía verde: Promoviendo sectores sostenibles que generen empleo y protejan el medio ambiente.

b. Economía circular: Hacia un modelo sostenible
El modelo actual de "producir, consumir y desechar" no es sostenible. La economía circular, basada en el reciclaje, la reutilización y la reducción de residuos, ofrece una alternativa viable que no solo protege el medio ambiente, sino que también crea oportunidades económicas.

c. Educación económica desde las comunidades
Empoderar a las personas comienza con la educación. Talleres sobre finanzas personales, cooperativismo y emprendimiento local pueden ayudar a las comunidades a comprender y participar activamente en sus propias soluciones económicas.

Un futuro basado en el sentido común

Chesterton nos dejó un mensaje claro: la economía no debería ser un fin en sí misma, sino un medio para garantizar una vida plena y digna para todos. La Economía Solidaria toma este principio y lo convierte en acciones concretas, diseñadas para responder a los desafíos del presente y construir un futuro más justo.

En un mundo marcado por el cambio climático, la desigualdad y la inestabilidad económica, el sentido común nos ofrece una brújula ética y práctica para navegar estos desafíos. No se trata de una utopía inalcanzable, sino de redescubrir lo esencial: la economía como un acto de solidaridad, respeto y cooperación.

¿Estás listo para imaginar una economía que funcione para todos y no solo para unos pocos? No es un sueño imposible. Con cada decisión que tomamos —ya sea apoyar negocios locales, fomentar la educación comunitaria o abogar por políticas inclusivas— damos un paso hacia ese futuro.

Hagamos del sentido común nuestra guía y construyamos juntos una economía al servicio de la humanidad.

Referencias
Chesterton, G. K. (1908). Ortodoxia. Londres: John Lane.
Chesterton, G. K. (1910). Lo que está mal en el mundo. Londres: Cassell.
Chesterton, G. K. (1910). La esfera y la cruz. Londres: Cassell and Company.
Razeto, L. (1984). Economía de solidaridad y mercado democrático. Santiago: PET.
Schneider, F., Kallis, G., & Martinez-Alier, J. (2010). Crisis or opportunity? Economic degrowth for social equity and ecological sustainability. Journal of Cleaner Production, 18(6), 511-518.
UNEP. (2017). Circular Economy in Developing Countries: A Roadmap for Sustainable Development. United Nations Environment Programme.
Anaya, C. El poder del sentido común e-consulta. Diciembre 12, 2024.
Anaya, C. Sentido común: antídoto contra estupidez colectiva e-consulta. Diciembre 05, 2024.
Anaya, C. Vivir con sentido común e-consulta. Noviembre 27, 2024.

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Carlos Anaya Moreno

CEO de Servicios Geo Enlace, empresa de Internet de las cosas desde el año de 2010; y fundador de la Unión de Servicios Solidarios-Banco de Tiempo (2018). Se desempeñó como director General del Registro Nacional de Población de 2004 a 2010.