Si los Moreno Valle no hubiesen muerto...
- Alejandro Carvajal Hidalgo
Sin ganas de hacer metafísica ni futurología, cabe preguntarse: ¿qué hubiera pasado si Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso no hubieran muerto? La historia política está llena de momentos que marcaron el destino de los países y los partidos, algunos por acción directa, otros por accidentes del azar que nadie pudo prever. Uno de esos episodios, trágicos y definitivos, fue el fallecimiento de Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso Hidalgo en diciembre de 2018.
Como bien señala Norberto Bobbio en El futuro de la democracia, no se trata de imaginar escenarios improbables, pero sí de explorar las posibilidades de lo que pudo haber sido. Lo que podemos intentar es reflexionar sobre cómo hubiera sido el panorama político de Morena y del país si esos liderazgos antagónicos hubieran sobrevivido, cuando menos como un ejercicio de reflexión.
Rafael Moreno Valle, con su pragmatismo político y habilidad negociadora, logró consolidarse como un pilar de las alianzas del PAN. Incluso había comenzado a sacudirse las ataduras del PRI, convirtiéndose en un constructor de equilibrios internos en la política poblana y nacional. Martha Érika Alonso representaba la continuidad de esa hegemonía en Puebla y la posibilidad de exportar ese modelo a nivel nacional. Si ambos hubieran continuado en la escena política, es probable que Morena hubiera enfrentado un contrapeso más sólido, al menos en Puebla, obligándolo a replantear su estrategia de consolidación territorial y su discurso de transformación.
Sin embargo, lo que ocurrió fue que Morena, sin enemigos políticos locales lo suficientemente fuertes, se enfrascó en lo que Bobbio describe como “disputas estériles”. Sin un rival externo claro, las dinámicas del poder al interior del partido se volvieron autodestructivas. La falta de contrapesos permitió que el ala pragmática desplazara a los cuadros de base, los mismos que habían trabajado para construir el triunfo electoral en 2018.
Si Moreno Valle y Martha Érika no hubieran muerto, quizá Morena habría tenido que fortalecer su organización interna para resistir un verdadero contrapeso político, algo que nunca se consolidó. No se trata de hacer una apología al morenovallismo, sino de invitar a repensar nuestra posición como morenistas frente a nosotros mismos. La ausencia de un rival fuerte permitió que el partido gobernante se desviara hacia dinámicas enteramente electoreras, las mismas que hoy lo colocan en una situación compleja: sin unidad interna, sin una base sólida de cuadros militantes y con una tendencia a privilegiar el pragmatismo sobre la transformación.
La incapacidad de construir contrapesos internos y una estructura partidista capaz de resistir las tentaciones del poder ha sido una de las mayores debilidades de Morena. Bobbio advierte que la democracia no se consolida únicamente con ganar elecciones; requiere construir una dinámica institucional que permita el debate, la diversidad de opiniones y la formación de cuadros políticos comprometidos.
El vacío político dejado por Moreno Valle y Martha Érika permitió a Morena, primero con Miguel Barbosa y luego con Sergio Salomón, gobernar Puebla sin resistencias reales, consolidando un grupo político de facto, excluyente y oligárquico. Sin un rival fuerte, las disputas internas no sólo no fueron resueltas, sino que se agudizaron, demostrando que el poder, lejos de consolidar al partido, lo ha fragmentado.
La pregunta que queda en el aire es si Morena será capaz de corregir el rumbo, construir una verdadera dinámica partidista y superar las tensiones internas que lo aquejan. De lo contrario, el partido corre el riesgo de diluirse en la misma lógica de los partidos que prometió superar, recordándonos que los vacíos de poder siempre terminan por llenarse, y no siempre por los mejores actores.
@ACarvajal06
Opinion para Interiores:
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Diputado federal desde 2018 representando por mayoría relativa al Distrito VI. Estudió la Licenciatura en Derecho en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Fue dirigente de El Barzón poblano, y desde diferentes espacios de participación ha promovido acciones para construir bienestar en la sociedad.