Del plato a la boca…

  • Antonio Madrid
La historia real -no de ficción- de dos pueblitos donde hoy puedes ser alcalde y mañana no…

En todo un show se han convertido las elecciones de Venustiano Carranza y Chignahuapan, ambos municipios ubicados en la Sierra Norte de Puebla. Un día hay un ganador y al siguiente día ya no lo es. Se nombra un Concejo Municipal y a los pocos días lo echan para afuera. Aún no acaba de festejar el nuevo alcalde, cuando ya le están arrebatando el triunfo. Ufff.

Pero centrémonos por hoy en el caso de Venustiano Carranza. Fue el mismo día de la jornada electoral cuando hechos violentos rompieron la cadena de custodia y con ello la elección se fue al carajo. De acuerdo a Marco Antonio Valencia Ávila, el menor de los hermanos Valencia (quienes han gobernado por casi 15 años el municipio) llevaba ventaja. Más aún, él asegura haber ganado la elección. Pero se anunció que habría elecciones extraordinarias, hecho que indignó al presunto triunfador, quien ni tardo ni perezoso –es abogado de profesión- interpuso las impugnaciones de rigor y en esa peripecia legal se columpiaron durante meses –los largos meses que distaron desde la jornada electoral, hasta el 14 de octubre, fecha de la toma de posesión- las esperanzas de gobernar por quinta ocasión a Venustiano Carranza.

Los meses fueron, sí, largos, muy largos. Largos y cargados de incertidumbre, una incertidumbre espesa como suelen ser las aciagas incertidumbres que nos carcomen el alma. Eso en el bunker de los Valencia. En el bunker morenista de Neto García, el alcalde que buscaba ser reelecto, las cosas no eran diferentes. Uno y otro en su fuero interno, durante las calurosas noches de Venustiano Carranza, pensaban y repensaban en los errores que cometieron. ¿Por qué no hicieron ese poquito más que los hubiera acercado a un triunfo contundente, que no los tuviera metidos en esa incertidumbre que les había venido a trastocar la tranquilidad? Y se revolcaban en su cama en largas noches de insomnio, entre mentadas de madre y persignadas (a partes iguales); las primeras eran para su contrincante y las segundas eran pidiendo a san Juditas Tadeo, -santo patrono de las causas perdidas- que las cosas se resolvieran a su favor. Pero las cosas ya estaban hechas.

De los bandos de un lado y de otro, las cosas no eran diferentes. Unos y otros, quiero decir su gente, adelantaban pronósticos triunfalistas que los decían a quienes quisieran escucharlos que ese arroz ya estaba cocido. Y todos querían escucharlos, porque el pueblo entero estaba metido en esa incertidumbre sorda en que habían caído por no saber quién gobernaría o -desgobernaría- los próximos tres años.

Pero como no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, un buen día –para los Valencia- ya casi para llegarse la fecha de toma de protesta, se anunció que el Tribunal Federal Electoral echaba abajo la determinación de sus homólogos poblanos y el triunfo era para los Valencia. Hubo fiesta en el bunker valencista, faltaba más. Sus seguidores comenzaron a gritar exaltados: ¡Ya ven, se los dije! Mientras destapaban tecates y comían tacos de barbacoa, ya para entonces convertidos en todos unos juristas de primer nivel. Los seguidores de Neto García, muy a su pesar, tuvieron que agachar la cabeza.

Y el 14 de octubre, mientras todos los alcaldes de Puebla –o casi todos- tomaban protesta alegremente, sin pedos de por medio, en Venustiano Carranza llegaba un Marco Valencia seguido de su séquito y tomaba una improvisada protesta a las afueras del Palacio Municipal, pues no había quien le abriera la puerta ni quién le hiciera entrega del inmueble. Pero ya para entonces se sabía: había una nueva determinación de parte del Tribunal Estatal Electoral, que desacataba la orden federal y decía que se formaría un Concejo. Una vez más los seguidores –esta vez de Neto lanzaron vivas y celebraron que lo que parecía perdido, ahora ya no lo estaba tanto-. En tanto la gente de Marco, con la pena, tuvieron ahora ellos que agachar la cabeza y guardar las tecates y los tacos de barbacoa para mejor ocasión.

Y la incertidumbre –faltaba más- de nuevo se fue a vivir a las vidas de los habitantes de Venustiano Carranza.

El Concejo tomó posesión. Y las cosas comenzaron a marchar de manera normal. Se anunciaron nuevas elecciones para marzo. Todo parecía estar en paz, si no fuera porque en el bunker de los Valencia la esperanza era lo menos que estaba muerta. ¡¡El Tribunal Federal dará su fallo a nuestro favor!! gritaban como para convencerse de que así sería, mientras que los demás repetían como en trance, como en una letanía: ¡Así será, así será!

Pero… ¡oh, sorpresa! para quienes ya lanzaban mierda contra los Valencia, acusándolos de huachicoleros y asesinos, de pronto el Tribunal falló de nuevo (esta vez el estatal) y esta vez fue a favor de Marco Valencia. ¡Me lleva la chingada! Soltaron esta vez la gente de Neto. Nuevamente agacharon la cabeza y los tiradores de mierda, fueron humildemente a acercarse con los nuevos triunfadores, esperanzados de que no se hubieran dado cuenta de los ataques.

Marco ya para entonces había tomado posesión. Los cargos se habían repartido y los miembros del Concejo agarraron sus tiliches y se fueron con rumbo a quién sabe dónde. Y ya, cuando todo parecía decidido, el Tribunal Federal Electoral resulta que recibió y tuvo a bien aceptar las impugnaciones de Morena y tanto Venustiano Carranza, como Chignahuapan con “El Moco” Lira, fueron nuevamente lanzados a donde quisieran, para que el Concejo regresara por sus fueros y se anunciaran nuevas elecciones. Los lanzadores de mierda respiraron con alivio y volvieron a lanzar excremento –esta vez con más prudencia, no fuera siendo- y las cosas regresaran a como estaban al principio.

¿Cree usted que esta es una historia de ficción?

Para nada, es la puritita vida real.

¡Y espérense a lo que viene!

Por cierto, un servidor manejó antes de todo esto, la hipótesis de que habría elecciones extraordinarias con un nuevo candidato (el candidato oficial participaría de nuevo). No fue un invento mío, solo me basé en una fuente que consideré confiable. En caso de que este periplo termine de esta manera –no dude que, por los huevos de alguien, esto pueda cambiar en unas cuantas horas- les daré el nombre de quien me dio a conocer dicha hipótesis. Mientras tanto, sigamos viviendo con la incertidumbre que ya para estas alturas, ya hasta consideramos amiga nuestra.

Nota bene: Si usted es de uno u otro bando, de los que han lanzado mierda a uno u otro candidato, la recomendación más prudente es cerrar por unos meses el caño. No vaya a ser que la mierda nos salpique a todos.

 

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Antonio Madrid

Comunicador y periodista. Reportero, corresponsal y columnista (La Pasarela) en diversos medios poblanos. Ha ejercido su labor reporteril en radio, televisión y prensa escrita en medios de Huauchinango y Xicotepec.