Grandes retos del inicio de sexenio
- Araceli Molina Diz
El inicio de un nuevo sexenio se encuentra siempre lleno de retos y oportunidades que hay que identificar, planear y enfrentar con una visión de Estado clara y decisiva. Sin embargo, al tener por primera vez a una mujer presidenta se le suman obstáculos que impone el sistema machista y patriarcal en el que vivimos.
Como mujer, Claudia Sheinbaum enfrentará retos únicos que se derivan no únicamente de ejercer el poder, sino de las barreras y expectativas de género que todavía persisten en México.
Tal como ha sucedido con los comentarios misóginos emitidos por el comediante Rafael Inclán, en los que señala que el país será gobernado por una ama de casa en los siguientes seis años; a lo que la presidenta respondió en la mañanera:
“Me parece más lamentable el que se utilice la palabra ‘ama de casa’ como algo peyorativo. No, yo soy presidenta, abuela, mamá y ama de casa, y con orgullo. Todas las amas de casa, es decir, las mujeres, esposas que se dedican al hogar, merecen absolutamente todo nuestro reconocimiento”.
La mandataria aseguró que ese comentario es un reflejo de la cultura machista predominante en México y es un tema que será combatido en su sexenio, ya que se relaciona directamente con la violencia hacia las mujeres.
Y es que, aunque las mujeres hemos demostrado liderazgo en muchos ámbitos, todavía persiste en algunos sectores la creencia de que los roles de liderazgo político son más adecuados para los hombres, lo que provoca dudas en la capacidad de liderazgo de la presidenta.
Otro asunto relevante, son las expectativas de género. Se espera que una mujer presidenta sea más empática y orientada al bienestar social, pero al mismo tiempo firme y decidida en temas de seguridad y economía. Este doble estándar puede generar mayores presiones para equilibrar su imagen de liderazgo, y se espera que una mujer promueva agendas progresistas, como la igualdad de género, los derechos de las mujeres y reformas sociales inclusivas. Sin embargo, también se enfrenta al reto de abordar temas económicos, alianzas, de capital político, temas internacionales y de seguridad, muchas veces prioritarios y difíciles de equilibrar con una agenda social.
Las mujeres líderes nos enfrentamos constantemente a prejuicios de género, por lo que existe más resistencia del entorno, somos juzgadas no solo por nuestras decisiones políticas, sino también por nuestra apariencia, comportamiento y vida privada, mucho más que los liderazgos masculinos.
Otro de los grandes desafíos de la presidenta será la legitimidad, que hasta el momento ha sido atribuida al expresidente Andrés Manuel López Obrador, pero con el tiempo deberá ganar la confianza ciudadana por méritos propios.
El arribo de una mujer a la presidencia de México impacta de manera significativa en el papel que jugamos las mujeres en la vida pública del país. Si su gobierno es percibido como exitoso, puede abrir camino a futuras generaciones de mujeres líderes, pero si enfrenta grandes dificultades o fracasos, puede reforzar estereotipos sobre la supuesta "incapacidad" de las mujeres para liderar.
Por último, se encuentran las altas expectativas por parte de los movimientos feministas en cuanto al impulso de la agenda de género, pero también se enfrentará a la compleja resistencia de sectores que ven estos cambios como una amenaza a sus privilegios.
Por ello, las mujeres no sólo debemos apostar para que la presidenta tenga éxito, sino comprometernos con su proyecto y acuerpar su gestión.