Momento de catarsis

  • Jesús Horacio Cano Vargas
Cuando se viola tu privacidad te quitan la paz y ese pensamiento de pérdida tarda en sanar

Siempre lo digo, escribir compromete, pero a veces escribir también sirve de catarsis. Hoy me permitiré usar este espacio para hacerlo, sin entrar en detalles e intentando aportar algo para quien me lee. Porque está bien la catarsis, pero la vocación de compartir y transmitir algo no se irá de este espacio.

¿Era muy tarde? Quizá, aunque he platicado con muchas personas y algunos dicen que pasan varias veces a la semana ese tramo a altas horas de la noche sin ningún problema. Otros me dicen que después de las tres de la tarde no cruzan ninguna carretera de nuestro país. Luego vemos las escenas de las Cumbres de Maltrata en la Autopista Orizaba-Puebla, donde a una familia le despojan de su camioneta a plena luz del día; parece que era la 1 pm ¡terrible! ¿Entonces ni aunque transitemos temprano? ¿Es un tema nuevo en nuestro país? No lo sé. A finales del siglo antepasado Manuel Payno escribió Los bandidos de Río Frío, por algo será. Otro amigo me platicaba que hace años lo detuvieron unos presuntos ministeriales, ahí casi en donde los bandidos me agarraron a mi. A otros entrañables amigos les ha pasado lo mismo con detenciones de elementos de la Guardia Nacional, que suponemos son falsos o como a mí ponchándote las llantas de tu vehículo.

¿Qué hacer? Algunos dirían que en ese momento “de nada nos sirve rezar” como diría Serrat, pero les puedo decir que además de que no podíamos hacer más, a mi familia y a mi nos sirvió mucho. Encontramos cobijo y esperanza. Después de eso vimos como nuestro círculo de familia y amigos que nos quieren (y lo hacen muy bien), hicieron lo posible para ayudarnos. Unos con acciones en los momentos más complicados y otros escuchándonos que sirve como apapacho, el cual es necesario después de esos momentos. Muchos lo siguen conforme vamos haciendo catarsis y lo contamos. A todos les agradezco y les mando un gran abrazo.

Cuando se viola la privacidad, que en este caso consistió en que entraran a nuestro vehículo y que personas desconocidas nos quitaran nuestras pertenencias, no solamente te quitan lo material, es mucho más grave, te quitan de alguna manera la confianza. A mi familia, por su parte, la preocupación de lo que me sucedería. Te quitan la paz y ese pensamiento de pérdida desafortunadamente tarda en sanar.

Pero siempre, como enseñaba un santo de lo ordinario: “Omina in bonum”, todo para bien. Tuve la oportunidad de platicar con mis hijos de lo que verdaderamente vale la pena, más allá de lo material: la familia, los amigos. Ser generosos y pensar en el otro, incluso pedir como siempre lo hacemos en casa, especialmente por las personas que nos hacen mal. Platicamos mucho, quizá como hace mucho no lo hacíamos, vivir algo tan fuerte juntos, siempre genera unidad. Pronto lo veremos como una anécdota que como familia logramos superar.

Como servidor público mi primera reacción fue asistir a mis compromisos laborales, aunque tuviera pocas horas de sueño, había que cumplir el compromiso que se tiene con la sociedad y está plasmado en ley. Hacer lo que nos toca sin duda contribuye a la consecución de un mejor país. Como ciudadano, me impulsa a realizar pequeñas acciones que tienen trascendencia en la seguridad de la comunidad, como puede ser el no comprar artículos robados. Es fácil: si no hay demanda de artículos robados no debería de haber oferta. Quizá podemos hacer pocas cosas, pero esas no podemos dejar de observarlas. Es por la seguridad de todos, por la paz de nuestro país. Hasta entonces.

Comentario al aire

Algunos siguen despistados, unos vociferando contra los ganadores (malos perdedores); otros intentan sumarse al triunfador. Hay quienes critican y luego consienten lo criticado; están los que ganaron, pero no saben ganar y están buscando quien se las pague, quizá encuentren quien se las cobre... Pero hay también los que trabajan en silencio, hacen equipo y ven al futuro. A los últimos se les resbala lo vociferado, se alían con quienes les conviene con la intención de sumar, atienden solo las críticas que suman, y aunque se las deban, prefieren elegir sus batallas.

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Jesús Horacio Cano Vargas

Abogado con estudios en Derecho Constitucional y Amparo, actualmente Síndico en el Ayuntamiento de San Martín Texmelucan. Fue profesor universitario, asesor jurídico de empresas y entidades gubernamentales, servidor público, pero sobre todo apasionado de lo que hace.