Los amigos con imaginación

  • Ignacio Esquivel Valdez
Todo tiene inicio y fin, incluso para los amigos imaginarios que se van cuando termina la infancia

En una sala de espera se encontraban cuatro individuos con cara de desconcierto. Nadie había saludado al llegar, simplemente tomaron asiento y desviaban la mirada hacia cualquier parte del cuarto o las revistas. El reloj en la pared parecía burlarse de ellos con cada tic tac, se respiraba tedio.

Fue uno de ellos quien rompió el hielo y sin dirigirse a nadie en particular preguntó:
—¿Ustedes también vienen a tratar el problema de las voces?

Esa pregunta capturó la atención de los presentes que asintieron con la cabeza y el que había preguntado continuó:
Sí, creo que aquí mandan a todos aquellos que solo tienen ese problema, al menos eso he escuchado, suspiró aliviado y dijo: —Eso significa que el problema no es de uno solo, menos mal.

Así fue que los cuatro ahí reunidos se relajaron e iniciaron una charla casual con quien tenían más cerca, misma que fue interrumpida por el rechinido esperanzador de la puerta, lo que significaba que ya iban a ser atendidos. Salió una mujer con unos papeles en la mano. El que había roto el silencio dijo:
Si quiere saber el orden en el que fuimos llegando, yo se lo puedo decir.

La mujer agradeciendo con una sonrisa respondió:
—Muchas gracias por apoyar, pero no es necesario, ni siquiera tenemos que movernos de aquí, por favor póngase cómodos.

Ahora era la incertidumbre lo que se respiraba, no tenían idea si eso era bueno o malo y las miradas fijas en la mujer demandaban respuestas. Con mucha calma la mujer tomó la palabra:
Bueno, todos y cada uno de ustedes ha referido escuchar voces cuando están solos , en particular mencionando su nombre, la buena noticia es que esto no en absoluto nada malo, pueden estar tranquilos.
—Entonces -dijo uno de ellos que hablaba mientras levantaba la mano-, ¿qué significa?

La mujer dibujó una sonrisa y respondió:
Significa que ustedes ya pueden nacer.

Uno de los presentes se levantó para increpar:
—Creo que no le entendemos, hemos venido para tratar un asunto muy serio sobre nuestra salud mental, yo francamente creí que pasaríamos uno por uno con algún médico y usted nos viene con esas tonterías, me parece que quien necesita un médico es usted.
—Calma amigo -dijo la mujer sin desdibujar la sonrisa de su rostro-. Permítanme explicarles. 

Hizo una pausa para respirar hondo:
—¿Alguien recuerda su vida antes de algunas semanas?

Todos en la sala se quedaron atónitos con la pregunta, pues, efectivamente, nadie podía recordar nada, ni parientes, amigos o a qué se dedicaba, solamente que vivían cerca del lugar de la reunión y no tenían más identidad que su nombre.

—Pero esto, ¿no es algún tipo de síntoma motivo para haber tomado esta terapia?, preguntó otro de los asistentes.
—Pues sí, pero aclaremos que esto no es una consulta médica, es una reunión de notificación. Pronto conocerán y convivirán con su creador y tomarán conciencia de su aspecto e identidad, la cual no tiene hoy, a ver.

Volteó a ver a uno de los reunidos:
Tú, ¿ya sabías que eres un pingüino con camisa floreada? O tú -se dirigió a otro-, ¿sabes que eres un panda con casco de bombero? No, ¿verdad? De hecho -se dirigió a un niño de pantalones cortos:
—¡Tú te llamas Manuel!
—Y ¿Qué pasará? —preguntó uno más con cara de desconcierto.
—En breve viajarán a otro lugar, no se preocupen, no duele y justamente esta charla es para que no los tome por sorpresa, verán que es agradable que alguien siempre los necesite, platique con ustedes y compartan buenos momentos.

Esta última afirmación hizo que los rostros dibujaran conformidad y alivio, la idea no sonaba mal para ellos.

—Bueno -dijo la mujer-creo que eso es todo a menos que tengan preguntas.

Nadie dijo nada.

—Está bien, eso es todo, se pueden retirar y que disfruten su nueva vida.

Todos fueron desalojando la sala con una sonrisa e intercambiando la experiencia con algún colega cercano hasta que de la puerta de donde había salido la mujer, ahora lo hacía un anciano y al quedarse solos dijo:

—Creo que no mencionaste qué será de ellos cuando todo termine.
—Ya no lo considero necesario, al final volverán a este lugar, dejarán un buen recuerdo y ellos lo tendrán también, además todo en esta vida tiene un inicio y un fin, incluso para los amigos imaginarios que se van cuando termina la infancia.

 

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Ignacio Esquivel Valdez

Ingeniero en computación UNAM. Aficionado a la naturaleza, el campo, la observación del cielo nocturno y la música. Escribe relatos cortos de ciencia ficción, insólitos, infantiles y tradicionalistas