¿Educadores de verdad o profesores de película?

  • Juan Martín López Calva
El cine ha abordado el tema de la educación y existen un acervo de películas memorables

Ya en la universidad se comienzan a gestar unas expectativas muy concretas e inalcanzables sobre cómo debe ser el trabajo de nuestros sueños, expectativas perpetuadas por la creencia popular de que «si eliges un trabajo que te gusta, no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». Esto, por supuesto, no se cumple, y al descubrir que nuestra vocación se construía sobre un castillo de naipes, decidimos culpar al viento por derribarlo sin hacer un ápice de autocrítica.
El trabajo dignifica, como bien reivindicaba Marx, pero dignifica todavía más abandonar la absurda competición por ser el mejor, empezar a anteponer la asertividad a la necesidad de complacer a todos en todo momento y, sobre todo, derribar de una vez por todas nuestras utópicas expectativas. De lo contrario, corremos el riesgo de dejar de odiar un trabajo para empezar a odiar la vida.
Marina Pinilla ¿No te gusta el trabajo o no te gusta la vida? Ethic. 23 de marzo de 2023.

El llamado Séptimo arte ha abordado el tema de la educación a lo largo de su historia y existen en el acervo cinematográfico internacional un buen número de películas memorables sobre este campo. Dentro de este abanico de filmes, el Mtro. Alfredo Naime, prestigiado experto, hace la distinción entre películas sobre la escuela y películas sobre profesores. Para analizar el tema del trabajo educativo, voy a referirme a estas últimas.

Creo que la mayoría de los docentes tienen en su memoria el recuerdo de alguna gran película sobre profesores. La mayoría de ellas nos presentan historias -muchas de ellas basadas total o parcialmente en casos reales- de profesores sobresalientes que son altamente creativos, libres y disruptivos y por ello rompen con los usos y costumbres de las instituciones y sistemas educativos que naturalmente tienden a esclerotizarse y a caer en una serie de rutinas que muchas veces no sólo no ayudan, sino que obstaculizan los esfuerzos e iniciativas que buscan educar de forma integral y significativa a los niños, niñas y adolescentes.

En mi memoria cinematográfica sobre el cine ocupan un lugar relevante el gran profesor Gregorio de La lengua de las mariposas (1999), el apasionado y disonante maestro Keating de La sociedad de los poetas muertos (1989), el súper comprometido maestro Escalante de Stand and Deliver (Con ganas de triunfar, de 1988) y el socialmente transformador padre McEnroe de Machuca (1973) o para poner ejemplos femeninos, la profesora Erin Gruwell de Los escritores de la libertad (2007), la sarcástica y apasionada profesora Rose Morgan de El amor tiene dos caras (1996) por poner algunos ejemplos.

Si pensamos en el cine mexicano, podemos recordar al mismísimo Cantinflas en El profe (1971) y más recientemente a Sergio Suárez, el profesor de sexto de primaria que logra transformar la visión de muchos de sus estudiantes y lleva a una de sus alumnas a obtener los mejores resultados en las pruebas estandarizadas de aprendizaje en Radical (2023) o a la sacrificada maestra Georgina de El último vagón (2023) que sin contar con los recursos necesarios y teniendo precisamente un viejo vagón de tren como aula, cambia literalmente la vida de sus alumnos y alumnas y forma incluso a un futuro docente.

En casi todas estas películas nos encontramos con docentes individuales que son “garbanzos de a libra” y destacan por encima de sus colegas, trabajando con talento, entusiasmo, esperanza y visión de futuro a pesar de la mediocridad o la rutina de sus colegas, de la carencia de apoyos y reconocimiento por parte de la sociedad, empezando por los mismos padres de familia y enfrentando muchísimos obstáculos de una estructura institucional y un sistema educativo basado en reglas, actividades repetitivas y rituales que han perdido significado.

Se trata de verdaderos héroes que logran hazañas increíbles como la del profesor Suárez o el maestro Escalante en cuanto al éxito en resultados de aprendizaje de sus alumnos o bien en términos de consciencia de su propia situación y agenciamiento para volverse responsables de su propio proceso formativo y existencial como en el caso de Los Escritores de la libertad o de La sociedad de los poetas muertos.

Todos esos ejemplos pueden ser muy motivantes y generar en los educadores un auténtico deseo de cambio, de mejora de sus prácticas, de regeneración o construcción de su vocación, de nuevas formas de mirar a sus estudiantes y creer en sus posibilidades de desarrollo o incluso de estilos de práctica o de relación en el aula y de adopción y adaptación de estrategias para promover con mayor significatividad el aprendizaje de sus educandos y el compromiso de cada uno o cada una con su propio camino de desarrollo académico, profesional, personal, ciudadano o hasta espiritual en el sentido amplio del término.

Sin embargo, también es cierto que al exponerse a estos ejemplos extraordinarios, fuera de lo común y hasta heroicos, en los que algunos de estos docentes de película sacrifican incluso su salud o aspectos de sus vidas personales, familiares y ciudadanas en aras de la entrega a sus educandos. Los docentes de verdad, los del aula nuestra de cada día, pueden también sentirse opacados, frustrados e imposibilitados de llegar a cumplir expectativas tan altas e inalcanzables “sobre cómo debe ser el trabajo de nuestros sueños”, expectativas que se basan en una romantización de la profesión expresada en esa frase citada en el epígrafe: “si eliges un trabajo que te gusta, no tendrás que trabajar ni un día en tu vida”.

Estas expectativas seguramente no van a cumplirse y al derrumbarse ese trabajo de ensueño, se puede fácilmente caer en la desesperanza y en la culpabilización de todos los factores externos que se considera que impediría la realización de estas expectativas y al no haber ninguna dosis de autocrítica y reflexión, empezar a odiar el trabajo real que tienen.

Para cerrar con el cine, les comparto que la semana pasada tuve la oportunidad de ver una película francesa también del 2023 acerca de docentes, pero muy distinta desde su concepción hasta su muy afortunada realización. Se trata de Un trabajo en serio (Un métier sérieux), película dirigida por Thomas Lilti.

Este film nos presenta la vida cotidiana de un grupo de profesores de una escuela pública normal -ni de muy alto nivel, ni con muchas carencias- y nos cuenta la forma en que estos educadores también normales, promedio, se enfrentan a la búsqueda de una mejora en sus prácticas ante el reto de las nuevas generaciones y la diversidad del mundo actual.

A lo largo de la historia que se nos narra, podemos ver los pequeños logros y también los fracasos, las frustraciones y las crisis profundas que viven tanto los adolescentes como los profesores que son profesionales que cumplen con su trabajo lo mejor que pueden, pero también personas con situaciones existenciales y familiares por resolver.

Se trata de una película excepcional que desde mi punto de vista nos transmite el gran valor que tiene el trabajo docente que es, como lo dice el título, un oficio o trabajo muy serio que hay que vivir cada día con toda la intensidad y la apertura posibles. Un trabajo que dignifica porque no hay una competición absurda por ver qué docente destaca sobre los demás sino formas más o menos asertivas de responder a los desafíos sin esas expectativas utópicas que nos presenta esta sociedad del “éxito” individual a cualquier precio que nos pone constantemente ante el riesgo de empezar por odiar nuestro trabajo y acabar odiando la vida.

Los invito a verla y a pensar el gran valor que tiene esta profesión de la esperanza cuando se asume como un trabajo en serio y se busca ser un educador de verdad, en lugar de aspirar a ser un profesor de película.

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).