Escuchando el primer debate presidencial de las campañas electorales del 2024, se atendieron los temas educativos, en los que uno pensaría que serán abordados aspectos didáctico-pedagógicos, así como de contenidos en los planes y programas, los problemas de infraestructura o de acceso a la educación, pero lo que se abordó se relaciona con la asignación de becas a estudiantes de preescolar para garantizar que las niñas, niños y adolescentes asistan a la escuela pensando que eso resolvería todos los problemas de la educación. 

Lo que me llevó a pensar que, tristemente, los candidatos saben muy poco del problema educativo y que el dichoso debate sólo sirve para que se ataquen, se defiendan o reclamen porque el reloj no cuenta debidamente el tiempo de sus participaciones. Pero propuesta educativa seria, contundente, necesaria y objetiva, no hubo, brilló por su ausencia y lo que preveo que pasará es que habrá otro sexenio de poca intervención del gobierno para mejorar las condiciones tanto de infraestructura, como del contenido y las estrategias en la educación. 

Repasemos lo que dijo cada uno de los candidatos sobre este tema: Claudia Sheinbaum planteó que le interesa apoyar a la educación pública pensando en los que difícilmente pueden acceder a la educación, y por supuesto el gobierno está obligado a establecer y mantener una educación de carácter público. En México se otorgan permisos para que privados proporcionen este servicio, en parte porque ahorra al gobierno gasto público y se considera que hay un sector de la población que puede pagar por el servicio educativo que recibe. El problema es que hay distancias entre la calidad educativa que se ofrece en algunas instituciones privadas y la que se ofrece en las escuelas públicas, cuando esta distancia no debería existir. Y sobre mejorar la calidad de la educación no se habló. 

Sheinbaum señaló que otorgará becas a estudiantes de preescolar a secundaria, además de las que ya entregan en media superior para apoyar a la educación pública, aunque aquí lo que se está apoyando es que las niñas, niños y adolescentes asistan a la escuela, pero a seguir la misma educación deficiente que se ha ofrecido desde hace ya varios años. También habló de fortalecer la Educación Media Superior, pero no dijo cómo y planteó abrir más universidades, pero no dijo cuántas ni dónde ni de qué características. Muy ambigua la información. 

Por otro lado, Xóchitl Gálvez aprovechó su intervención para proponer que se reabran las escuelas de tiempo completo, así como estancias infantiles para la primera infancia. Una propuesta obtusa es la de otorgar tableta con datos y con software para que los niños aprendan robótica, inteligencia artificial e inglés y que se aumente el gasto público en educación para becar a cada estudiante. ¿Con qué fondos? 

Jorge Álvarez Máynez habló de que a la vieja política no le interesan los niños, además comentó que las niñas y los niños de 0 a 6 años reciben menos del 2 por ciento del presupuesto, dato contundente pues es la población que hasta en los últimos años ha tenido la posibilidad de asistir a una institución de carácter educativo de manera formal; además el candidato señaló que esta población no interesa a los políticos porque no votan.  

Aunque propone hacer un sistema de educación verdaderamente universal que arregle las escuelas públicas (supongo que se refiere a infraestructura), incidir en la educación universitaria pues propone que se logre que un millón de jóvenes asista a la universidad fortaleciendo a estas instituciones y estableciendo alianzas estratégicas con las universidades privadas. Señaló que los libros de texto no deben ser adoctrinadores y que la educación debe servir para igualar oportunidades. 

Haciendo un balance, Álvarez Máynez hizo las propuestas educativas menos mal planteadas, Claudia Sheinbaum estuvo en segundo lugar, pero su propuesta de becar a los estudiantes de preescolar está fuera de toda proporción, pero Xóchiltl Gálvez, sólo habló de la educación básica y no tocó ni a la educación media superior, ni a la superior. Triste pero no hay un sólido proyecto educativo para el próximo sexenio.   

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