Talón de Aquiles y Cayetana

  • Rodrigo Rosales Escalona
Lo más preocupante es una democracia atada a intereses ajenos en un maniqueísmo político

“Sabemos que el espacio político es el de la mentira por excelencia; y mientras que la mentira política tradicional se apoyaba en el secreto, la mentira política moderna ya no esconde nada tras de sí, sino que se basa, paradójicamente, en lo que todo el mundo”. Jacques Derrida

La madre de Aquiles bañó el cuerpo de su hijo en el río Estigia, cuyas aguas otorgaban la inmortalidad. Pero olvidó mojar el talón por el que sujetaba al pequeño, haciendo que ese fuera el punto débil del héroe mitológico (Graves. Robert. Los mitos griegos. Tomo 2. Alianza Editorial. México. I988). La moraleja de Aquiles es que la mejor protección ante una amenaza siempre es insuficiente. Cualquier arma, por poderosa y temible que sea, termina siendo invalidada por una contra arma posterior. El imperio romano se derrumba por su egolatría extorsionista de explotación, esclavizar pueblos, hasta que se auto aniquila.

Entre maniqueísmo y posverdad se entrelazan en momentos cruciales de lucha política por el poder, máxime cuando los intereses de ciertos grupos políticos y económicos se ven afectados por la determinación de un pueblo en elegir un gobierno que responda a sus añejos reclamos contra la criminalidad corrupta con la que se gobernó por sexenios. Sí, complicidad mezquina que derivó en el saqueo, pérdida de soberanía, enriquecimiento entre entes en los gobiernos y beneficios a la oligarquía voraz, que en conjunto sometieron a las leyes a su antojo, para someter a la nación y sociedad a un sistema de precario, marginación de todos sus derechos.

Desde que Andrés  Manuel López Obrador emprendió lucha constante contra la corrupción, luego como jefe de gobierno de la hoy Ciudad de México, aunado a su primera candidatura a la presidencia de la República donde esa complicidad cometió fraude electoral en 2006, hasta hoy la tendencia maniqueismo y posverdad es constante, porque los Aquiles romanizados jamás comprenden que sus principios de derecha ególatra tienen su talón, la protesta social y rechazo a su sistema capitalista de explotación.

Sus métodos contra AMLO y su gobierno son diversos, enmarcados en la guerra sucia y blanda, es decir, a través de la desinformación que está corroyendo lentamente los cimientos de la democracia que ellos pretenden vender que representan o anhelan en su interés apátrida, usando aparatos de comunicación y sus plumas o voces, que se apegan a un dictamen de denostar, vituperar, mentir, al grado de que se dicen los máximos exponentes de la “verdad absoluta”, porque son los voceros de una supuesta “democracia”, acusando que se les “viola su libertad de expresión”, cuando jamás han sido reprimidos, perseguidos, despedidos o encarcelados por sus expresiones, incluso, en medios periodísticos en televisión, radio o impresos, diario ejercen su guerra. Es más, algunos orgánicos tienen espacios en medios oficiales como en el Canal 11 como Amparo Casar,  Sergio Aguayo,  José Antonio Crespo, Francisco José Paoli Bolio y Leonardo Curzio. En otro programa llamado Dinero y Poder en el mismo canal, están: Ezra Shabot, Ernesto Cervera, Mauricio González y Macario Schettino. Cada uno son fervientes críticos contra AMLO, gozando de magnífico sueldo, que en otra ocasión daremos cuenta de cuánto.

En Televisa, con el programa de Tercer Grado, participan Denise Maerker, Raymundo Riva Palacio, Sergio Sarmiento, René Delgado, Genaro Lozano y Leo Zuckermann, siendo Raymundo, Sergio y Leo, quienes tienen otros espacios mediáticos, donde su función es maniquea y posverdad, sin más. Eso sí, denuncian que “padecen de represión de su libertad de expresión”, cuando la ejercen a diario.

En el mismo tono es Joaquín López Dóriga, Carlos Loret, Adela Micha, el tal Brozo, José Cárdenas, Pedro Ferriz; en Puebla Fernando Canales y otros en radio, donde su libertad de expresión no tiene límite, porque sirven a intereses oligarcas, de políticos de derecha en lo que se conoce como PRIANRD y su dueño Claudio X. González, además de Roberto Madrazo, teniendo un lugar especial Ricardo Salinas Pliego, en su TV Azteca,  personaje que se niega a pagar impuestos, que se alía al poder de la SCJN y aplica toda estrategia legal para negar pagar impuestos, al grado de que “logró” que su negocio no pagara $600 mdp, burlándose y posteando en X que espera ver llorar al gobierno, pero, al momento de que por vencimiento de concesión del club de golf, le es retirado y mediante decreto presidencial retorna a área protegida, Ricardo es el que llora. No olvidar que Richi, en la “Ciudad de las Ideas”, trajo a Cayetana Álvarez, diputada de la ultraderecha española, que vino a México a despotricar en contra del mandatario federal y la 4T.

El tío “Richi”, como le gusta que le digan, recurrió a sus voceros de noticias en sus televisoras, a pronunciar que las autoridades federales ingresaron con lujo de violencia por parte de elementos federales armados, maltratando sus trabajadores, además de dejarlos en el desempleo, cuando explota a los suyos en sus negocios de Elektra, Totalplay y demás. Enojado, ordenó que su vocero y presentador estrella, Javier Alatorre, cuestionara que si el gobierno federal es incapaz de garantizar la seguridad de la población, ésta debería tener el derecho de defenderse de la violencia que aqueja al país.

Como ejemplo citó el caso de Estados Unidos, donde gracias a la Segunda Enmienda, la cual existe desde 1791, la ciudadanía tiene el derecho de portar armas para defenderse a sí mismo y a sus propiedades.

“Si el gobierno es incapaz de cumplir con su principal obligación, garantizar la seguridad, la pregunta esta noche es: la gente, los ciudadanos, ¿no deberían tener el derecho de defenderse tal y como lo garantizar la ley por ejemplo en Estados Unidos”, preguntó el conductor de noticias en su programa de TV Azteca.

“Actualmente sólo los delincuentes ejercen su derecho a portar armas en México”, acusa campaña de TV Azteca y Javier Alatorre.

Richi no es el único valiente, también lo es Claudio X. González, Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze, Héctor de Mauleón, Azucena Uresti, Carlos Alazraki, Javier Lozano y más. Caso curioso, entre Castañeda, Sarmiento y Riva Palacio hay un común denominador, en ese orden, sentencian que “se debe emitir guerra sucia y mentiras, que usar supuestos es mejor y sembrar mentiras”, caso especial lo es Raymundo cuando afirma que la “es irrelevante la verdad”. Hay que agregar al supuesto defensor de la democracia, Lorenzo Córdova, contratado por Míster X.

Entre oligarcas, políticos de derecha mencionados y sus voceros, que se sienten superiores a los demás, que se dicen sufrir una manía persecutoria colectiva que corresponde a una enfermedad psicológica que alimenta sus diversos enfrentamientos de guerra blanda y posverdad: el delirio de grandeza. La psicología señala que la autoestima herida es uno de los factores que hacen aflorar la manía de superioridad, de menospreciar a quienes no corresponden a su estirpe, por lo cual, es un desperfecto mental.

Es decir, si el otro negado y que corresponde a un nivel “menor” -sociedad o políticos-, dañan su autoestima, alimentan sus ansias de venganza y sus deseos de recuperar la grandeza perdida y reparar sus delirios de grandeza, porque se consideran ser la élite providencial que deben recuperar el poder para poner fin a la depresión y “miedo” del pueblo y reparar los maltrechos delirios de superioridad. Sin embargo, sus delirios de grandeza provocan en el tiempo crisis económica, inestabilidad social, narcotráfico y sus consecuencias, pérdida de soberanía, con abundante riqueza para ellos.

Se embarcan en otra guerra electoral al 2024, su objetivo es ampliar y recuperar su imperio y conseguir las materias primas que necesitan para mantener su hegemonía, sin darse cuenta que su perfil de derecha y delirios de supremacía los enfrenta con la realidad.

El proceso electoral está bajo tensión, además de que estiman que llegó su momento de derribar a su oponente en el gobierno, a que no continúe su modelo, que es la respuesta social contra esa hegemonía perversa, con una candidata que le imponen un discurso sin proyecto de nación y si cargado de contradicciones: “aré reformar a Pemex para que sea Emex; recuperaré aeropuerto de Texcoco: Muy pronto vamos a anunciar una estrategia para que aquellos jóvenes que por alguna razón no se queden en universidad pública, les vamos a apoyar para que sigan estudiando en una universidad privada, porque no es justo, no es justo que el gobierno no tenga espacios suficientes en las universidades”. Si no te reciben en hospitales públicos, mi gobierno pagará tu atención médica y medicamentos en hospitales y farmacias privadas. Vamos por #MxSinMiedo a enfermarnos”. Lo cual es regreso a la privatización anhelada por sus amos, donde también la candidata asegura que integrará a la iniciativa privada en el sector energético. Así o más claro.

De acuerdo al psicoanálisis, la megalomanía -incluida la política- tienen su origen en etapas tempranas de la vida, y que va desarrollando fantasías de grandeza, que no aprende ni comprende al otro ni está dispuesto u obligado a sus exigencias. Es decir, su deseo de omnipotencia no puede ser reducido en su momento a un nivel adecuado, porque su Yo y Superyó, están enfrentados con la realidad que los supera, es decir, excluyen que el conjunto social es diverso, con identidades económicas, culturales y valores, no están dispuestas a soportar o mantenerse al margen de sus caprichos, que niegan la otredad, es decir,  idea de la otredad es crucial para la sociología y el estudio de las identidades sociales, este concepto existe gracias a que somos seres sociales, necesitamos de la presencia y cooperación de otras personas para sobrevivir. Cuando se forma un grupo para este propósito tenemos una sociedad, las personas dentro de esta unidad se definen como “nosotros”, y los “otros” son quienes no comparten identidad o pertenencia con este grupo.

Frente a estos problemas de su megalomanía, nos obliga a explicarles a ubicarlos en la posverdad en un contexto político. En realidad, todas las variedades de desinformación (sobre salud, clima, historia, colectivos vulnerables, etc.) encierran una intencionalidad política: la desinformación socava la estabilidad de los Estados y de sus instituciones al afectar a la base de la democracia, que se articula sobre una triple presunción: los ciudadanos están bien informados a través de una opinión pública no manipulada, tienen conciencia de lo que sucede cuando van a votar y pueden hacerlo libres de interferencias.

El 2 de junio será el pueblo que determine su talón de Aquiles, rumbo contrario de la otredad.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx

 

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.