Crimen, demencia y senilidad: las elecciones en EE. UU.

  • Luis Ochoa Bilbao
La agenda política en Estados Unidos toma un camino sin precedentes en la historia

El pasado martes 5 de marzo se llevaron a cabo buena parte de las elecciones primarias en Estados Unidos. No hubo sorpresas. A falta de un par de elecciones primarias más, Donald Trump será el candidato republicano y Joe Biden el candidato demócrata. Se repetirá el proceso electoral del 2020.

Pero el contexto es muy distinto. El tema central de ambos candidatos tiene que ver con cuestiones personales, lo que opaca la agenda de cada uno.

En el caso de Tump, todos los casos judiciales que tiene abiertos lo pintan como un criminal con acusaciones tan serias como haber violentado sexualmente a una mujer, haber mentido sobre su riqueza para evadir impuestos, retener documentos secretos del gobierno en su casa, incitar a una insurrección, pedir votos para ganar el estado de Georgia y otros más. En dos casos ya ha sido sentenciado a pagar millones de dólares.

El otro tema que atormenta a Trump son algunos episodios en sus mítines políticos que, según expertos médicos, son indicios claros de demencia en una primera etapa. Estos episodios se pueden ver claramente en los videos que circulan por las redes sociales. Trump confunde nombres, países y fechas. Hay quienes dicen que es por estrés o cansancio. Pero también se la ha visto balbucear sonidos sin sentido, hay quienes detectan tics nerviosos en él, usa palabras incoherentes y las repite cuando se da cuenta de que se equivocó en ellas, y las repite erróneamente.

Respecto a Trump, hay dos cuestionamientos muy serios: ¿Puede ser candidato a la presidencia un hombre con un récord de procesos judiciales abiertos? ¿Tiene Trump la salud mental que se requiere para ocupar su cargo?

Con Joe Biden el cuestionamiento central es ¿está en condiciones físicas y mentales para ser presidente de los EE. UU.? Esta pregunta gira en torno a su edad y a los episodios de confusión o cansancio que se han hecho patentes en los medios y las redes sociales. Sobre ese último tema, también se ha dicho que las imágenes fueron manipuladas con inteligencia artificial y que se tratan de fake news.

Lo que sí sabemos es que el jueves 7 de marzo, cuando Biden se presentó ante el Congreso para presentar su discurso sobre el Estado de la Unión, se le vio claro, preciso, enérgico, con vitalidad y dio un discurso que a sus seguidores dejó contentos.

Sin embargo, la edad de Biden es usada por sus adversarios políticos para denostarlo y descalificarlo, así como la posible demencia de Trump y su perfil criminal.

Ya se ha dicho con anterioridad, la sociedad estadounidense está gravemente fracturada y dividida. Y el hecho de que ideas como la vejez, la demencia y la criminalidad priven en el debate político electoral de los EE. UU. es una clara muestra de la descomposición del pacto democrático en esa nación.

Ese pacto se está descomponiendo porque no hay un claro recambio de calidad entre las élites de ambos partidos, al grado de que Biden y Trump vuelven a ser candidatos cuando nadie los quiere como candidatos nuevamente. ¿Dónde están las generaciones jóvenes, dónde están las nuevas estrellas rutilantes de la política en EE. UU.?

También, ese pacto se está descomponiendo porque los adversarios políticos se enfrascan en insultos, descalificaciones baratas, mentiras, engaños, apodos y comentarios vergonzosos para descalificar a sus adversarios. Las formas de la convivencia política basadas en la decencia y el respeto a los contrincantes políticos sencillamente se han desvanecido.

Y, por si hiciera falta, la edad, la demencia y la criminalidad se convierten en temas de discusión política y electoral en una sociedad ya muy lastimada por sus divisiones.

Realmente estamos siendo testigos de un momento inédito en la historia de EE. UU. Son tiempos de crisis en ese país. Y las crisis en naciones tan poderosas suelen saldarse de formas muy dramáticas, incluso más allá de sus fronteras.

 

 

 

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Luis Ochoa Bilbao

Internacionalista y sociólogo. Director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la BUAP. Se especializa en temas de política exterior, cultura política y sociología de las relaciones internacionales.