La “Doctrina Trump” hacia América Latina
- Luis Ochoa Bilbao
Donald Trump siempre fue claro respecto a América Latina. No le interesa ningún tipo de acercamiento con los países de la región. En una entrevista reciente dijo que no le era relevante América Latina; por el contrario, que éramos los latinoamericanos quienes necesitábamos de Estados Unidos. Su doctrina se reduce a la indiferencia, el distanciamiento, la presión para negociar y la imposición de sus condiciones.
Siempre se ha quejado de la migración latinoamericana. Acusa a sus gobiernos de no hacer nada para detenerla. Y desprecia a los migrantes a quienes califica de criminales, enfermos mentales y violadores.
En sus primeras acciones de gobierno, Trump regresó a Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo. Es un absurdo. Pero él, como millones de estadounidenses, consideran que Cuba es un país “socialista” (sin entender lo que esto significa) y por lo tanto enemigo de Estados Unidos; y, sin ningún matiz y ninguna prueba, un país patrocinador del terrorismo.
Apenas ayer domingo, tuvo otra confrontación con el gobierno de Colombia. Envió migrantes indocumentados en aviones militares y el presidente Gustavo Petro se negó a darles permiso para aterrizar. De inmediato, Trump anunció tarifas del 25 por ciento a los productos importados por su país desde Colombia. También “en la lista de sanciones que presentó en su red social, el mandatario también incluyó la anulación de las visas para viajar a EE.UU. que posean funcionarios colombianos y miembros de los partidos que apoyan a Petro, así como sus familiares.”
¿Qué exporta Colombia a Estados Unidos? Principalmente petróleo crudo por un valor aproximado de 6 mil millones de dólares; por supuesto, café, algo que genera ganancias de casi 2 mil millones de dólares. También flores y otros productos agrícolas.
Brasil se quejó de los maltratos a los migrantes deportados. Guatemala está preparándose para recibirlos, igual que México. La región experimentará acciones unilaterales por parte de Trump porque, sencillamente gobierna el país más poderoso del mundo, ha manifestado un constante desprecio por América Latina que raya en el racismo y es una política exterior que le genera muchos dividendos entre sus votantes.
Esta política exterior es posible fundamentalmente ya que no habría ninguna represalia contra Trump de parte de los países latinoamericanos. Primero, porque no habrá unidad ante las acciones de Trump. Ya vimos que Argentina, Paraguay y El Salvador le aplaudirán todo. Segundo, porque en términos de poder, toda América Latina es débil en lo particular y en conjunto. La balanza del poder político, económico y militar está en manos de la nación de Norteamérica. Tercero, porque la base que votó por Trump, sus aliados republicanos, su gabinete y su equipo ven a América Latina como totalmente dependiente de los Estados Unidos.
Ante la arremetida de Trump contra Colombia, “la presidenta de Honduras y titular pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Xiomara Castro, convocó [ayer] domingo a una reunión urgente de presidentes y jefes de Estado del organismo regional el próximo día 30 para tratar entre otros el tema migratorio.”
Quizá los intentos colectivos puedan tener algún éxito marginal. Pero la clave de la Doctrina Trump hacia América Latina es “dividir para vencer”. ¿Cuánto podrá durar un frente colectivo latinoamericano contra Trump? Desgraciadamente durará poco, porque la estrategia trumpista es la negociación bilateral y no la multilateral.
Esta agenda, esta nueva doctrina de la política exterior estadounidense hacia América Latina, es posible en un contexto mundial que está rompiendo con los pactos institucionales del siglo XX basados en el derecho internacional. El horizonte es oscuro para las naciones débiles, y América Latina es una región todavía marginal en los juegos del poder del tablero mundial.
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Internacionalista y sociólogo. Director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la BUAP. Se especializa en temas de política exterior, cultura política y sociología de las relaciones internacionales.