Trump y el nuevo orden internacional
- Luis Ochoa Bilbao
Es muy probable que estemos siendo testigos del fin de una era en la política internacional. Todo comenzaría en 1914 con la Primera Guerra Mundial. Al concluir el conflicto, habían desaparecido el imperio austro húngaro, el imperio ruso, el imperio alemán y el imperio otomano. Quedaban a flote el imperio británico y francés, pero la guerra no la hubieran podido ganar esas naciones sin el apoyo del ejército de los Estados Unidos.
A partir de ese momento, comenzaba la decadencia del poderío europeo a escala global. Alemania trató de rescatarlo mediante el nazismo, con el objetivo de repartirse el mundo junto con Italia y Japón, aceptando que América le correspondería a los Estados Unidos. Pero, nuevamente, la nación norteamericana, alejada del continente euroasiático, llegó a salvar a los europeos y a reconstruir Europa occidental mediante el financiamiento del Plan Marshall.
Desde 1945, terminaron por desmoronarse el imperio británico y el francés. El poderío global pasó a manos de Estados Unidos que se confrontaría durante la Guerra Fría contra la URSS por el control ideológico del mundo. La bipolaridad estaría marcada por la disuasión en el uso de armas nucleares y terminaría con el colapso de la URSS a finales de los años ochenta.
Estados Unidos se convirtió en la nación hegemónica. Pero tuvo que afrontar costosas guerras en Medio Oriente para salvaguardar la estabilidad mundial. En su denominada “Guerra contra el Terror”, murieron poco más de 7 mil militares estadounidenses. Desde 2001 y hasta 2021, el costo de la guerra ascendió a 8 billones de dólares. Este dinero salió de los contribuyentes estadounidenses y se destinó a la guerra, lo que descuidó otros sectores como la infraestructura, la salud pública y la educación.
Junto con la guerra frente al terrorismo islámico, el proyecto de democratización de Irak y Afganistán fracasó, así como la denominada primavera árabe que no produjo regímenes democráticos en el mundo musulmán, por el contrario, desestabilizó Túnez, Libia, Egipto y Siria provocando más desorden y caos en la región.
Finalmente, la OTAN también enfrenta un importante riesgo. En los noventa se expandió durante el régimen de Bill Clinton, a sabiendas de que Rusia no permitiría que esa expansión tuviera éxito. Hoy, con una segunda presidencia de Trump, los Estados Unidos amenazan con dejar de apoyar económicamente a Ucrania y replantearse su alianza en favor de la seguridad de Europa a través de la OTAN.
El fin de la era que quizá estemos presenciando es el de la primacía europea en el mundo y la potencial ruptura de la alianza de seguridad entre Estados Unidos y Europa.
Trump representa los intereses de casi la mitad de la población de Estados Unidos que ya no está dispuesta a seguir financiando con dinero y enviando a sus hijos soldados a defender Europa. Tampoco quieren seguir expandiendo el modelo democrático y tiene serias dudas sobre el libre comercio. Trump es claramente un aislacionista y desea eliminar la carga que representa para Estados Unidos defender a Europa y continuar promoviendo la democracia y el capitalismo ante los costos que esto implica.
Todo apunta que estamos presenciando el fin de la era del predominio europeo y norteamericano del mundo, y es muy probable que estemos pasando de la geopolítica del atlántico norte, a la geopolítica del pacífico asiático.
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Internacionalista y sociólogo. Director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la BUAP. Se especializa en temas de política exterior, cultura política y sociología de las relaciones internacionales.