Guerrero es una cajita

  • Lorenzo Diaz Cruz
“Abre pronto la cajita, ábrela pronto, si sí, ábrela pronto …” que representa al Guerrero bueno

El estado de Guerrero es una tierra generosa, con una importante contribución a la historia de México, siendo sus montañas la cuna de la resistencia que mantuvo viva la llama de la Independencia, ante la muerte de Hidalgo y Morelos. Chilpancingo fue la sede del primer Congreso de Anáhuac y en Iguala se presentó nuestra bandera con la consumación de la independencia. La gente de esa tierra rebelde se levantó en armas contra las dictaduras que gobernaron de forma intermitente durante el sangriento siglo XIX de México, para dar paso al período liberal.

Para el nacimiento del estado de Guerrero se tomaron territorios de Puebla, Estado de México y Michoacán, lo cual explica en parte que Tlapa, el pueblo de la región de la montaña donde viví durante mi infancia, tenía una mayor relación comercial con Puebla que con el resto del estado. Esa relación se mantiene a la fecha en muchos rubros, por ejemplo, en el número de estudiantes de dicha región que vienen a estudiar a alguna de las universidades poblanas.

Guerrero tiene también una importante contribución a la cultura popular, con manifestaciones musicales propias de las diferentes regiones del estado, y con un compositor de la talla de José Agustín Ramírez, que se hizo inmortal con esos versos que todos los guerrerenses llevamos en el corazón, al igual que muchos mexicanos:

“Por los caminos del sur, vámonos para Guerrero, porque en él falta un lucero y ese lucero eres tú …”.

El puerto de Acapulco es sin duda una de las bahías más hermosas del mundo, que además sirvió como puente entre Asia y América, durante la Colonia. El puerto inspiró muchas canciones que se aprecian en todo México, y sin duda también más allá de nuestras fronteras, como aquella de “Acuérdate de Acapulco.

Luego entonces, si hay tantas cosas bonitas en el estado, cabe preguntarse cómo es que no hemos alcanzado un mejor nivel de vida, con un mínimo de seguridad para la deseable convivencia social. Tampoco se han presentado y llevado a cabo los planes de gobierno que promuevan el desarrollo económico del estado. Cuando vemos los indicadores que miden el grado de educación y bienestar social, nos damos cuenta que pasan los años, sexenios, y no encontramos algún rubro en el que estemos mejor.

El estado de Guerrero, como todo el país, está lleno de gente talentosa, jóvenes que tratan de educarse y labrarse un mejor futuro, con el sistema educativo que se tiene. Tristemente, la economía del estado no logra absorber a toda esa generación de jóvenes profesionistas.

A esa situación le podemos sumar una carencia de instituciones, con lo cual tenemos las condiciones para una tormenta perfecta ante fenómenos tan violentos e inesperados, como el Huracán Otis, que golpeó de manera brutal las costas del estado, sobre todo el puerto de Acapulco y Coyuca, entre otros.

Cuando escucho la letra de “Guerrero es una cajita”, pienso invariablemente en las tradicionales cajitas de Olinalá, en una cajita blanca, hermosa, muy colorida. Esa cajita representa al Guerrero bueno, trabajador, ese Guerrero alegre, de hombres y mujeres de carácter, rebeldes y nobles a la vez.

Sin embargo, es triste decirlo, pero también hay otro Guerrero, otro México de hecho, el de la sombra, que es una caja negra, llena de basura, de actos crueles, sin un respeto por la vida y dignidad de las personas, es un México cruel e inhumano.

Algunos que viven en el primer Guerrero se preguntan cómo se gestó el huevo de la serpiente, que a cada rato muerde e hiere a uno de los suyos, sin ninguna justificación. Otros más pueden pensar tal vez que la serpiente solo muerde a los demás, a los malos.

Tristemente vimos, en una situación de emergencia como la que se presentó al paso del Huracán Otis, que esa serpiente también estaba ahí, lista para aprovechar la situación. Estaba en los saqueos a comercios y casas particulares, en el robo de alimentos a la gente común, en decomiso de la ayuda que llevó la sociedad civil, o las personas a sus familiares.

Todo mundo estará de acuerdo que le hacen falta muchas cosas a Guerrero, pensando sobre todo en lo material. Sin embargo, creo que todavía le hace más falta un fortalecimiento de las instituciones, una clase política a la altura de las circunstancias. Le hace falta también educación, algo que prepare a la sociedad para afrontar los retos de este nuevo milenio.

Como a todo México, a Guerrero también le hace falta mucha ciencia. Una ciencia que permita predecir con mayor precisión la dinámica del océano y la atmósfera, con estudios locales sobre sus costas y territorio. Hace falta también una ciencia básica, que esté en la base de ese conocimiento, que sea un polo atractivo para los niños y jóvenes, en cuyas manos y mentes estará la opción de cambiar la sociedad y la economía del estado.

Hagamos votos para que la región se recupere, con una mejoría en la planeación, para que pronto volvamos a disfrutar esos atardeceres de ensueño, entonando los versos de “Acapulqueña”:

“Vuelan en la quebrada las gaviotas
Pañuelos blancos que dicen adiós
Y en el sutil encaje de la costa
Te dejé para siempre el corazón”

           

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Lorenzo Diaz Cruz

Doctor en Física (Universidad de Michigan). Premio Estatal Puebla de Ciencia y Tecnología (2009); ganador de la Medalla de la DPyC-SMF en 2023 por su trayectoria en Física de Altas Energías. Miembro del SNI, Nivel lll. Estudios en temas de educación en el Seminario CIDE-Yale de Alto Nivel (2016).