Sísifo: oportunismo y libertad

  • Marcela Cabezas
Ante un contexto de intereses y pasiones, la reflexión política debe dotar de sentido la existencia

Evocando las bien sabias palabras de Albert Camus sobre el bien conocido mito de Sísifo sobre el absurdo que significa aceptar la contradicción entre razón y deseo en un mundo irracional, esto en tanto que, Sísifo encarna el apego a la prolongación de la existencia por medio de manipulaciones y engaños –al evadir a Tánatos y a Ares designados por Zeus a petición de Hades para culminar con su vida- y prolongar la misma a costa de subir una y otra vez una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada, siendo este el castigo impuesto por parte del padre Zeus tras constatar el engaño.

Bajo este contexto, y a la sazón de la tesis de Camus, el apego a una vida eterna sin sentido aparente en tanto que los objetivos a alcanzar se remiten a cortas satisfacciones y, la prolongación de la misma remite necesariamente al hastío haciendo que el deseo de suicidio surta en algún momento, palabra bien conocida desde la filosofía. Más persisten lecturas desde otras orillas en las cuales se alaba la peripecia de Sísifo, caso de la economía y de la política por supuesto, ya que el arte del engaño aflora en el ejercicio de esta última en particular.

Indudable es que, en el estudio y el análisis de la política como actividad humana inherente, el zoom politikon al cual remiten los griegos, se concibió como la más noble de las ciencias, en tanto que su objetivo es el de administrar el poder y el bien público a favor de la civitas; de forma que, es la primacía de lo común sobre lo privado, lo público sobre lo particular; por tal, aquel llamado a detentar el poder ha de ser el más virtuoso, cosa de la que parece olvidarse constantemente en la esfera de la realpolitik; en tanto que en el ejercicio del poder se anula constantemente el bien común, es decir a la commonwealth en el sentido inglés.

Así las cosas, el mito de Sísifo nos conmina en dos nodos: la prolongación de la vida en una existencia sin sentido, y, el embauque como praxis transversal en la política nos pone de bruces ante una relación que intrínseca y extrínsecamente confluyen, la existencia en tanto condición sine qua non para que surja el zoom politikon, el hombre, y, con este, el sentido de la reflexión política y la construcción de la misma como la máxime égida en la vida societal. Así las cosas, aceptar lo absurdo significa aceptar las constantes contradicciones entre razón y deseo en un mundo irracional, en el cual parece reinar el interés del grande sobre el chico y el ostracismo de los primeros para la virtuosa administración de lo público al que están llamados.

En últimas, en el contexto actual en el cual se atizan los intereses y pasiones, la reflexión política debe dotar de sentido la existencia que al mostrarse tediosa en ocasiones conmina al hombre al suicidio; tal sería este el deseo desesperado de Sísifo tras haber sido condenado a transportar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron en algún momento, que “(…) no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”; hecho que remite a la centralidad del sentido del zoom politikon en medio de la inminente contradicción y el aceptar los límites de la razón. Por tal, el absurdo y lo políticamente incorrecto no debe aceptarse sin reparo, al contrario, requiere ser confrontado con constante rebeldía y autodeterminación en búsqueda de la libertad, tal como lo mencionan famosos tratadistas políticos.

Referencias
Camus, A. (2021). El mito de Sísifo. Literatura Random House.

 

  

 

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Marcela Cabezas

Magíster en Ciencias Políticas y politóloga colombiana. Catedrática y columnista en prensa independiente.