El 5 de marzo bajo la exigencia de seguridad y justicia más de cien mil jóvenes en Puebla. De esta manifestación resulta interesante destacar como la organización surgió en respuesta a una emergencia nacional de violencia que estamos viviendo, marcando además un antecedente histórico en las movilizaciones sociales del Estado.

La demanda es clara y el gobierno debe entender cuál es su responsabilidad, el artículo 21 Constitucional dicta: "la seguridad pública es una función del Estado a cargo de la federación, las entidades federativas y los municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social...", por ello es necesario que las autoridades cumplan esta disposición para brindar protección a todos los ciudadanos,

En términos operativos, el gobierno tiene todo a su favor, una mayoría en el Congreso, un gran número de presidentes municipales y un presupuesto ad hoc, por lo que no debe existir pretexto alguno para combatir la violencia y la inseguridad. Además, el gobierno tiene que escuchar las demandas y aportaciones que tiene la sociedad, especialmente en el tema de seguridad pues es la ciudadanía quienes conocen dónde y qué está mal en los espacios que caminan y los lugares donde viven.

Sin embargo, mientras sigan concentrando el poder generarán mayor desigualdad y habrá como consecuencia un estado inmerso en la pobreza y violencia; cuando debe ser todo lo contrario: se debe garantizar el acceso a la justicia, combatir la inseguridad y combatir la corrupción de manera eficaz para terminar con la impunidad que tanto lastima a nuestra sociedad. No obstante, pareciera que la respuesta del Gobernador hacia los estudiantes sigue un guion que se asemeja al del gobierno federal, menospreciar la voz de la ciudadanía y tomar la salida fácil de no asumir su responsabilidad, es decir, no dar soluciones ni presentar planes de acción.

A quienes participaron en la manifestación y todos aquellos que se han comprometido en la búsqueda de una Puebla armónica y pacífica, les externo mi agradecimiento por levantar la voz a nombre de miles y millones de personas que estamos cansados de vivir bajo esta sociedad de violencia e inseguridad.

Hoy la historia de Puebla también la escriben los jóvenes y estoy convencida que este movimiento transformará al gobierno, nuestra sociedad y la vida de cada uno de ustedes, pero mientras comienza a rendir frutos no dejemos de gritar: “SEÑOR, SEÑORA, NO SEA INDIFERENTE, SE MATA A LOS JOVENES EN LA CARA DE LA GENTE”

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