Gente de Costumbres y Gente de Razón

  • María Teresa Galicia Cordero
El mundo actual globalizado acompañado de intensos procesos de discriminación, clasismo y racismo.

Observando uno de los murales que se encuentran en el edificio del Ayuntamiento de Puebla, específicamente el de la fundación de nuestra ciudad, me invita a reflexionar en la manera en la que se realizó la conquista de este país,  que fue básicamente mediante la fuerza de las armas o mediante el engaño espiritual, situación que de otra manera se presenta en esta época, en donde prevalece el dominio atroz del mercado, la globalización excluyente y la asimetría en la distribución de recursos e ingresos,  lo que implica dejar de lado a los más pobres, entre ellos a los indígenas. 

Desde la época de la conquista se condenó, por ejemplo, el conocimiento, la religión, las tradiciones y costumbres de los pueblos indígenas y se intentaron desaparecer sus obras grandes o pequeñas, porque los conquistadores los calificaban como “carentes de juicio”. Sin embargo, cronistas de esa época los describieron como:  hospitalarios y bondadosos, gente de buen natural e ingenuos, que todo lo comparten sin malicia, agradables, bien enseñados y sumamente obedientes… sus niños hacen ventaja a los nuestros en el vigor del espíritu y en más dichosa viveza de entendimiento y sentidos y en todas las obras de manos. “(Julián Garcés) *. 

A pesar de ser considerados desde entonces como barbaros, irracionales, salvajes, carentes de juicio y crueles, lo increíble es que después de cerca de cinco siglos de brutal represión y de escasa protección a su cultura y al bienestar de sus pueblos indígenas, sobreviven y todavía mantienen sus lengua, tradiciones y costumbres. Sin duda, algo hemos estado haciendo mal y su origen tal vez tenga que ver con la confrontación histórica posterior a la conquista, entre el mundo mestizo y el mundo indio, 

Miguel Alberto Bartolomé (2014) lo denomina como procesos de configuración de las identidades étnicas de las sociedades nativas,  porque explica que, las construcciones identitarias son resultado de relaciones contrastantes, en donde la explotación económica y la discriminación cultural  han pretendido legitimar a través de una ideología que les justificaba, la necesaria relación entre grupos jerárquicamente articulados como mestizos e indios, o dicho de otra manera:  gente de razón y gente de costumbres, como resultado  de las diferentes posiciones de poder derivadas de las relaciones de dominación políticas y económicas.

Y esto viene a colación al pensar en el tipo de educación que necesitamos en estos tiempos cuando se promueve el cambio, cambios que necesariamente deberán están centrados en las personas y específicamente, en los que más lo necesitan. La educación es un proceso social en el que el principal propósito es concretar el derecho a la educación tanto de los niños, adolescentes y jóvenes que están dentro de la escolarización, así como el de todas las personas adultas dentro del aprendizaje para toda la vida. Considero que se debe transitar por el camino que deje de lado el considerarse siempre como “dueños de la verdad”, porque es un hecho que muchas de las estrategias educativas no han funcionado porque se han centrado en políticas públicas que no han sido ni equitativas, ni inclusivas.

 La pérdida actual de la estima hacia la gente de costumbre, ha supuesto una reorientación afectiva orientada hacia la gente de razón, lo que hace que el mundo actual globalizado aparezca acompañado de intensos procesos de discriminación, clasismo y racismo, que una educación por el bien de los pobres, no puede seguir fortaleciendo. 

Es necesario que los múltiples rostros de la humanidad no solo se resistan a la homogeneización planetaria desarrollada por el modelo hegemónico, sino que puedan revertirse paulatinamente a través de una educación diferente, en donde se promuevan nuevas formas de convivencia social que permitan la articulación igualitaria concretada en las muchas maneras de ser mexicano. 

Mi utopía es apostar a que la educación se construya en términos más igualitarios que los actuales, intentando ver el mundo desde los ojos de los otros, con la aceptación de que la diversidad constituye una de las mayores riquezas de los seres humanos, porque todos somos tanto gentes de costumbre, como gentes de razón.

Referencias:

* Julián Garcés (1527-1542) fue el primer obispo de la Puebla de los Ángeles, ejerciendo un papel fundamental en la fundación de la nueva ciudad, en un territorio en el que la población de indígenas era considerable y en el que la evangelización apenas comenzaba. Pero pese a su avanzada edad, fray Julián Garcés logró no tan sólo fundar una de las ciudades más importantes de la Nueva España, sino coadyuvar en la protección de los naturales, en contra de los abusos de los ambiciosos conquistadores. 

Bartolomé, M.A (2014) “Gente de Costumbres y Gente de Razón. Las identidades éticas en México”, México, Siglo XXI Editores

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María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.