Cuando parecía impensable que el Partido Revolucionario Institucional estuviera en primera escena con un probable triunfo en la próxima competencia electoral a la presidencia de la República,  el PRI realiza la jugada maestra de ungir a José Antonio Meade Kuribeña como su candidato (aspirante a la candidatura en términos exactos de acuerdo a la ley electoral) con una estrategia impecable de forma y fondo que le da al tricolor mucho más que oxígeno, le da una opción con altas probabilidades de ganar.

El PRI, no pudo escoger a mejor perfil en Meade, que si bien de las barajas que este partido tenía para nombrar a su candidato,  no era quien poseía  mayor porcentaje  en conocimiento hasta antes de su registro, sí el que    menos negativos poseía, pero sobre todo y paradójicamente, el menos ligado a la imagen del PRI.

El perfil de un candidato por el PRI a la presidencia que no es militante de ese partido, mejor imposible, pues esto permite sumar no sólo votos de simpatizantes de otros partidos,  sino apoyo de actores políticos de otros partidos, particularmente del Partido Acción Nacional que resulta en operaciones políticas favorables para el candidato del tricolor. Y obviamente, el voto duro del PRI porque si algo tiene la militancia de este partido, es disciplina.

Decía, estimadísimo lector que la ungida fue hecha con una estrategia impecable, no dejaron flancos posibles de atacar, esperaron el momento justo para que se diera “el destape”  con una logística también impecable:

El 27 de noviembre el Presidente Enrique Peña Nieto, anunciaba cambios en su gabinete, entre ellos el de la Secretaría de Hacienda, aceptando la renuncia de Meade y nombrando nuevo titular, deseándole al economista mucho éxito en sus futuros proyectos. El ex secretario se dirige a la que fuera su dependencia y anuncia ante sus ex colaboradores su deseo, por ser aspirante a la candidatura presidencial del PRI.

La impecable logística cargada de simbolismo continuó ese mismo día y dos de los sectores más importantes y emblemáticos del Revolucionario Institucional, serían visitados por el primer candidato en la historia del PRI que no tiene militancia y el mensaje fue contundente; después de salir de sus ex oficinas se trasladó  a las instalaciones de la Confederación de Trabajadores de México y su siguiente destino fue la Confederación Nacional Campesina,  donde fue arropado por la disciplinada militancia priista que de paso dio un mensaje de unidad que está carente en las demás fuerzas políticas.

Lo que vino después de su registro, no en el PRI sino en las otras fuerzas políticas resulta una lectura por demás evidente de que Meade será el candidato más competitivo de las próximas elecciones para contender con altas probabilidades de triunfo. Veamos estimadísimo lector, en  el Frente Ciudadano por México, uno de los dos perfiles más competitivos anunció que no participará, Miguel Ángel Mancera quien además tenía una idea muy  clara de los fundamentos de este Frente y que al igual que Meade era un personaje que podía sumar votos de diferentes partidos políticos, anunció que no competirá y seguirá al frente del gobierno de la Ciudad de México.

El otro perfil competitivo, Rafael Moreno Valle, que aunque no ha emitido mensaje explícito o implícito alguno también es clave para hacer lecturas; si el ex gobernador no es el abanderado por el Frente, me parece que es porque como buen estratega vislumbra que las dos marcas por las que podría competir, el PAN o el Frente, no obtendrán el triunfo y Moreno Valle siempre compite para ganar.

Así que ahí tiene, estimadísimo lector, a lo anterior sume la casi inminente candidatura de  Ricardo Anaya que el 10 de diciembre anunció su proyecto y sus aspiraciones para ser el abanderado por el Frente Ciudadano por México, cobijado por 11 de los 12 gobernadores panistas.

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