¿Qué es la política?
- Giovanni Sartori
La política es el “hacer” del hombre que, más que ningún otro, afecta e involucra a todos. Ésta no es una definición de la política. Es para proclamar desde el principio que lo que me interesa es llegar al hacer, a la praxis. Pero el hacer del hombre está precedido de un discurso (sobre el hacer). El discurrir del homo loquax precede a la acción del hombre operante. Por lo tanto la acción y los comportamientos políticos están precedidos y rodeados por el discurrir sobre la polis, sobre la ciudad. Si queremos comenzar por el principio, el principio es éste: el discurso sobre la política. Y el primer problema consiste en que el discurso sobre la política se vuelve hacia tres antecedentes, a tres fuentes diversas cuando menos: 1) la filosofía política; 2) la ciencia o conocimiento empírico de la política; 3) el discurso común u ordinario sobre la política.
Si el hombre resulta en política un animal particularmente extraño es, entre otras cosas, porque sus comportamientos están inspirados y orientados o por la filosofía, o por el conocimiento empírico-científico o por la conversación corriente sobre política; y las más de las veces por una confusa mezcla de estos tres aportes. A la pregunta “qué es la política”, creo responder, como paso previo, enumerando las principales “matices simbólicas” de las que nacen nuestras consabidas orientaciones y actitudes políticas. Vamos a verlo en partes.
La filosofía política, y más precisamente las “filosofías de la política”, fueron la principal fuente de inspiración de la teoría política hasta hace alrededor de un siglo. Todavía hoy gran parte de los planteamientos de los problemas políticos de fondo están referidos, aun sin saberlo, a los planteamientos que recibieron estos problemas en el dominio especulativo. El caso que muestra de modo más ostensible la filiación directa de una acción política de la filosofía política, es el marxismo. Marx se apoya estrechamente en Hegel y la concepción marxista (en sus conceptos clave y en su mecanismo lógico) es la filosofía hegeliana vuelta del revés y materializada. Pero aunque éste es el caso más ostentoso, no es por cierto el único.
La ciencia política (o mejor, un conocimiento empírico de la política provisto de validez científica) es en cambio la más reciente y embrionaria de las ciencias. El conocimiento científico de los hechos políticos, en cuanto se remite a fuentes de inspiración autónomas (como Maquiavelo y la doctrina de la razón de Estado), encuentra dificultades para consolidarse; especialmente porque gravita sobre ella, de un lado, la hipoteca de la filosofía política (infiltrada, aunque sea mimetizándose, tras los pliegues del conocimiento empírico de la política) y del otro el apremiante reclamo de la praxis política cotidiana, y a través de ella del discurso corriente y las ideologías políticas en pugna.
El discurso común sobre la política. En seguida veremos con más detenimiento qué se debe entender por “discurso común” u ordinario. Pero debe advertirse desde ya que en su versión política, el discurso común puede asumir muy sensibles tonalidades emotivas, y hasta convertirse en un discurso ideológico-emotivo. En cuanto sujetos empeñados activamente en la lucha política, todos terminamos por argumentar en forma pasional. Cuando estamos en medio de la pelea no se trata tanto de persuadir como de “conmover” para la acción; no tanto convencer como “constreñir”; ni tanto razonar como “apasionar”. Es inevitable. Pero por esto mismo se hace preciso diferenciar muy bien este discurso (útil, incluso indispensable a los fines de la acción, para excitar a la acción) de la ciencia empírica de la política, y ni qué decirlo de la filosofía política.
Se ve claro que estos componentes no son, en efecto, convergentes sino que, al revés, divergen; vale decir que son heterogéneos y se obstaculizan uno al otro. Pero ya volveremos sobre este punto. Concluyamos aquí el planteamiento. A la pregunta “qué es la política” hemos respondido nucleando dentro del saber político tres órdenes de aportes: el especulativo, e empírico-científico y el del discurso ordinario-ideológico. Por lo tanto, debemos preguntarnos ahora: ¿qué es una filosofía política?, ¿qué es la ciencia empírica de la política?, ¿qué es el discurso común u ordinario sobre la política?, ¿y cuáles son, en consecuencia, las respectivas competencias y jurisdicciones? Éstas son cuestiones que podrían llevarnos demasiado lejos. Me limitaré entonces a examinarlas en clave lingüística, considerando al conocimiento filosófico, al conocimiento científico y al discurso común como modalidades diferentes del uso del lenguaje. Vale decir: por filosofía entiendo un cierto uso del lenguaje; por ciencia empírica un uso diferente de este mismo lenguaje; usos “especiales” ambos, que habrán de examinarse en contraposición con el uso “ordinario” o común del lenguaje.
[Fragmento de: Sartori, Giovanni (2002) La política. Lógica y método en las ciencias sociales, trad. Marcos Lara, Fondo de Cultura Económica (Política y derecho), México, 3ra. edición, pp. 15-17].
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Giovanni Sartori nació en la ciudad de Florencia en 1924 y se dedicó al estudio de las ciencias sociales y políticas.
Es autor de los libros Homo Videns, La democracia después del comunismo y La democracia en 20 lecciones.
Fue profesor de las universidades de Florencia, Stanford y Columbia y fue columnista en el diario Corriere della Sera.
Giovanni Sartori obtuvo en 2005 el Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales.
Murió el 4 de abril de 2017 en su natal Florencia.