¿Por qué los sistemas privados brindarán pensiones insuficientes?

  • William Henry Steinwascher Sacio

Estas últimas dos semanas la población y el gobierno del Perú han abierto un fuerte debate sobre su sistema de ahorro para el retiro ya que ocurrieron casi al mismo tiempo tres eventos que afectaron la percepción sobre la viabilidad de su sistema previsional y que se han prestado a malinterpretaciones por parte de los aportantes: una pérdida considerable en sus fondos de ahorros en los últimos tres meses, el reporte de importantes utilidades para sus administradoras de fondos de pensiones, y el anuncio por parte del ente regulador de una reducción en el monto a pagar mensual de jubilaciones. Si bien es cierto el sistema de pensiones de Perú es muy diferente en diseño al sistema que tenemos en México, hay también supuestos en común en la base de origen de ambos sistemas que han cambiado. Son los cambios en este sistema los que el pueblo peruano ya está encarando y que aún no forman parte de la preocupación de los legisladores, reguladores y población mexicana por lo que en esta columna quiero ponerlos en la discusión.

En primer lugar, la experiencia de todos los países que han implementado un sistema de pensiones de cuentas individuales muestra que las aportaciones que realizan los empleados es insuficiente para brindar una jubilación que pague el ritmo de vida de su población porque el importe de ahorro mínimo que se debe efectuar no debe ser inferior al 20% del ingreso que mensualmente percibe un empleado. En Perú un asalariado destina el 10% de su sueldo mensual para su fondo de pensiones, a lo que se le suma también el cargo de la comisión que cobra la administradora de fondo de pensiones, comisión que bordea el 1.6% del sueldo de los empleados. En México un empleado aporta tan sólo el 1.125% de su sueldo para fines de ahorro para el retiro, aporte que se complementa con una aportación del patrón del 5.150% y otra del gobierno federal del 0.225% para alcanzar una aportación combinada del 6.5% mensual. Las administradoras de fondo para el retiro en México no cobran comisiones sobre el sueldo sino sobre el saldo del importe ahorrado en las cuentas individuales de capitalización. En ninguno de los dos países la aportación es suficiente para brindar al empleado la misma calidad de ingreso que percibe antes del retiro; sin embargo, la situación del empleado mexicano es más grave porque su aportación es mucho menor que la aportación del empleado peruano, de hecho es la más baja de los países que cuentan con sistemas de cuentas individuales de ahorro. Esta es la razón por la que expertos y autoridades mexicanas han empezado una intensiva campaña para promover el ahorro voluntario para el retiro de tal manera que los empleados aseguren una mejor pensión en el futuro. Si un empleado mexicano destinara de manera voluntaria y obligatoria el 10% de su sueldo mensual para fines previsionales, más la aportación del patrón y del gobierno, su ahorro para el retiro podría garantizarle una pensión que le permitiera preservar su estilo de vida y su nivel de gasto durante su jubilación.

A pesar que el ahorro previsional voluntario es importante y necesario, llevarlo a cabo es una historia completamente diferente. Requiere que las personas tomen la decisión voluntaria de sacrificar parte de su ingreso actual para un futuro incierto, y para un sobre costo de administración también muy alto. Por un lado, significa decirle a la población que destine parte del ingreso que necesita para sobrevivir para una edad que está muy lejos todavía en llegar; y por otro también conlleva someterlo a recibir tasas de rendimientos muy inferiores que las tasas de los créditos que permiten la adquisición de bienes duraderos y que conforman el patrimonio de un individuo.

En segundo lugar, el sistema de comisiones puede ser tanto un castigo como un premio al ahorro voluntario. En Perú el sistema de comisiones original (tuvo un cambio en 2014) permite a quienes eligen mantenerlo un solo cobro por el importe aportado, mientras que el sistema mexicano lo cobra todos los cuatrimestres sobre el saldo ahorrado. Si un empleado peruano deja de laborar la administradora de su fondo de pensiones dejará también de cobrarle comisiones porque ya efectuó el cobro al momento de la aportación, razón por la que su fondo sólo tendrá pérdidas o ganancias (minusvalías o plusvalías) producto de la administración de activos en los que está invertido el fondo. En México, por el contrario, si un empleado deja de aportar -ya sea porque se vuelve dependiente económico, informal o emprendedor- su administradora de fondos para el retiro siempre le va a cobrar una comisión sobre el saldo. En este último esquema, si el rendimiento del fondo constantemente supera la inflación, más la comisión de la administradora, el aportante tendrá un rendimiento real efectivo, pero si el rendimiento del fondo no supera ni la inflación ni la comisión combinadas el ahorro tendrá una pérdida de valor, e incluso podría tender a hacerse insignificante en caso de una crisis económica prolongada. Por lo anterior, el ahorro voluntario es recomendable sólo para aquellos aportantes que siempre realicen aportes, voluntarios u obligatorios, al sistema; caso contrario, realizar aportes voluntarios es un sacrificio innecesario. Debido a que la población peruana no ha vivido los efectos negativos de la comisión sobre saldos ellos son muy críticos sobre su propio sistema de comisiones sobre flujo, el que es caro en el corto plazo, pero muy beneficioso y barato en el largo plazo.

El tercer punto que genera conflictos son las utilidades que obtienen las administradoras de fondos de pensiones o retiro, utilidades que siempre son grandes y exageradas, especialmente cuando nuestros fondos de pensiones tienen minusvalía. Ni las comisiones sobre saldo ni las comisiones sobre flujo incentivan a las administradoras de los fondos de pensiones para que tengan buenas gestiones. Muchas personas consideran que la comisión debe ser sobre los rendimientos netos de los fondos administrados, de esta manera una administradora eficaz y que brinda altos rendimientos a sus clientes debería tener mayores utilidades que otra que administra de manera ineficaz los fondos a su cargo. El problema radica en que esto funciona sólo cuando hay rendimientos positivos o plusvalías; pero cuando hemos tenido minusvalías generalizadas han sido por condiciones ajenas a las administradoras, y muchas veces por decisiones de política monetaria de los gobiernos. Por ejemplo, en Perú estos últimos meses las minusvalías han sido porque el Banco Central de Reserva del Perú subió su tasa de interés para frenar un aumento de la inflación en dicho país; y esta decisión impactó negativamente en el valor y el rendimiento de los fondos, por lo que no fue por culpa de las administradoras y no deberían verse perjudicas. En el mismo sentido, en los próximos meses, tan pronto la reserva federal de los Estados Unidos suba sus tasas de interés, todos los bancos centrales del mundo tendrán que hacer lo mismo y eso generará una minusvalía sistémica en todos los fondos de pensiones de cuentas individuales del mundo (los de México incluidos), con pérdidas ajenas a una mala administración de los fondos, sino por decisiones de política monetaria de los países. Entonces, las administradoras tendrán un poderoso y razonable argumento para objetar cualquier iniciativa que busque cobrar sobre rendimientos. Encontrar una solución requiere medidas creativas y solidarias en la distribución de las utilidades y la aplicación de las comisiones de las administradoras de fondos para el retiro, soluciones que podríamos analizar en otra columna. ¿Por qué los fondos de las administradoras de pensiones pierden valor cuando suben las tasas de interés? Porque los nuevos títulos de deuda de los gobiernos y empresas pagarán intereses más altos que los que están en poder de las administradoras y el mercado los penaliza por brindar menores rendimientos.

Es importante mencionar que la economía mundial tuvo serios reveses entre los años 2000 y 2010. Los sistemas privados de pensiones fueron diseñados bajo el supuesto que todos los bancos centrales de reserva pagaran un interés de referencia. Pero desde el ataque a las torres gemelas en 2001 la reserva federal de Estados Unidos, que sirve de referencia para la fijación de la tasa de interés de todos los bancos centrales del mundo, redujo sus tasas de interés hasta que en 2008 llegó al límite de endeudarse a una tasa de interés de casi cero por ciento, y al mantener esta política hasta la actualidad motivó que muchos inversionistas transfirieran sus fondos hacia mercados emergentes en la búsqueda de rendimientos atractivos. Lo que en el año 2015 hemos vivido con respecto a la volatilidad de los tipos de cambio y la depreciación o devaluación de muchas monedas se debe a la posibilidad real de que la reserva federal de Estados Unidos -por primera vez en muchos años- vuelva a ofrecer intereses por su propio financiamiento. Ante esta expectativa, los fondos que hace años salieron de Estados Unidos ahora desean regresar, excediendo de demanda de dólares a nivel mundial y generando tanto aumentos en los tipos de cambio como fuertes presiones para que los bancos centrales suban sus tasas de interés y estabilicen los tipos de cambio. Lo peor de todo es que esto que hemos vivido no es por una decisión de la reserva federal de nuestro vecino del norte, sino por la expectativa de su decisión ya que en los últimos 12 meses no han tomado acción alguna, y esperamos que a fines de año se tome la decisión que gatillará una cadena de eventos que concluirá en una minusvalía temporal de los fondos de pensiones de todo el mundo.

El cuarto punto a mencionar, y posiblemente más importante, es el aumento de la esperanza de vida de la población. En Perú ya se está discutiendo que la esperanza de vida de la población aumentó y activó las alarmas de que las pensiones individuales se van a acabar antes que muchos aportantes mueran; y ante esto la decisión más apropiada que han encontrado los reguladores es aumentar el número de meses de jubilación y reducir el pago mensual para jubilados, haciendo mucho más insuficiente el pago mensual de jubilación y generando malestar en su población ¿Qué tan probable es que una persona llegue a vivir 100 años? Es muy improbable, pero la posibilidad existe y es cada vez mayor, lo que obliga a aumentar el tiempo de pago de jubilación. A pesar que en México la esperanza de vida de la población subió cuatro años desde la implementación del actual sistema de ahorro para el retiro en 1997 (73 años) hasta el 2012 (77 años), esta nueva realidad no ha sido planteada abiertamente por el regulador, y si le sumamos que nuestro ahorro es insuficiente sólo por el pequeño aporte mensual que hacemos, entonces el resultado es más negativo de lo que pensamos. De manera individual, y aislada aún, el empresario Carlos Slim ha sugerido que las personas asalariadas trabajen menos tiempo semanal pero por más años para aumentar la edad del retiro. Esa es una solución matemáticamente viable para que nuestras pobres aportaciones alcancen para una mejor jubilación en un escenario donde vamos a vivir más, obtenemos pocos rendimientos y aparte tenemos una comisión cada vez más cara.

Para concluir, y como mencioné en mis columnas Rendimientos de cuentas individuales en Afores y La pobre calidad de la información que brindan las afores en este medio del 08 de octubre del 2013 y del 6 de abril del 2015 respectivamente, no debemos tomar decisiones apresuradas, por rumores y sólo con la información que nos llega de nuestras administradoras de pensiones. Esta información cuando la recibimos es incompleta, obsoleta e insuficiente para tomar decisiones oportunas. Yo recomiendo prestar menos atención a la información del rendimiento quinquenal de los estado de cuenta -que no sirve de mucho- y consultar la información estadística de la Consar y de las administradoras para analizar la tendencia del comportamiento mensual del rendimiento anual de las administradoras de fondos para el retiro. Consultar con varios expertos así como con clientes y empleados de otras administradoras antes de decidir también son otras buenas sugerencias. Mientras revisaba la información para esta columna noté que la administradora que encabeza la lista de mayores rendimientos quinquenales de la Consar ha obtenido rendimientos anuales por debajo del promedio del sistema en los tres últimos meses. Si esta tendencia se mantiene el indicador de rendimiento neto de la Consar tardaría muchos meses en mostrarlo y reajustar su ranking de administradoras por lo que hay que hacer uso de información complementaria reciente y oportuna. La Consar también resalta la idea que a menores comisiones mayores será el rendimiento que podrán obtener los aportantes, pero una administradora con una comisión por debajo del promedio está al final los rankings de rendimientos quinquenales de la Consar. La Consar como regulador sí brinda mucha información, sólo que hay que destinar tiempo para buscarla y estudiarla para poder tomar decisiones informadas, y no guiarnos por sus hermosas gráficas y tablas que hablan del pasado y no del presente. Cambiar de administradora no nos va a ayudar a tener una mejor pensión, y hacer ahorros voluntarios sólo nos garantiza una mayor pensión pero no que sea suficiente, y sólo si es que nos mantenemos formalmente empleados. Debemos prepararnos para retirarnos a una mayor edad, para cuidar nuestra salud y ser laboralmente atractivos y competitivos en el futuro frente a cambios tecnológicos, laborales y sociales que nos demandarán siempre nuevas actitudes, habilidades y destrezas para no ser desplazados por candidatos más jóvenes, más dinámicos, más ambiciosos y más baratos. Más que tomar esto como una realidad negativa tomémosla como una oportunidad para anticiparnos a los retos del futuro y prepararnos desde hoy.

William Steinwascher

william.henry@itesm.mx

@billsteinwa

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William Henry Steinwascher Sacio

 

Consultor en empresas familiares, y profesor de asignaturas en diferentes universidades de México a nivel posgrado y pregrado. Doctor y Maestro en Ciencias Administrativas en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, Maestro en Banca y Finanzas en la Universidad de Lima (Perú) y Licenciado en Administración en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (Perú). Sus áreas de consultoría e investigación se enfocan al desarrollo de estrategias empresariales y financieras, gobernabilidad corporativa y sucesión empresarial. Ha publicado artículos sobre sus áreas de interés académico en revistas arbitradas, y presentado artículos en congresos nacionales e internacionales. En su experiencia profesional ha desempeñado funciones de Desarrollo de Negocios, Planeación Estratégica, Inteligencia Comercial y Administración de Ventas en instituciones de educación superior  y en empresas de servicios medioambientales, construcción, telecomunicaciones  y autotransporte. En su experiencia académica ha impartido clases de estrategia, finanzas, emprendimiento y gestión a nivel licenciatura, maestría y doctorado desde el año 2009.