Inseguridad y carencia económica

  • Lilia Vásquez Calderón
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El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su informe regional de desarrollo humano 2013-2014. Seguridad ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina, señala los siguientes datos:

  • América Latina muestra hoy en día economías más fuertes e integradas, menos pobreza, democracias más consolidadas, así como Estados que han asumido mayores responsabilidades en la protección social.
  •  Pero, el flanco débil de la región es la violencia, el crimen y la inseguridad. En la última década la región ha sufrido una epidemia de violencia, acompañada por el crecimiento y difusión de los delitos, así como por el aumento del temor entre los ciudadanos.
  • Entre 2000 y 2010 la tasa de homicidios de la región creció 11%, mientras que en la mayoría de las regiones del mundo descendió o se estabilizó. 
  • En una década han muerto más de 1 millón de personas en Latinoamérica y el Caribe por causa de la violencia criminal.
  • Por otra parte, considerando los países para los cuales se cuenta con información, los robos se han casi triplicado en los últimos 25 años.
  • Y, en un día típico, en América Latina 460 personas sufren las consecuencias de la violencia sexual; la mayoría son mujeres.
  • La violencia y el delito dañan directamente el núcleo básico de derechos que están en la base del desarrollo humano: la vid, la integridad física y material de las personas.

Aunque la economía, la democracia y la protección tiende a desarrollarse poco se puede lograr en un país, si el índice de inseguridad, violencia y crimen se incrementa, lo cual deriva en el ciudadano común que se encuentra en un permanente estado de vulnerabilidad, que vive en constante zozobra y angustia, con desconfianza permanente de todo y todos,  predispuesto a protegerse, desarrollando un temor cotidiano en su existencia. En palabras de Eduardo Galeano se desarrolla un miedo global de vivir y morir. Sabemos que si algo daña al ser humano es la pérdida de seguridad y confianza en sí mismo.

Siguiendo con las cifras el incremento de la violencia, crimen e inseguridad se explica por:

  • Tener una estructura económica que condiciona un crecimiento sin calidad y centrado en el consumo.
  • Una movilidad social insuficiente , que genera incluso un “delito aspiracional”
  • Una deserción escolar alta, en México 5 mil niños dejan las aulas todos los días (según datos recientes del Instituto Nacional para la Evaluación de la educación).
  • Un crecimiento urbano acelerado.
  • Falta de capacidad en los estados en materia de procuración de justicia.

Sumado a lo anterior los cambios en la instituciones sociales y los vínculos comunitarios con la familia, la escuela y la comunidad han perdido fuerza como cohesionadores que permitían y garantizaban la convivencia positiva, lo cual ha generado formas de organización distorsionadas por el temor y la desconfianza, entre ellas la “justicia por propia mano”, así como el apoyo a las “políticas de mano dura” aunado a la existencia de familias monoparentales y al acceso a facilitadores como armas, droga y alcohol. Entre los principales ilícitos  encontramos: delito callejero, delincuencia organizada, violencia por y contra los jóvenes, violencia de género, y la ejercida en forma ilegal por actores estatales y la corrupción.

La situación de América Latina debe ser considerada desde una óptica preventiva, desarrollando políticas sociales que atiendan en forma continua y eficaz la seguridad ciudadana con rostro humano.  México lo debe tener presente, ya que es entrada y salida de la migración de centro y sudamérica, así como de Estados Unidos, la pervivencia del narcotráfico, la ausencia del estado de derecho en varios regiones de nuestro país puede generar un reclamo social que trascienda, buscar la protección y justicia por propia mano, no es algo ajeno. Por el ello el gobierno federal, estatal y municipal debe estar atento a las demandas sociales de no ser así el México bronco, herido, mancillado y mutilado cobrará vida y arrebatará lo que por derecho le corresponde. Inseguridad y carencia  económica es un binomio nada recomendable para nuestro país.

Correo: liliasilvia@yahoo.com

Face book: Lilia Silvia Vázquez

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Lilia Vásquez Calderón

Lilia Silvia Vásquez Calderón, Licenciada en psicología, maestra en derecho.

Coordinadora Académica del posgrado del  Centro de Ciencias Jurídicas de Puebla (CCJP)

Docente jubilada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, BUAP.